¿Habías oído hablar de la economía circular?
El cambio climático y la sostenibilidad del planeta, además de una cuestión de moda, es una realidad. La creciente preocupación sobre las consecuencias que tienen la forma en que las economías, los países, las empresas, es decir, todos los que habitamos este planeta, utilizamos los recursos ha provocado el nacimiento de nuevos términos que se cuelan en las noticias y que son desconocidos para mucha gente.
La realidad es que cada vez so más las voces que alertan sobre la preocupación por el futuro del planeta y nos hacen conscientes de que hay que cuidarlo y darle voz para que tengan efectos estas acciones. La conciencia ciudadana ha sido en muchas ocasiones la que se ha anticipado a estas acciones provocando una demanda de sensatez.
Ante esta situación, han surgido nuevos actores económicos que proponen acciones dirigidas a innovar e investigar, utilizando las herramientas de la Nueva Economía, y así colaborar en poder conseguir un futuro mejor, para el planeta y para las personas que lo habitamos. En este caso vamos a hablar de la Economía Circular, concepto muchas veces mal entendido como economía de residuos cero, siendo algo muy diferente.
La economía circular es reparadora y regenerativa, y pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general, mantengan su utilidad y valor en todo momento.
Foro NESI es uno de estos agentes, en uno de sus ciclos formativos, Nicola Cerantola, fundador de Ecologing y Ecobambas nos hacía reflexionar, en base a los estudios demográficos realizados, sobre el futuro que nos espera si no ponemos medios antes. Foro Nesi es una iniciativa de Global for Common Good Hub, que fundó Diego Isabel de la Moneda.
- Crecimiento demográfico (seremos 8.000 mill de personas en 2030, de los cuales el 70% vivirá en las ciudades)
- Estos entornos serán cada vez más grandes, serán macrociudades, poco resilientes y dependientes del abastecimiento externo. Se estima que habrá ciudades con más de 50 mill. de habitantes.
La realidad es que el modelo actual de la economía está basado en el consumo, el objetivo es la extracción de recursos y, sobretodo, conseguir productos baratos para que la gente compre a bajo precio, cuanto más barato mejor. Se basa, por tanto, en estimular el consumo de reposición bienes, que poca vida útil para reponerlos.
Pero como el planeta es finito, cada movimiento se materializa de forma que el impacto antropogénico que se ha producido en los últimos 400 años ha sido increíble.
Según Nicola, en la situación actual, las medidas a tomar ya no pueden ser sólo ambientales, estas ya no bastan y por tanto, su propuesta va más allá porque va dirigida a “educar”. En sus palabras sería “reeducar volviendo al origen”.
El modelo educativo de referencia que plantea estaría basado en la propia naturaleza como maestra y fuente de inspiración para los seres vivos.
Para poder obtener nutrientes, es necesario que se den las condiciones optimas para que el resultado pueda ser un nutriente. En este proceso intervienen dos tipos de metabolismos: el biológico, por supuesto, y el técnico, que en este caso tiene el objetivo de aislar o separar los elementos creados que no son compatibles con la naturaleza.
Pero, ¿cómo llevamos esta teoría a la práctica?: Repensando la cadena e valor actual.
Esta reflexión nos lleva también a repensar el sentido de la vida ya que surge este planteamiento: ¿Estamos para vivir o para generar cosas?.
Si la felicidad no la da tener y comprar.. ¿qué hacemos?¿por qué seguimos con este modelo?. Tendremos que repensar la cadena de valor.
¿Cómo hacerlo?
Evidentemente para poder transmitir esta nueva perspectiva y entusiasmar con el nuevo planteamiento, hay que contar la historia de forma más seductora, dar un mensaje positivo, despertar pasiones. No se puede caer en hacer acusaciones que no llevan a nada, ni en la retórica del pesimismo, sino que es una cuestión de un nuevo “marketing de valores”.
De aquí la importancia de la educación en cuidar el planeta en los más pequeños trabajando desde un punto de vista positivo, dándole el valor grandioso que tiene, lo cual es clave para las generaciones futuras. Las instituciones deberían invertir en esta educación, ya que es una parte de conocimiento puesto que no vivimos aislados. Si no somos capaces de incentivar el buen uso del consumo seguiremos en la situación actual, en la cual los productos “buenos” (producidos de una forma correcta para el medio ambiente) son más caros, mientras que suelen ser más baratos aquellos que se han producido bajo abusos (salarios mínimos en países en desarrollo) o produciendo contaminación, siendo estos los que más se consumen debido al precio.
Las políticas e instituciones son quizás las que en este proceso van más lento ya que no entienden la velocidad a la que está cambiando el mundo, si bien es cierto que la necesidad de cambiar el modelo empresarial y de gestión es una realidad. Para ello estaría bien fijarse en las iniciativas que han funcionado ya.
Hay varios modelos de actuaciones que ya han sido un éxito, como la planta de residuos orgánicos que se ha instalado en Madrid y genera energía en forma de gas, la producción de tecnología que está instalada en la misma ciudad y se consume en ella, el uso compartido y maximizado de recursos como Blablacar, el modelo de los dos metabolismos utilizado en Amsterdam, que ha conseguido grandes ahorros energéticos y económicos etc.
Pero volviendo a la persona:
¿Podría decirse que la economía circular consiste en volver a lo de antes?
Para la economía circular, hay que encontrar una forma de desarrollo en la el poder adquisitivo superior no derive en consumir más, ya que la sociedad ha buscado una mejora que se ha traducido muchas veces en ese tener más.
Hay que recuperar los conceptos de compartir, colaborar, porque tenemos la obligación moral de cuidar lo que tenemos, siendo conscientes de que el cambio empieza desde lo local, desde cada uno. Así, se producirá el cambio de “el cambio”.
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