El Rey Felipe VI habló ayer sobre los valores de Europa, dando a los estudiantes de Erasmus la responsabilidad en su colaboración para conservar y afirmar los valores de Europa a favor de la integración y el progreso, valores como la libertad y la solidaridad.
Ayer también se celebró oro día de, tocaba el Día de Europa o Día Schuman, quién el 9 de mayo de 1950, en París, propuso la creación de un mercado común para el acero y el carbón y presentó la visión de una Europa unida y pacífica.
El pasado viernes, día 6 de mayo se entregó el Premio Internacional Carlomagno de Aquisgrán, al Papa Francisco por ser una “voz de la conciencia” que clama ante el mundo por una Europa comprometida con la libertad, la paz, la justicia, la democracia y la solidaridad”. Se reconocía su autoridad moral como mediador en Europa, y de cuyo discurso fue testigo también Felipe VI, junto a varios líderes y representantes políticos europeos (Martin Schuls, Angela Merkel, Marcel Philipp, Donald Tusk …)
Este premio se otorga desde 1950 por la ciudad Alemana de Aquisgrán, siendo el premio más antiguo y conocido que distingue a personalidades o instituciones en el ámbito de la Unión Europea.
El origen del mismo se remonta a 1949, cuando un comerciante de la ciudad de Aquisgrán, el Kurt Pfeiffer, fundador de un círculo cultural que pretendía fomentar el diálogo entre los políticos, los científicos y los personajes culturales de toda Europa, anuncia la creación de un premio que bautizó con el nombre del emperador Carlomagno, quien fijó en el siglo VIII su residencia en Aquisgrán.
El objetivo del Premio Carlomagno fue definido por su fundador en los siguientes términos: “El premio actúa hacia el futuro y conlleva un deber de contenido sumamente ético. Se dirige, regenerado por una nueva fuerza, a la unificación de los pueblos europeos para defender los más altos valores humanos: la libertad, la humanidad y la paz, para ayudar a los pueblos oprimidos y marginados, y para asegurar el futuro de los hijos y de los nietos.” Esta aportación puede ser en los campos de la literatura, ciencias, economía o política.
Y el Papa Francisco habló en esta línea, hacia el futuro, no si antes recordar a los representantes políticos y distintas personalidades, la alarmante y triste situación en la que se encuentra Europa. Esta ha sido la segunda vez que el pontífice apela a los dirigentes políticos a actuar y a asumir la responsabilidad que tienen en este proceso. La primera fue en el Parlamento Europeo, donde habló de una Europa envejecida y en esta ocasión, ofreció a Europa el premio recibido, instando a tomar un nuevo impulso a sus dirigentes.
Les recordó que Europa se unió, no por imposición, sino por la libre elección del bien común. Un Papa argentino tiene que venir a recordarnos lo que la clase política europea ha olvidado. Recordó que aquel deseo de construir la unidad, está cada vez más apagado, si bien “las dificultades pueden convertirse en fuentes promotoras de unidad”, dificultades que sin duda atraviesa Europa.
En un análisis real de la situación actual, habló de “una Europa decaída que parece haber perdido su capacidad generativa y creativa. Una Europa tentada de querer asegurar y dominar espacios más que de generar procesos de inclusión y de transformación”…”en lugar de promover dinamismo capaces de involucrar y poner en marcha a todos los actores sociales (grupos y personas) en la búsqueda de nuevas soluciones a los problemas actuales, que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos…”
“¿Que te ha sucedido Europa humanista, defensora de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad? ¿Qué te ha pasado Europa, tierra de poetas, filósofos, artistas, músicos, escritores? ¿Qué te ha ocurrido Europa, madre de pueblos y naciones, madre de grandes hombres y mujeres que fueron capaces de defender y dar la vida por la dignidad de sus hermanos?” Estas son las preguntas que el Papa lanzó a los dirigentes.
Recordó la necesidad de “hacer memoria”, tanto para no caer en los mismos errores, como para recordar los logros y las claves que llevaron a la superación de otras situaciones, y que ayuda a la pretendida y falsa obtención de resultados inmediatos.
Utilizando palabras de Schuman en relación al concepto ideal de Europa quien dijo :” Europa no se hará de una vez, ni en obra de conjunto, se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”, solidaridad necesaria en nuestro mundo, y siguiendo… “la paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan”. Según el Papa, “estos proyectos son una invitación a no contentarse con retoques cosméticos o compromisos tortuosos para corregir algún que otro tratado, sino a sentar con valor bases nuevas, fuertemente arraigadas.”
Apela a la creación de una nueva Europa, que se ilumine bajo un nuevo humanismo basado en tres capacidades:
Capacidad de integrar
Con el ejemplo de la belleza arraigada en muchas ciudades, mantenida en el tiempo, épocas, naciones, estilos y visiones, aclara que la riqueza y el valor de un pueblo tiene precisamente sus raíces en el saber articular todos estos niveles en una sana convivencia. La raíces de Europa se consolidaron en el transcurso de su historia, aprendiendo a integrar nuevas culturas, siendo por tanto una identidad dinámica y multicultural. “Tendrá que trabajar para ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos”, instando a una solidaridad generadora de oportunidades para todos y retando a una integración cultural. Sin esta integración, las palabras de Konrad Adenauer,” El futuro de Occidente no está amenazado tanto por la tensión política, como por el peligro de la masificación, de la uniformidad de pensamiento y del sentimiento; en breve, por todo el sistema de vida, de la fuga de la responsabilidad, con la única preocupación por el propio yo” perderían sentido para el Papa.
Capacidad de diálogo
Este implica un auténtico aprendizaje que permita reconocer al otro como interlocutor válido. “La paz será duradera en la medida en que armemos a nuestros hijos con armas de diálogo, les enseñemos la buena batalla del encuentro y la negociación”.
Capacidad de generar
“El diálogo y todo lo que esto implica nos recuerda que nadie puede limitarse a ser un espectador ni un mero observador”. Si bien reconoce el papel preponderante de los jóvenes, a los que considera el presente, no el futuro, y para los que reivindica oportunidades, todos tenemos un papel activo en el proceso de elaboración y construcción de esta sociedad integrada y reconciliada.
Recuerda con fuerza que “La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral”.
No habla de ayudas sociales, sino de la necesidad de crear puestos de trabajo dignos y bien remunerados, especialmente para los jóvenes.
Es necesario que “se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo…para todos”. “Tenemos que pasar de una economía líquida, que tiende a favorecer la corrupción como medio para obtener beneficios, a una economía social que garantice el acceso a la tierra y al techo por medio del trabajo como ámbito donde las personas y las comunidades puedan poner en juego «muchas dimensiones de la vida: la creatividad, la proyección del futuro, el desarrollo de capacidades, el ejercicio de los valores, la comunicación con los demás, una actitud de adoración”. “Si queremos mirar hacia un futuro que sea digno, si queremos un futuro de paz para nuestras sociedades, solamente podremos lograrlo apostando por la inclusión real: «esa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario», que además, abrirá nuevamente la capacidad de soñar aquel humanismo cuna y fuente de Europa.
Recordó también el papel de la Iglesia en este proceso de despertar de Europa, ya que su tarea coincide con su misión: el anuncio del Evangelio y sólo una Iglesia rica en testigos, podrá llevar de nuevo el agua pura del evangelio a las raíces de Europa.
En una despedida similar al tono del discurso de M.L.King..
“Con la mente y el corazón, con esperanza y sin vana nostalgia, como un hijo que encuentra en la madre Europa sus raíces de vida y fe, sueño un nuevo humanismo europeo, «un proceso constante de humanización», para el que hace falta «memoria, valor y una sana y humana utopía».10 Sueño una Europa joven, capaz de ser todavía madre: una madre que tenga vida, porque respeta la vida y ofrece esperanza de vida. Sueño una Europa que se hace cargo del niño, que como un hermano socorre al pobre y a los que vienen en busca de acogida, porque ya no tienen nada y piden refugio. Sueño una Europa que escucha y valora a los enfermos y a los ancianos, para que no sean reducidos a objetos improductivos de descarte. Sueño una Europa, donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano. Sueño una Europa donde los jóvenes respiren el aire limpio de la honestidad, amen la belleza de la cultura y de una vida sencilla, no contaminada por las infinitas necesidades del consumismo; donde casarse y tener hijos sea una responsabilidad y una gran alegría, y no un problema debido a la falta de un trabajo suficientemente estable. Sueño una Europa de las familias, con políticas realmente eficaces, centradas en los rostros más que en los números, en el nacimiento de hijos más que en el aumento de los bienes. Sueño una Europa que promueva y proteja los derechos de cada uno, sin olvidar los deberes para con todos. Sueño una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso por los derechos humanos ha sido su última utopía. Gracias.”
Valiente y fuerte discurso para los políticos, gobernantes, y también para cada uno de nosotros.… Si alguno tiene oídos para oír, que oiga (Marcos, 4:23)
A ver que hacen ahora, y que oídos tienen…
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