Ser madre nunca ha sido fácil. Los hijos casi siempre son inoportunos y llegan para desbaratar y poner patas arriba nuestra planificada vida personal y profesional y, por supuesto, tirar por la borda años de régimen y gimnasio. Convivir con una criatura dependiente hasta el extremo y que nos necesita tantísimo no es fácil, por mucho amor que se ponga en ello. Pero, en el supuesto de mujeres con dificultades económicas, la maternidad se convierte no ya en un asunto de prioridades, sino en una absoluta heroicidad.
Hoy, a todas las dificultades y sacrificios que implica ser madre, debemos añadir el absoluto desprestigio social al que está sometida la maternidad, así como la ausencia de medidas razonables para hacer posible la integración de la vida familiar y laboral.
Con este panorama, resulta gratificante leer el último libro de María Calvo, Orgullo de ser madre (Rialp). María Calvo nos invita a reflexionar sobre la maternidad en el contexto actual, donde ser madre es un desafío que va más allá de la crianza y se convierte en un acto de transformación social. Me recuerda las palabras de Juan Pablo II: que la mujer es humanizadora de la sociedad.
A pesar de todas las dificultades para ser madres, la realidad es que son muchas las mujeres, algunas en circunstancias profundamente traumáticas y en una soledad absoluta, las que deciden seguir adelante con un embarazo “no deseado”. En estos casos, el amor supera el miedo y la inseguridad. Para estas mujeres valientes, la comprensión social y la ayuda por parte del poder público es prácticamente inexistente.
Sin embargo, la maternidad es también -afirma María Calvo- la experiencia más apasionante y gratificante para una mujer. Esto se repite a lo largo del libro con distintos enfoques.
Me ha encantado esta frase: Nada te prepara para ser madre, pero ser madre te prepara para todo. Por eso la sociedad debería ser capaz de valorar las virtudes y aptitudes que desarrolla una mujer cuando ha traído vida al mundo, todas ellas altamente útiles y beneficiosas para el ámbito laboral, profesional y social.
Me gusta decir que ser madre es un plus en el currículo de una mujer, que las empresas no suelen valorar. Ser madre favorece la flexibilidad; imaginación; intuición; cooperación; expresividad emocional; empatía; paciencia; afectividad; consenso; pragmatismo; capacidad de improvisación; visión contextual; magnífica gestión del tiempo, son algunas de las habilidades sociales innatas de la mujer —casi todas acentuadas o fortalecidas por la maternidad— que, según los expertos, serán un valor en alza prácticamente en todos los sectores de la economía actual. Un hijo es un regalo para su madre. Pero una madre es un regalo para toda la sociedad.l
La sociedad debería ser capaz de valorar las virtudes y aptitudes que desarrolla una mujer cuando ha traído vida al mundo, todas ellas altamente útiles y beneficiosas para el ámbito laboral, profesional y social.
Necesitamos una sociedad orgullosa de sus madres. Que con medidas imaginativas les permita seguir integradas en el mundo laboral y profesional, sin angustias y ansiedad permanente; que haga posible ser madre y profesional o trabajadora sin que ello implique cronificar el agotamiento. Que valore su generosidad, esfuerzo y sacrificio, pero que sea al mismo tiempo capaz de transmitir la belleza de la maternidad y su inmenso valor; dando a las mujeres que han sido madres todo el apoyo, comprensión, reconocimiento y valoración que merecen, porque el aporte social que hacen estas mujeres valientes y aventureras tiene un valor absolutamente incalculable.
Otra idea que se repite a lo largo del libro es que “necesitamos “maternizar” esta sociedad tan erosionada. Este cambio solo puede venir originado por las mujeres”. Pero, para ello es imprescindible que sean conscientes del privilegio o gran potencial de su naturaleza «que irradia maternidad», y que generosamente vuelvan a amar la vida y a amarse a sí mismas. La fuerza moral de una mujer que ama posee una enorme energía sanadora, así como una belleza y una potencia inconmensurables, capaces de humanizar el mundo; devolverle la dignidad de lo misterioso, lo bello, lo sublime.
En esta tarea, la familia constituye un elemento imprescindible. Una familia siempre imperfecta, pero en la que es más sencillo enfrentar la adversidad y en la que encontraremos el norte, la roca, el puerto, el campamento base en el que descansar y recuperar esa fuerza que solo el amor sincero puede darnos, sean cuales sean las dificultades de la vida.
La fuerza moral de una mujer que ama posee una enorme energía sanadora, así como una belleza y una potencia inconmensurables, capaces de humanizar el mundo; devolverle la dignidad de lo misterioso, lo bello, lo sublime.
En definitiva, el libro analiza la maternidad no solo como una experiencia personal, sino como un pilar fundamental para la sociedad. Se insiste en que se trata de convertir la ‘culpa’ de ser madre en ‘orgullo’, instando a las mujeres a amarse a sí mismas y a amar la vida.
“Orgullo de Madre” es un canto a la vida y a la feminidad, una obra que empodera a la mujer en su rol más natural y trascendental. María Calvo nos ofrece un mensaje de esperanza y fortaleza, recordándonos que la maternidad es una vocación que enriquece no solo a la familia sino a toda la sociedad, donde la figura de la madre es esencial para inculcar valores y principios sólidos en las nuevas generaciones.
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