Llegó el verano y el calor, algunos ya de vacaciones y otros todavía soñando con ellas. Todo un año esperando este momento y mil planes en la cabeza.
Releo una entrevista de hace algunos años a la astrofísica Margaret Geller, profesora en Harvard en la que decía “si no te distraes, nunca te concentrarás”.
¡Me gusta esta señora!. Deberían tenerla en cuenta todas las empresas que obligan a horarios leoninos como garantía de un alto rendimiento del trabajador o método para conseguir méritos laborales.
Sigo leyendo ….. “no puedes crear sin comprender y comprender es entender no los objetos, sino sus conexiones” y “estas conexiones se ven dejando que fluya la intuición por la red: no hay que ir a buscar las ideas sino dejar que ellas te encuentren”.
Yo creía que esto era aplicable al mundo del arte, como oí decir en una presentación a Javier Moro respecto a cómo le atrapó la protagonista de su último libro. Pero parece que también es aplicable a más cosas.
Sin duda, para dejar que las ideas nos atrapen, deberíamos parar el ritmo de nuestra vida. Hacemos cincuenta cosas a la vez, y nos recriminamos al final del día no haber cumplido el resto de puntos que nos propusimos por la mañana a sabiendas de que no nos daría tiempo a cumplirlos. Y me atrevo a aventurar que las mujeres nos exigimos una lista más larga. Debemos relajar el ritmo, reducir los puntos de nuestra lista, dejar flotar ideas y escuchar, observar. Así que tomo la decisión de aprovechar este verano, y hacer los deberes.
A pesar de que, por cuestiones que todos sabemos, hay que organizarse, sea para un viaje o una simple cena, el exceso de planes no nos deja tiempo para pensar, para meditar, ni siquiera para disfrutar lo que hacemos. Y para dejar que las ideas te atrapen hay que vaciarse de algunas, hay que abrir los ojos y los oídos, y aprender a escuchar, por que en el silencio se oye mejor y escuchar se vuelve más fácil.
”A medida que fui haciendo meditación, la motivación inicial se fue difuminando y aparecieron otras nuevas: ser mejor, vivir más intensamente, disfrutar más de la naturaleza, sentirme uno con los demás…»
Un buen momento para empezar a practicar esta nueva actividad podría ser durante nuestras vacaciones. En verano se relajan los horarios y bajamos el ritmo de nuestras actividades. Tan sólo hace falta un cambio de nuestra rutina para que la mente descanse y el día parezca distinto.
Leí hace dos meses “Biografía del silencio“ de Pablo d´Ors. Con gran sinceridad, el autor abre su interior y nos ofrece el testimonio de su experiencia en el proceso de la meditación .
Me enganchó, si él puede, yo también.
El libro en sí es una meditación, …. “cuanto más se medita, mayor es la capacidad de percepción y más fina la sensibilidad”…”La mirada se limpia y se comienza a ver el verdadero color de las cosas. El oído se afina hasta límites insospechados y empiezas a escuchar – y en esto no hay ni un gramo de poesía – el verdadero sonido del mundo.”
” La meditación enseña que cuando no se tiene nada se da más oportunidad al ser……La meditación apacigua la máquina del deseo y estimula a gozar de lo que se tiene..”
“Meditar es, fundamentalmente, sentarse en silencio, y sentarse en silencio es fundamentalmente, observar los movimientos de la propia mente….. Al sentarse en silencio se obtiene un espejo de la propia vida y , al tiempo, un modo para mejorarla”. En opinión del autor de esta meditación : “nos inventamos nuestros estados de ánimo en gran medida. Somos responsables de nuestro estar bien o mal. Esas prolongaciones artificiales de nuestras emociones pueden controlarse y hasta abortarse gracias a la meditación, cuyo propósito real, tal y como yo lo entiendo, es enseñar a vivir la vida real, no la ficticia”. “Buena parte de nuestra energía la derrochamos en expectativas ilusorias: fantasmas que se desvanecen cuando los tocamos”….
Nos dice el autor ..”A medida que fui haciendo meditación, la motivación inicial se fue difuminando y aparecieron otras nuevas: ser mejor, vivir más intensamente, disfrutar más de la naturaleza, sentirme uno con los demás…Sería falso afirmar que mi afán de gloria literaria haya desaparecido por completo, e ingenuo pensar que esa búsqueda-tantas veces un motor- pueda apagarse del todo; pero ya no me desvío tanto por esta causa ni hago depender mi bienestar de su consecución”.
Que buena experiencia para ponerla en práctica:
¿Quién no aspira a ser mejor?
¿Quién no quiere vivir intensamente?
¿A quién no le gustaría disfrutar del regalo de la naturaleza ?
¿Quién no querría ser feliz simplemente con lo que se tiene, con su vida real, sin malgastar energías en vivir otras vidas que no son la nuestra?
¿Quién no quiere ser realmente libre?
¿Quién no quiere ser más persona?
¿Quién se atreve a aprovechar este verano para conseguir ser un poco más feliz…….y así hacer más feliz a los demás?