Catherine L’Ecuyer es canadiense, afincada en Barcelona y madre de 4 hijos. Además es máster por IESE Business School y máster Europeo Oficial de Investigación. En Canadá ha trabajado como Senior Council en una empresa de telecomunicación. En España ha dado clases en la universidad y ha sido consultora en diversas empresas como Abertis y Pepsi. La revista suiza Frontiers in Human Neuroscience publicó el artículo, The Wonder Approach To Learning, que convierte su tesis en una nueva hipótesis / teoría de aprendizaje. Colabora actualmente con el grupo de investigación Mente-Cerebro de la Universidad de Navarra y con Radio Nacional Española. Su blog (apegoasombro), lleva más de medio millón de visitas. En 2015, recibió el Premio Pajarita de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes por promocionar la cultura del juego en los medios de comunicación y fue invitada como ponente ante la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados de España.
Es autora de Educar en el asombro (18ª edición), bestseller educativo de los últimos años según la revista Magisterio, y de Educar en la realidad (4ª edición), sobre el uso de las nuevas tecnologías en la infancia y en la adolescencia.
WE.-La sobreestimulación a la que estamos sometidos en la realidad actual es un hecho. Niños y mayores estamos sometidos a una cantidad de información y estímulos visuales que no dejan quieta la mente y dificultan la capacidad de asombro. ¿Qué consecuencias tiene esto en los niños?
Catherine L.-Hay muchas, solo hablaré de tres. La impulsividad, la dificultad para adaptarse a la realidad y la pérdida del sentido de relevancia.
Los niños tienen un deseo de conocer que nace en ellos, cuando entran en contacto con la realidad. Cuando el ritmo de la realidad es extremadamente rápido, más de lo que ellos pueden asimilar e interiorizar desde el deseo interno, entonces dejan de desear y pasan a depender de esa fuente de estímulos externos. La consecuencia lógica es que la realidad (que es lenta) aburre al niño, todo le parece demasiado lento y costoso. Costoso, porque ha de esforzarse y no quiere, está acostumbrado a tenerlo todo masticado y de inmediato. Ese niño difícilmente podrá controlar sus impulsos, porque el locus de control es externo. Recordemos que su deseo se adormeció ante la fuente de estímulos (pantalla, videojuego, consumismo frenético, métodos educativos que bombardean con información, etc.) que pasó a coger las riendas ante su mirada pasiva. El siguiente paso es la pérdida del sentido de relevancia. Ante un bombardeo de estímulos, el niño pierde la capacidad de filtrar la información en base a su relevancia. Se convierte en una “enamorado de la irrelevancia”.
WE.-Una vez perdida, ¿es posible volver a recuperar esta capacidad? ¿cómo?
CL.-Creo que sí. El cerebro es plástico, para lo malo y también para lo bueno. Se trata de bajar el ritmo y de reconectar con la realidad, dejándose medir por ella. ¿Cómo se hace eso? De eso trato en mi libro. Ofreciendo al niño estímulos que se armonizan con sus ritmos interiores, con las etapas de su infancia, a través del misterio, de la naturaleza, de la belleza…
WE.- La adolescencia llega cada vez antes ¿Cuales son los principales factores que hacen que pase esto? ¿ Cómo afecta a la personalidad de un niños quemar etapas antes de tiempo?
CL.-Asombrarse es “no dar nada por supuesto”, tener una actitud de agradecimiento ante la vida porque uno ve todo como un regalo. El adelanto de la adolescencia se debe a que acortemos cada vez más la infancia, porque dejamos de dar importancia a lo que le es propio. ¿Qué puede contribuir a acortar la infancia? Vestir al niño como si tuviese 10 años más, darle un móvil o un Smartphone, dejarle ver contenidos audivisuales que no se armonizan con sus ritmos, etc. Un niño que no ha vivido su infancia es un niño que está de vuelta de todo, que no se sorprende ante nada. En vez de asombro, encontramos cinismo. Es una verdadera pena que eso ocurra. La infancia ha de vivirse cuando toca. Si no, es como la varicela, se acaba pasando más adelante y es más grave. Por eso vemos tanto infantilismo entre los adolescentes. La infancia no es una tontería, es una etapa imprescindible en el camino de la madurez humana.
WE.- Educar en el asombro implica necesariamente que el maestro tenga también esa capacidad de asombro, de descubrir la belleza y entusiasmar al alumno. Hablemos de esto. ¿profesión o vocación?
CL.-Primero vocación y después profesión. Los niños solo se asombran en compañía de un adulto que se asombra con ellos. El primer factor en la educación en el asombro es el principal cuidador, que sea madre, padre o maestro. Es una grandísima responsabilidad.
«Los niños no han de hacer todo lo que quieren, sino que han de querer hacer todo lo que hacen.»
WE.-El método Montessori se ideó a finales del siglo XIX y sigue siendo de actualidad, ¿Qué opinas de él?
CL.- María Montessori decía que su método no era método. Se refería a que la educación no consiste en ejecutar una serie de pautas, sino que consiste en ver al niño, tal como es. La pedagogía montessoriana, por lo menos en la etapa infantil, es de las más acertadas, porque parte de un concepto de la libertad que es muy equilibrado y que podríamos resumir en la siguiente frase: Los niños no han de hacer todo lo que quieren, sino que han de querer hacer todo lo que hacen. Ese es el equilibrio que no encontramos ni en la educación mecanicista, ni en la educación que propone un constructismo salvaje. La educación montessoriana empieza desde la realidad y parte de la experiencia a través de los sentidos (por lo menos antes de los 6 años). Ese es otro equilibrio que no encontramos en la educación más tradicional en la educación infantil y que fuerza al niño a aprender conceptos abstractos y a memorizarlos, o en la educación más constructivista (que lleva al niño en un mundo imaginario demasiadas veces desconectado de la realidad). Montessori es un genio. Pero como matiza tanto, es lógico que muy poca gente la entienda y la malinterpreta sacando sus textos fuera del contexto. Los genios no son personas fáciles de comprender.
WE.- Los ordenadores y tabletas están cada vez más introducidos en las aulas, y los colegios lo venden como distintivos de modernidad e incluso educación de mayor calidad. ¿Qué opinas de esto?
CL.– Yo no opino nada (jeje), cito estudios. Hoy por hoy no hay conjunto de estudios que diga que eso traiga beneficios. Algunos estudios puntuales que dicen que algunos maestros “opinan” que motiva a los niños, o algunos alumnos que “opinan” que eso les ayuda en el aprendizaje. Pero no hay medición seria que nos lleve a la conclusión de que eso conlleva beneficios. Por lo contrario, todo indica que hay muchas desventajas (adicción, pérdida del sentido de relevancia, impulsividad, distracción, etc.). Todos tenemos derechos a nuestras opiniones, pero no a nuestros hechos.
WE.–¿Como definirías la educación?
CL.-La búsqueda de la perfección de la que es capaz nuestra naturaleza. Muchos problemas en la educación vienen por buscar más, otros por buscar menos. Si contempláramos nuestra naturaleza como el punto de partida de la educación, las cosas cambiarían a mejor.
WE.–Eres madre de cuatro niños y también investigas en la universidad entre otras cosas. ¿qué te ha aportado ser madre a tu profesión?
CL.-Primero soy madre, después trabajo. Ese orden lo tengo clarísimo. No es que haya aportado “algo” a mi profesión, sino que es lo que “soy”, madre. Y eso, lo llevo conmigo siempre, en todo lo que hago. En mi forma de ser, de pensar, de trabajar.
WE.-En un mundo de cada vez más oportunidades para la mujer, en el que se reivindica cada vez más su lugar en el mundo laboral, la conciliación real y eficaz es la asignatura pendiente. Has dicho en alguna ocasión que los beneficiados son los hijos, no las mujeres y estoy totalmente de acuerdo. ¿Cuál es tu aportación en la forma de resolverlo?
CL.– Para mí, el tema de la conciliación en España es un misterio. ¿Cómo puede ser que llevemos décadas hablando del tema, todo el mundo está de acuerdo en que es una prioridad, y nadie pone los medios para mejorar el asunto? Es tan sencillo como cambiar el horario laboral y ajustarlo al resto del mundo. No entiendo por qué nos conformamos con escuchar debates entre dos candidatos para la presidencia del gobierno de España que están de acuerdo en que esa es una prioridad, y luego no hacen nada y nos quedamos todos callados. Yo creo que deberíamos inundar las calles tocando la flauta y el tambor para que nos oigan. Y si no lo hacemos, pues tenemos lo que nos merecemos, francamente.
WE.–¿Crees que las mujeres aportamos algo específico a la sociedad?
CL.-Por supuesto. Por mucho que digan lo contrario (ahora se he puesto de moda decir que somos iguales, en el sentido de idénticos), creo que el sentido común nos dice que no es así. Sin entrar en estereotipos, creo que hay ciertas cualidades que son más femeninas que masculinas. Pero no se trata de introducirlas con calzador, desde lobbyings y con tono de queja. Es tan sencillo como ser sincera con uno misma, y sin complejo. Hay mujeres que para tener éxito, se dedican a imitar a los hombres que tienen éxito. Eso es absurdo y no ayuda en absoluto a lo que ellas mismas llaman “la causa de la mujer”.
WE.–Una recomendación para padres, y otra para profesores ….
CL.-Ralentizar el ritmo y aprender a disfrutar del momento. Filtrar el estrés para que no llegue a los pequeños. Parar y mirarles a los ojos. Regalar una mirada no solo es acoger al otro, sino que es darse uno mismo al otro. No hay nada más radicalmente bello que eso.