Talita Carrenques llegó y tras cambiarse de ropa, se dirigió directamente a la cueva. Hizo un gesto de saludo a Telma
—¡Ya he llegado!
Bajo el brazo llevaba unos papeles, la famosa cláusula fundacional, la llave para poner en marcha su plan de rescate.
Telma hizo señales a los invitados al bajar del helicóptero. Moviendo los brazos con fuerza les metía prisa. No se cortaba, sabía quiénes eran Paco Dávila, Carles Contreras y Sáulo Candal. Tres personalidades relevantes del panorama político español.
Rápidamente accedieron a un túnel.
— Por fín-les dijo Telma-. Sean bienvenidos. Lamento sinceramente haberles metido prisa. Extremamos la precaución por seguridad, nadie debe saber que Uds. están aquí. Síganme por favor, la Sra. Carrenques les espera.
Los tres, -camuflados de deportistas-, mostraban sorpresa, alguno preocupación, andaba perdido con tanta parafernalia. Bajaron unas escaleras y el túnel comunicaba con una cueva subterránea, el olor a mar era intenso. Al fondo vislumbraban una figura de mujer, era Talita y tras ella, una especie de barco o algo como salido de una novela de Julio Verne, ¡un mini submarino! ¡No daban crédito!
Una reunión bajo el agua
Talita, toda de blanco, les dio la bienvenida.
— Gracias por aceptar caballeros. Imagino que aún estarán sorprendidos por un traslado tan secreto. Pronto entenderán porqué les he convocado. Síganme, no tengan miedo este juguete submarino es una delicia... ¿Alguno padece claustrofobia? -Negaron con la cabeza- — Bien, estupendo, no tengan miedo
Subieron al submarino y escucharon un suave ‘clinch’ al cerrarse la cápsula superior. El motor arrancó, apenas perceptible . Paco, nervioso buscaba el cinturón de seguridad. Talita le dijo que no hacía falta, les preguntó si estaban cómodos.
Carles rompió el hielo:
— Señora Carrenques, le confieso que me intriga con esta reunión... Creo que es de las cosas más inimaginables que me han ocurrido — Los otros dos asentían.
Lo cierto es que los tres estaban cortados, Talita Carrenques era una mujer con magnetismo. Carismática, de facciones fuertes y bien armonizadas, una mujer muy española, sus rizos le daban un aire desenfadado, bastante atractiva para su edad, rondaría los sesenta y tantos. Ni gorda, ni flaca, alta y corpulenta. Ella les sonreía.
Bajaron 10 metros y Talita dejó que se relajaran mirando al fondo submarino, los peces, el colorido, las rocas, las plantas, todo era silencio en aquel universo marino.
Cada uno, al lado de su asiento, contaba con un kit espléndido de refrescos, aperitivos, bocaditos, dulce y salado. Anfitriona perfecta. Cuando vio que la tensión bajó de nivel y tras comentar anécdotas del viaje a San Simón, ella se puso seria y comenzó a narrarles todo lo vivido desde Saransk.
Ellos escuchaban sin interrumpirla, como si su cerebro fuera grabando todo.
Les contó que gracias a Doménico, el Jefe de Seguridad del Vaticano, pudo confirmar que ‘Lacach’ era efectivamente un agente del CNI, y que lo más probable era que si aquel Sr. Vidalvez (Lacach) asesinado en Saransk había puesto un secreto tan grande en sus manos, la razón era obvia, era la Presidenta del Real Madrid.
Una mujer empresaria e influyente pero ajena a la política, con fácil acceso al Rey. Ella, les confesó que pasó un tiempo sin saber si podía creer aquello, pero el asesinato de Vidálvez fue determinante.
Doménico apostó al 90 % que el mensaje era auténtico y el único modo de averiguarlo era viendo al Rey en privado, sin dar parte a nadie, ni del CNI, ni del Gobierno recién formado del presidente Gálvez – Aviador.
Lógicamente el Rey debía ser informado. Aún sabiendo que él poco podría hacer salvo confiar en ser defendido, no su persona, pero sí lo que representaba. Además, su prestigio internacional era indiscutible. Desde ese punto de vista, Talita albergaba esperanza.
Una llamada
En Pontevedra quedaban pocos teléfonos públicos. Un hombre joven entra en un hotel y pidió usar una de las cabinas.
— Buenas tardes, ¿Diario El Reservado? Por favor, quisiera hablar con el señor Julio Capote. Bien, gracias. Espero — ¿Diga? Aquí Julio Capote, ¿con quién hablo? — Buenas tardes Sr. Capote, mire no puedo decirle mi nombre, le llamo porque tengo unas imágenes que podrían ser de su interés. No son de muy buena calidad... — ¿De qué se trata? — Verá, por teléfono no puedo decírselo, no quiero correr riesgos. ¿Hay alguna forma de comunicarme con usted en persona? Ahora mismo estoy fuera de Madrid, pero esta noche llego. — Oiga, si no me dice su nombre, ni el contenido, no le conozco de nada ¿Cómo puedo fiarme? Dígame al menos algo. El hombre silenciaba, se le oía respirar, el periodista captaba el nerviosismo. — Mire le noto nervioso, si no lo tiene claro. Lo dejamos y me localiza en otro momento. — No, no, escuche, yo no sé qué ocurre pero algo se está cociendo ¿Es normal para usted que Dávila, Contreras y Candál se reúnan en un hangar? El periodista cerró el puño y para sí dijo ¡Bingo! — Si usted quiere podemos quedar esta noche y veo el material... ¿Le parece bien a las 22:30 en el Pub 'La mano negra' en Alonso Martínez, ¿lo conoce? — No, pero no será difícil. Bien, allí nos vemos. Buenas tardes
Una acalorada discusión
Tras la narración de la Sra. Carrenques se hizo un silencio… tenso.
— Señores, ¿alguna pregunta?
Saulo fue el primero en abordarla
— Sra. Carrenques, lo que nos cuenta cuadra. Parece todo un poco abrumador e inesperado, pero sí, cuadra. Además, no sé si sabrá usted de los barcos rusos apostados en Ceuta, Melilla y Valencia desde hace días. Nadie entiende el porqué el Gobierno les ha dado autorización para repostar; viola claramente las sanciones impuestas por la Unión Europea y EE.UU meses atrás. Hasta donde sabemos hay más de 14.000 personas en esos barcos.
Carles, le interrumpe
— ¿Por qué das por hecho que Rusia está detrás?
— No,-replicó Saulo-, no digo que sea Rusia, pero tras lo que nos ha contado la Sra. Carrenques, el contenido de la nota, su reunión con el Rey, veo movimientos sospechosos que me ponen alerta. A lo mejor no es Rusia, no lo sabemos, pero sí nos consta que existen unos buques atracados en nuestras costas con miles de personas a bordo. Y eso casa con ayudar desde fuera a una revuelta popular contra el Rey durante los festejos por la Constitución.
Paco, callado hasta ese momento entra en juego
— Vamos a ver, ¿alguien se fía de este Gobierno? ¿Qué vemos hasta la fecha? Lo que todos sabemos. Ni siquiera hay que pensar que quien mueve los hilos desde fuera quiera algo a cambio con España. No, esto sería una pieza más, algún tipo de interés para desestabilizar a Europa y el mercado. España es crucial, y se sabe.
Todos asentían.
— Además, hace dos días la última ‘sorpresa’ del Gobierno: «valorando positivamente un referéndum en Cataluña para resolver el conflicto»,-con mucha sorna en su tono- Y… ahora que lo pienso, lo cierto es que tanto viajecito del presidente Gálvez – Aviador mosquean, no están ni justificados, ni la mayoría previstos en la agenda gubernamental anterior. Huele a rancio, yo, la verdad pensaba que era marketing, lo único real que este Gálvez realiza…
— Pero Sra. Carrenques, ¿qué quiere de nosotros?
Talita tomó la palabra
— Señores, antes de decirles qué espero yo de ustedes, escúchenme. Y luego valoren.
La fecha clave: 1 de diciembre
— Sé que para el 1 de diciembre han organizado una movilización masiva para pedir Elecciones Generales a este Gobierno. Sé que ustedes aún están divididos, no terminan de determinarse a unirse contra una causa común: España.
¿Qué puedo hacer yo? Como Talita Carrenques nada, pero como Presidenta del Real Madrid, sí.
Al escuchar esto, los tres se removieron en sus asientos.
— Señores, yo estoy dispuesta a paralizar la liga de fútbol española y el campeonato europeo, si es necesario, para llamar la atención internacional y bloquear cualquier rebelión contra España y contra el Rey. Para ello haría un anuncio de unirnos a la movilización el día 1, de momento, jugando el partido a puerta cerrada. Imaginarán ustedes la movida que tendré con los socios, prensa, FEF, etc.
La cláusula fundacional de 1903
He descubierto una cláusula muy curiosa de los Estatutos fundacionales del Real Madrid, allá por 1903. Algo que nadie se ha molestado en modificar en más de un siglo de vida. En esa cláusula, se especifica que dado que este Club lleva en su escudo la Corona Real, siempre la defenderá y prodigaría por los campos de España y del mundo entero.
Aquí viene lo mejor, leo: El Presidente de esta entidad podrá clausurar temporal o parcialmente la actividad del Club, siempre y cuando cuente por unanimidad con los votos de la Junta directiva, y por causas justificadas, por su gravedad, respondiendo ante Dios y su conciencia de sus actos.», fin de la cita.
Carles se lleva las manos a la cabeza y casi gritando
— ¿Pero qué pretende usted Sra. Carrenques? ¿Parar la liga, el fútbol europeo? ¿Cerrar el estadio? ¿Que no haya partidos?
Contreras se puso nervioso le hizo estas preguntas poniéndose algo agresivo. Los otros dos le calmaban. Carles resoplaba
— Pero eso puede costarle a usted y a España infinidad de críticas y rechazo de toda la prensa internacional, y de los Gobiernos… ¡No, no, no lo veo, señora, no lo veo!
Paco, más comedido, dijo que aún debía reflexionar, pero que si ella daba un paso así, realmente sería una bomba que haría enmudecer a todo el mundo.
— ¿No que el Barça había hecho política independentista durante años con la benevolencia de todos? ¿Por qué el Real Madrid, ahora, no va a poder hacer uso de su poderío mediático ante una amenaza nacional?
Señores, yo estoy dispuesta a unirme a ustedes, a influir para que otros equipos hagan lo mismo, en toda España. ¿Y ustedes?
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