Hambruna en Yemen
Yemen lleva años sufriendo una terrible crisis humanitaria que se ha ido acrecentado gracias al bloqueo de la dictadura saudí del puerto yemení de Al Hudeida, lugar clave para la entrada en el país de ayuda humanitaria.
Al igual que unos años, las fotos del niño de la camiseta roja muerto en la orilla de la playa hicieron pensar a una gran mayoría de la población, y concienciarse del sufrimiento de algunos seres humanos, unas fotos de Fátima Qoba, una niña de 12 años de Yemen, han removido algunas conciencias en la opinión pública occidental. La realidad es que su familia vive en la extrema pobreza y se vio obligada a abandonar su casa debido a la cercanía de la misma a la frontera debido a los bombardeos de la coalición liderada por la dictadura de Arabia Saudita.
«No tenemos dinero para conseguir comida. Todo lo que tenemos es lo que nos dan nuestros vecinos y familiares» reveló la hermana de Fátima Qoba, que también se llama Fátima, a Reuters.
Todos viven, su padre, de 60 años, y sus 10 hermanos, debajo de un árbol.
«Si nos quedáramos aquí y muriéramos de hambre, nadie se daría cuenta. No tenemos futuro«, explicaba la niña. Quién ha visto como su hermana tenía que ser ingresada cuando pesaba tan solo 10 kilos, gracias al dinero de un familiar, en la clínica de desnutrición yemení, en la ciudad de Aslam, controlada por los rebeldes hutíes.
«Todas las reservas de grasa en su cuerpo se han agotado, solo le quedan huesos” ha declarado Makiah al-Aslami, médico principal de la clínica, que añade que la niña “tiene la forma más extrema de desnutrición” señalando que Fátima necesita al menos un mes de tratamiento para que su cuerpo y mente empiecen a recuperarse. El doctor explicaba como se estaba tratado a mujeres embarazadas por desnutrición severa también, mientras que las estadísticas hablan por si solas: 85.000 niños han muerto de hambre en Yemen en los últimos cuatro años.
«Es un desastre al borde de la hambruna […] la sociedad yemení y las familias están agotadas. La única solución es detener la guerra», concluía el doctor Aslami.
El ataque de Arabia Saudí desde 2015 y la guerra han llevado al colapso económico del país donde 14 millones de personas están al borde de la hambruna según reflejan los datos de la propia ONU.
Hoy un anuncio de Médicos sin Fronteras en la tele, nos sigue recordando a Fátima, y a tantos niños y mayores que están viviendo en esa situación, o mejor dicho «sobreviviendo» en esa situación, mientras el mundo sigue su curso en el despilfarro.
Nasrin Sotoudeh condenada por defender los derechos de las mujeres en Irán
Nasrin es una abogada que ha luchado toda su vida de forma pacífica por los derechos humanos, y defendía a las mujeres que se negaban a acatar las degradantes leyes sobre el uso del velo o hijab.
En Irán, a las mujeres y a las niñas no se les permite salir de sus hogares a menos que se cubran el cabello con un pañuelo y los brazos y las piernas con ropa suelta. Nasrin quería cambiar esto, sin duda pensaba que nadie puede obligar a nadie a ir tapado, y fue detenida por ello.
Las autoridades iraníes interpretan que eso atenta contra la seguridad nacional o es un insulto al “Líder Supremo”, imponiéndole la pena más cruel. La de Nasrin es la sentencia más dura que se recuerde en muchos años contra un defensor o defensora de los derechos humanos: 38 años de cárcel y 148 latigazos.
En mayo otro abogado, Amirsalar Davoudi, fue condenado a 30 años de prisión y 111 latigazos por denunciar violaciones de derechos humanos a través de la aplicación de mensajería móvil Telegram.
¿Donde están las feministas y los defensores de los derechos humanos?
Mientras en Europa se pierde el tiempo legislando y legislando situaciones que, en la mayoría de los casos son supuestos casos de violación de derechos. Nadie se atreve denunciar estas aberraciones, aunque consistiera en hacer una denuncia o condena de lo que pasa en algunos países donde la libertad o los derechos humanos, no existen.
Amnistía Internacional y otras organizaciones hacen lo que puede en algunas situaciones, pero es triste que las que denuncian al aborto como un derecho de la mujer, pasen impasibles ante situaciones como esta. En el mundo actual los valores están trastocados y las palabras manipuladas. Se instauran derechos que nunca debieron ser tales y no se defienden los que de verdad afectan a la dignidad de las personas.
Esperemos que el hombre sea capaz de sentarse a pensar y reflexionar sobre la responsabilidad que vio hace casi un siglo cuando determinó la obligación de defender los derechos humanos y la dignidad de las personas. En otro caso pensaremos que no sirvió para nada.
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