¿Quién está detrás de la costura? Detrás de la costura hay una serie de protagonistas que no siempre están a la luz de los focos y de la pasarela. En el entramado del actual sistema de moda la mecanización ha ganado demasiado terreno a la artesanía.
No me canso de repetir la idea de una de las pioneras de la moda sostenible, Kate Fletcher. Según esta autora, en el futuro, el consumo de moda será mucho más experiencial. Nos alejaremos del consumo de productos para centrarnos en el consumo de experiencias. Es decir, se crearán prendas donde lo más importante será su significado, sus motivos. Y justamente por estos, se pondrá más empeño en su elaboración, cuidado y conservación.
Del taller a la tienda
Sin embargo, las mujeres que hasta ahora han manufacturado las prendas de ropa –ya sea de forma mecanizada o artesanal-, han logrado introducir su memoria en la historia.
Cada año celebramos el 8 de marzo como día de la mujer. El origen de esta conmemoración está directamente relacionado con la industria textil. Un 8 de marzo de 1857 las obreras textiles de Nueva York salieron a la calle para reivindicar las malas condiciones en las que trabajaban.
Más recientemente, desde 2014, se celebra entre el 22 y el 28 de abril la Fashion Revolution Week. Una semana dedicada a recordar a las víctimas del Rana Plaza que fallecieron en Bangladesh como consecuencia del incendio de la fábrica textil en la que trabajaban. Una de las acciones que ha desarrollado el movimiento Fashion Revolution ha consistido en tratar de sensibilizarnos sobre quién ha hecho las prendas y objetos de moda que consumimos.
Pero, corremos el peligro de trasladar nuestra imaginación a países lejanos. Y como consecuencia, el problema también queda lejos. El problema en nuestro entorno, no es conocerlas, sino más bien que no existen o están en peligro de extinción.
Por otro lado, es frecuente escuchar la queja de los diseñadores sobre la dificultad que tienen a la hora de contratar costureras. Sí, personas que sepan coser. Porque, aunque resulte sorprendente, la mayoría de los diseñadores famosos y no famosos, no saben coser.
Las costureras
Esta situación está pasando factura. La figura de las costureras parece que está en peligro de extinción. La media de edad de las costureras en España es de 60 años. No hay reemplazo en los talleres. Los diseñadores sufren para encontrar especialistas que sean capaces de trabajar con tejidos de calidad.
En la imagen superior aparece la diseñadora Susana Poyatos, con tres de las que han sido sus costureras, hoy ya jubiladas, María, Cayetana y Fina. Todas ellas han trabajado durante veinte años en su taller.
Bajo mi punto de vista, estoy segura que en nuestro país hay muchos jóvenes que estarían dispuestos a aprender a coser. A parte del desarrollo profesional que conlleva, es una herramienta para el desarrollo de valores humanos y profesionales.
El primero de ellos la humildad, el estar dispuestos a pasar ocultos y disfrutar de la tarea bien hecha. María, Cayetana y Fina, no han salido en Facebook, Twitter o Instagram. Pero han sido las artífices de obras de arte imponentes. No han salido en la TV, pero su tarea ha forjado un taller con más de veinte años de vida.
¿Qué quiero decir con todo esto? Que en el mundo de la moda todos quieren ser famosos, todos quieren brillar. Y en toda gran labor los sillares ocultos son los que sostienen el edificio, y por estar ocultos no se ven. De la misma forma que los protagonistas del mundo de la moda se preocupan de aumentar los seguidores de sus redes sociales para hacer crecer las posibilidades de negocio, también deben de ser conscientes de la necesidad de gestionar adecuadamente nuestro «ego». Con independencia del lugar que ocupemos en el sistema de la moda.
Gestión del ego
Hay en el Museo de Málaga, situado en el edificio de la Aduana, un cuadro titulado «Postrimerías». En él se cuenta la historia de un suceso local. La lucha enconada entre el director de la Escuela de Bellas Artes y un artista que se saldó con la pérdida del puesto por una mala gestión del ego, como se puede ver en las imágenes. Finalmente el enemigo queda reducido a sus restos y el ratón corretea entre los huesos del felino, en otra hora su gran enemigo.
Con frecuencia hago referencia a esta obra porque refleja muy bien una realidad que se da en el mundo de la creatividad y, en particular en la moda. Existe un gran afán por figurar, y sobre todo por llevar la razón. Por influir a toda costa. La fama tiene un precio, pero hay que desarrollar el arte de gestionarlo.
Un nuevo sistema detrás de la costura
Este panorama contrasta con la carrera hacia la fama que nuestros adolescentes reclaman. Todos aspiran a una carrera profesional brillante y exitosa. Porque, tanto los medios de comunicación, como la familia están marcando estos objetivos.
Resulta imposible cambiar el sistema de la moda, si no cambiamos la mentalidad de los actores que forman parte de ella. Y por otra parte, solamente cambiará si varían nuestros objetos de consumo. Sería bueno poner en valor la belleza de lo pequeño, de lo oculto, de lo que no se ve. Porque al fin y al cabo es lo normal, lo más frecuente, lo diario, lo cotidiano.
Referencias:
«Las Postrimerías», HotelViento10.es
Imágenes, propiedad de la autora.
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