Inmersos hasta las cejas en el mundo digital, con nuevas redes surgiendo cada x años, los periodistas siguen buscando la forma de conseguir hacerse con las riendas de la vorágine informativa.
Cualquiera puede abrir una web y empezar a mover la información manipulada del tema que quiera, y además copiando y pegando, y los usuarios de las redes serán sus víctimas.
Seguimos como hace dos décadas
Los retos del periodismo digital siguen siendo los mismos de hace veinte años, ya que las preocupaciones surgidas en la primera edición del Congreso de Periodismo Digital de Huesca, son las mismas que las que se compartieron en el Congreso celebrado en la misma ciudad hace unos días: garantizar una información de calidad, apostar por el rigor y conectar con la audiencia. Podría decirse que incluso más difíciles en el momento actual.
Los objetivos de la prensa deberían ser garantizar una información de calidad, apostar por el rigor y conectar con la audiencia
Los usos de la tecnología han abierto un espacio nuevo que ofrece nuevas herramientas para la labor del periodista, pero donde también las noticias discurren a toda velocidad, mezcladas con la propaganda, las noticias falsas y los comentarios sin criterio alguno. Es la democratización de la información, en un todo vale.
En este nuevo escenario, los medios de comunicación tradicionales han perdido el papel protagonista, y al igual que esto está afectando a otros sectores, las redes sociales han tomado las riendas de la comunicación debido a su fácil accesibilidad.
Sin embargo, precisamente en este escenario es donde se hace más imprescindible la labor del verdadero periodismo.
Borja Echevarría, actual director adjunto de El País, recordó en el Congreso sobre Periodismo Digital que tuvo lugar el 14 y 15 de marzo pasados, cómo durante la primera década de este siglo, los periódicos vivían instalados en la esquizofrenia de las redacciones separadas –una para el papel y otra para la web, con plantillas y agendas diferentes-. Sin embargo, hoy día ya no hay distinción entre periodistas digitales o de papel, sino que todos viajan en el mismo barco.
Calidad, calidad y calidad
Internet ha supuesto un auténtico Big Bang que ha transformado el ecosistema comunicativo. Ha aumentado el número de perfiles profesionales, y las empresas buscan nuevas formas de financiación y de supervivencia en este nuevo entorno digital, en el que muchas veces, todo vale.
¿Cuál es el reto ahora? La conclusión de las distintas intervenciones de los ponentes del congreso fue la misma: la calidad de los contenidos
Ganar la batalla de la credibilidad, como la llamó la directora de El País, Soledad Gallego-Díaz, para quien las llamadas fake news son “armas de distracción masiva” que “se combaten con buena información”.
Si el 36 % del consumo de información en España se hace a través de Whatsapp, como dijo Clara Jiménez, lo cual es un ejemplo de que es el público el que realiza directamente la selección y movimiento de la noticia, y los medios ya no dirigen ni elaboran el menú informativo.
El mensaje llega directamente al usuario sin que se haya contrastado la veracidad o no de la información. ¿Cuántas veces hemos llamado al supuesto número del padre de la niña que necesita ayuda y no existía?
“Las mentiras corren ahora más rápido por la aparición de las redes”, decía Ana Pastor. “La gente está consumiendo todo tipo de cosas como si fueran reales”, señalaba por su parte Clara Jiménez. Ambas se dedican al fact checking dirigiendo proyectos como Newtral o Maldita, iniciativas nacidas para ofrecer seguridad a los ciudadanos ante la avalancha de desinformación.
En esta búsqueda del dato y la objetividad hay que “abordar una historia y dejar que la verdad te sorprenda”, dijo Ana Pastor, usando las palabras de Jill Abramson, la ex directora de The New York Times, durante un encuentro con Conversaciones con en 2015.
El buen uso de las tecnologías
Las tecnologías han revolucionado los medios, y en ocasiones les han hecho distraerse de lo fundamental. “Las tecnologías son soportes para el periodismo; tenemos que usarlas, pero no nos debemos dejar atrapar por ellas. Porque igual que murieron los ciber cafés morirán las siguientes herramientas tecnológicas”, advertía el periodista Juan Pablo Meneses, fundador del portal Periodismo Portátil.
Las grandes empresas tecnológicas no han sido precisamente defensoras de la buena información. María Sánchez Díez, la reportera española a la que acaba de fichar The Washington Post, puso el dedo en la llaga: “Facebook ha mentido con varias métricas. Y el problema es que (los medios) hemos cambiado nuestra estrategia para acomodarnos a los caprichos de la plataforma, y tiene más sentido ver qué necesitan los lectores y hablar con ellos”.
Es una realidad que estas grandes empresas tecnológicas no han sido precisamente garantía de la buena información. Ni el uso de la misma
El Congreso contó con un panel de nuevos proyectos en los que la defensa de la calidad de los contenidos es una necesidad.
Desde los análisis de El Orden Mundial hasta nuevas herramientas que diseccionan los ingredientes de cada noticia, como TJ Tool, o laboratorios de periodismo feminista. “La gente quiere conocer, y esa demanda no se solventa con fórmulas de clickbait”, explican los promotores de El Orden Mundial.
Necesidad de acercarse a la audiencia
Acercarse a la audiencia y satisfacer esa necesidad de conocimiento es la clave de proyectos como Kloshletter, la newsletter dirigida por la periodista Charo Marcos, siguiendo la estela de otras publicaciones americanas como Quartz, The Skimm o Telokwento, y explorando el potencial de la comunicación vía mail. Y es la clave del reporterismo que practica Juan Pablo Meneses o de la futbolización de los contenidos, de la que también se habló, y mucho, en el congreso.
“La futbolización del periodismo: minuto y resultado”
En la primera edición del Congreso de Huesca ya se señaló que los medios de comunicación habían perdido de hecho el control de la información, y que los periodistas tenían una oportunidad única para retomarlo. Veinte años después, y tras más de 9.000 periodistas pasando por el congreso en busca de respuestas, esperemos algún día retomar el control, aunque el solo hecho de planteárselo ya indica que, por lo menos, se está en el camino.
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