Tantas veces nos remitimos a los derechos…, todo son derechos y exigencias, incluso buscamos derechos que no son derechos sobre libertades manipuladas… confundiendo así, muchas veces, el significado de esta palabra. Pero cuando leemos la Declaración de Naciones Unidas creyendo que hemos avanzado, nos damos cuenta de que todavía no hemos conseguido proteger los más básicos. Vamos a destacar dos artículos de la misma:
Artículo 2.
- Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Artículo 18.
- Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Muchas de estas cuestiones carecen de protección en muchos países, pero nuestro interés se centra en esta ocasión en las religiones, en todas. La preocupación surge por lo que se ve todos los días en las noticias, si bien es cierto que los datos que aporta el reciente Informe sobre la Libertad religiosa en el mundo realizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada para el período que abarca desde octubre del año 2012 hasta junio del año 2014 son francamente alarmantes, si además tenemos en cuenta que esta situación ha empeorado desde entonces.
Su objeto de estudio es la libertad religiosa en general, libertad amparada por el derecho a elegir libremente la religión y profesarla sin restricciones, más que las que presenta cualquier convivencia cuyo fundamento sea el respeto al prójimo. Los acontecimiento, sin embargo, nos llevan a reconocer que no esa así, a veces por culpa de religiones mal dirigidas, de regímenes políticos autoritarios y otras debido a imposiciones que se autodenominan laicistas pero que no lo son, toda vez que intentar anular ese derecho y ejercicio de libertad personal.
En casi todos los países en los que hemos registrado algún cambio en la situación y en las condiciones de las minorías religiosas, este cambio ha sido a peor. Unas veces, el deterioro está causado por la discriminación legal o constitucional; otras, se relaciona con la hostilidad sectaria, a menudo con tensiones raciales y tribales. En algunos casos, implica que hay un grupo religioso que oprime (o incluso intenta eliminar) a otro. En otros, un Estado autoritario trata de restringir las actividades de un grupo religioso concreto. En los países occidentales está apareciendo una tensión religiosa provocada por el reciente fenómeno del ateísmo, el secularismo liberal y la rápida influencia de los inmigrantes o refugiados por motivos económicos, que tienen una religión y una cultura enormemente diferente de la del país de acogida.
Las concusiones general del informe han sido las siguientes:
- Se ha detectado que el derecho a la libertad religiosa se vulnera de forma significativa (vulneración “alta” o “media”) en 82 de los 196 países del mundo (el 42%) o que se está deteriorando.
- Atendiendo a una serie de cuestiones relacionadas con la libertad religiosa, otros 35 países (el 18%) se han clasificado en la categoría de “preocupante”, pero sin deterioro de la situación.
- La situación de la libertad religiosa en los 80 países restantes (el 41%) no es preocupante. El Informe no ha descubierto en estos países violaciones habituales o sistemáticas de la libertad religiosa.
- En la mayor parte de los lugares en los que la situación de la libertad religiosa ha sufrido algún cambio se ha tratado de un empeoramiento. De los 196 países analizados, solo seis han mejorado. El deterioro de la situación se ha registrado en 55 países (el 28%).
- Incluso 4 de los 6 países en los que se ha observado cierta mejoría (Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Cuba y Qatar) siguen clasificados como lugares de persecución “alta” o “media”. Zimbabue y Taiwán entran en las categorías “preocupante” y “baja” respectivamente.
- En total, la falta de libertad religiosa hace que 20 países estén clasificados en la categoría de “alta”.
- De ellos, 14 sufren persecución religiosa ligada al islam extremista. Se trata de: Afganistán, Arabia Saudí, Egipto, Irán, Iraq, Libia, Maldivas, Nigeria, Paquistán, República Centroafricana, Somalia, Siria, Sudán y Yemen.
- En los 6 países restantes, la persecución religiosa está ligada a regímenes autoritarios. ce trata de: Azerbaiyán, China, Corea del Norte, Eritrea, Birmania (Myanmar) y Uzbekistán.
Hemos percibido cambios en 61 de los 196 países estudiados en este informe, de hecho todos los países del mundo. Solo en seis países hemos registrado una mejoría en la situación de las minorías religiosas. En los 55 países restantes hemos visto un cambio a peor. Esto significa que en casi el 30% de los países analizados la situación de las comunidades de creyentes ha sufrido un “deterioro profundo” o un “deterioro” en el período objeto de este estudio.
Por tanto, todo esto se concreta en los puntos siguientes:
- En el período estudiado, la libertad religiosa mundial ha entrado en una época de grave deterioro.
- Los titulares de los medios de comunicación muestran una creciente tendencia a la persecución dirigida a marginar a las comunidades religiosas, impresión avalada por esta investigación.
- En la lista de Estados con las violaciones más graves de la libertad religiosa predominan los países musulmanes.
- La libertad religiosa se está reduciendo en los países occidentales, predominantemente cristianos por razones históricas. Dos factores explican esta circunstancia. En primer lugar, existe un desacuerdo sobre el papel que debe representar la religión en la “vida pública”. En segundo lugar, la apertura a la libertad religiosa está amenazada por la creciente preocupación social por el extremismo.
- Los cristianos siguen siendo la minoría religiosa más perseguida, debido en parte a su amplia difusión geográfica y a su elevado porcentaje. No obstante, también los musulmanes sufren un alto grado de persecución y discriminación, tanto a manos de otros musulmanes como de Gobiernos autoritarios.
- Los judíos de Europa Occidental sufren violencia y otros malos tratos que normalmente son de baja intensidad. Sin embargo, este tipo de problemas ha aumentado, provocando una mayor emigración hacia Israel.
- Se han encontrado algunas manifestaciones positivas de cooperación religiosa, pero con frecuencia son el resultado de iniciativas locales no de un avance a nivel nacional.
- La persecución de las minorías religiosas presentes desde antiguo y el surgimiento de Estados monoconfesionales están provocando desplazamientos de grandes cantidades de población lo que ha llevado a una crisis internacional de refugiados.
- Los países de Europa Occidental, que hasta hace poco eran mayoritariamente cristianos y racialmente homogéneos, se parecen cada vez más a las sociedades multiconfesionales y variadas de Oriente Medio. Este hecho está generando tensiones, tanto políticas como sociales.
- El incremento del “analfabetismo religioso” entre los legisladores occidentales y los medios de comunicación internacionales está obstaculizando el diálogo productivo y la formulación de políticas eficaces.
- En conclusión, para revertir las alarmantes tendencias descubiertas en este Informe, la responsabilidad de luchar contra la violencia y la persecución reside, en primer lugar y sobre todo, en las propias comunidades religiosas. Cada vez es más urgente la necesidad de que todos los líderes religiosos proclamen alto y claro su oposición a la violencia por motivos religiosos y de que reafirmen su apoyo a la tolerancia religiosa.
En aquellos lugares donde se han obtenido resultados positivos éstos se han debido, con frecuencia, a iniciativas locales más que a un progreso a nivel nacional.
No podríamos cerrar este artículo sin plasmar el testimonio de PAUL JACOB BHATTI, antiguo ministro federal de Armonía Nacional y Asuntos de las Minorías en Pakistán, que en el Informe hace las veces de prólogo:
“La causa de la libertad religiosa cambió mi vida y la de mi familia para siempre. Una lluviosa mañana, la del 2 de marzo de 2011, mi hermano Shahbaz Clement Bhatti, entonces ministro federal de Pakistán para las Minorías, fue asesinado a plena luz del día. Su decisión de acabar con todo tipo de injusticia y de proteger a las comunidades oprimidas y marginadas le costó la vida. Cuando mataron a Shahbaz tuve que elegir entre seguir viviendo en Italia como hasta entonces o recoger el testigo dejado por mi hermano y continuar la tarea que él se había impuesto. Mi conciencia no me permitió tener la más mínima duda; creo que Dios me dirigió para que continúe con su visión y su misión, protegiendo a aquellos cuyos derechos humanos básicos son violados a causa de la discriminación, el extremismo y el odio religioso con demasiada frecuencia. Por lo tanto, asumí las funciones de ministro federal de Armonía Nacional y Asuntos de las Minorías del Gobierno pakistaní, además de la presidencia de la Alianza de Todas las Minorías de Pakistán (APMA, por sus siglas en inglés). Mi hermano fallecido la había fundado para garantizar que todas las minorías religiosas tengan voz en una plataforma. Al mismo tiempo fundé la Shahbaz Bhatti Memorial Trust para que el legado de mi difunto hermano continúe promoviendo la libertad religiosa, la igualdad humana y la justicia social. Nunca pensé que acabaría trabajando en Pakistán después de haberme establecido como médico en Italia. Eso significaría arriesgar las libertades personales y profesionales que disfrutaba. Dicho esto, un mes antes de la muerte de Shahbaz mantuvimos una conversación muy importante en la que me pidió que volviese a trabajar a Pakistán. En ese momento pensé que se trataba de una broma y le respondí: “Me pides que deje el cielo para bajar al infierno”. El replicó al momento: “El camino al cielo pasa por Pakistán”. Su firme e inquebrantable convicción, de la que hablábamos, era que no existe la posibilidad de no involucrarse; estamos obligados a formar una familia humana que luche por aquellos que son demasiado débiles para hablar y defenderse solos. Agradezco enormemente que Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) se involucre asumiendo esta importante tarea de evaluar las condiciones de la libertad religiosa en todo el mundo. Nadie debería sufrir violencia física ni intimidación psicológica por exponer lo que valora y a lo que se adhiere. La libertad religiosa es un derecho y una responsabilidad que implica a todos; todos nosotros tenemos derecho a manifestar nuestras creencias, respetando la fe de los demás. La libertad religiosa es, por su propia naturaleza, un derecho que todas las personas tienen por igual, y por eso alabo el Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, que estudia y analiza la situación de un amplio espectro de grupos religiosos en países de todo el mundo. Al hacerlo, este informe invita a sus lectores a volver a pensar sobre este derecho básico, un derecho que es fundamental para construir una sociedad libre, justa y floreciente. La libertad religiosa es la necesidad más acuciante de esta época en un mundo dividido en el que en unas zonas se está produciendo un resurgimiento religioso a la vez que en otras se tiende hacia la indiferencia religiosa y el ateísmo. En un mundo cada vez más polarizado, un consenso creciente sobre la naturaleza de la libertad religiosa y el respeto que se le debe podría ser clave en la batalla que libramos contra el fanatismo y la cultura de la violencia, procedan del Estado, de los extremistas o de grupos terroristas.”
Las palabras de Ban Ki.moon, Secretario General de las Naciones Unidas en la inauguración del día 9 de septiembre como Día Internacional para la Conmemoración y Dignificación de las Víctimas del Crimen de Genocidio y para la Prevención de ese crimen instaban a la responsabilidad de los gobiernos “reconozcamos la necesidad de trabajar juntos de manera más concertada para proteger a las personas de violaciones graves de los derechos humanos y defender la humanidad que todos compartimos». Y este derecho es uno de ellos.
Por tanto, es labor de todos, y en mayor grado de los líderes religiosos y los gobiernos, el que se garantice este derecho sin ningún tipo de repercusiones, la convivencia pacífica, la aceptación tolerante y respetuosa de los demás y de sus creencias, será la única que garantice esta sociedad…