“La vida no es sino búsqueda de la verdad, el amor, la belleza, la bondad y la libertad; el arte de ser hombre cultivando el alma humana. Todo ello queda resumido en nobleza de espíritu: la encarnación de la dignidad humana. ¿Has leído algo de Whitman”.
Estamos terminando Septiembre, y el otoño hace sus pinitos. Cuantas veces nos sorprendemos de lo rápido que pasa el tiempo, y lo que parece que nunca va a llegar, al final siempre termina llegando.
Para Woman Essentia, además de la vuelta al trabajo ha supuesto el estreno de nueva página web, con más categorías y más colaboraciones y, muchas ganas de continuar intentando hacerlo mejor.
Durante estos días en que la web ha estado retocándose y se ha traspasado toda la información, hemos hecho un ejercicio de paciencia, al ser una revista, había mucha información, y claro…llevaba su tiempo. Pero las cosas bien hechas son así, y los caminos cortos no llevan a nada, o si bien, pudiera ser que engañen en principio, al final, como suele decirse, el recorrido es corto, y la verdad siempre aflora.
Es una pena que veamos tan a menudo los atajos que toman muchos personajes de la vida pública, y cada vez más, salgan a la luz historias de este tipo en nuestra clase política. Quienes deberían ser modelo y ejemplo para muchos, en este caso, son ejemplo de lo que no hay que hacer. Como explica para ABC nuestra amiga Pilar Rangel, “ante los casos de plagio, la práctica habitual en Europa es la pérdida del título de Doctor y la dimisión inmediata”, pero aquí no vemos que pase nada por ahora. Ella argumenta que, ante la falta de profesionalidad política, para “crear” un político, hay que “crearle antes un expediente académico brillante”.
Este verano me he entusiasmado con la lectura de un libro cuyo título está totalmente en desuso, pero cuya necesidad es imperiosa: “ Nobleza de espíritu”, y que sin duda cualquier persona que tuviera inquietudes políticas, además de ser buena persona, debería leer.
A través de un análisis histórico, Rob Riemen, su autor nos recuerda como la historia ha salido de terribles situaciones gracias a personas de grandes ideales, valores y nobleza de espíritu, y como los personajes que carecían de estos, sin embargo, han conducido a los mayores desastres
Durante su lectura, estas palabras dejan de ser un concepto abstracto, del que muchos jóvenes tienen una vaga idea e incluso suena a un recuerdo arcaico para algunos mayores, para convertirse en algo básico, y necesario pilar de la sociedad.
Nos recuerda el gran poder transformador de las ideas a través de los valores clásicos del humanismo, recordando figuras de la filosofía y la literatura como Thomas Mann, Sócrates, Spinoza, Goethe, Whitman o Camus.
Mientras no haya hombres, y mujeres con nobleza de espíritu, no tendremos líderes de verdad, por mucho que nos empeñemos en disfrazar comportamientos con ese traje y fabricarlos con teorías. Una cosa es dirigir y otra muy diferente liderar .
Dejarse llevar por el deseo de riqueza, ambición y poder, es una realidad, y se justifica cualquier medio para conseguirlo aunque lleve a no respetar, como suele decirse ni lo divino, ni lo humano, ni al prójimo, ni a la naturaleza, ni incluso a uno mismo. Falsificando así el verdadero sentido de la palabra libertad.
El que no busca la verdad, por supuesto se aleja de ella, y necesita el engaño, la imposición, e incluso la violencia para sobrevivir, actuando en relación a la satisfacción que le reporten las cosas, en función de estos objetivos.
Si la palabra sirve para nombrar la realidad, estamos asistiendo a un proceso en el cual el lenguaje está tan manipulado que las palabras no se adecuan a lo que representan. Nuestros responsables políticos, sobretodo, lo usan y manipulan a su antojo para ajustarlo a “su verdad” y nunca a “la verdad”, la cual no puede reducirse ni estar al antojo de interpretaciones.
El líder transmite a partir de su “actitud de vida”, en la que su ética y palabras adquieren todo su significado cuando se convierten en actos, y estos adquieren valor, precisamente, cuando se dirigen a la búsqueda de la verdad. La manipulación de las palabras, y por tanto de la verdad, lleva a situaciones donde la justicia y la verdadera libertad están desvirtuadas, como vemos tantas ocasiones en nuestra prensa.
Para Sócrates esta actitud ante la vida era sabiduría y valentía, y esto fue precisamente lo que Leone Ginzburg, intelectual italiano de origen ruso y judío, escribió a su mujer en una carta desde su celda, antes de morir: “Se valiente”. Pero no quería decir, no llores mi ausencia, no te desesperes, no engañes para seguir, no manipules, sino ten el coraje de mantenerte fiel a la búsqueda de la verdad”.
Por desgracia, no podemos decir esto de nuestros representantes, recomiendo su lectura a aquellos jóvenes que tengan inquietudes políticas o que simplemente quieran ser “mejores”.
..y a todos los mayores que quieran mejorar, porque como dice Howard Gardner, el autor de la teoría de las inteligencias múltiples, “una mala persona no llega nunca a ser un buen profesional”, y por supuesto, un buen político tampoco.
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