Cuando llega el verano comenzamos a buscar miles de actividades para rellenar el tiempo de nuestros hijos. Atrás quedan aquellos veranos de largas horas de hacer nada, o casi nada, pero que hacían volar la imaginación. Y en los que paradójicamente se vivían más aventuras que en los actuales…eran casi como un Verano azul.
Actualmente todos sufrimos bombardeo de información, los instrumentos que por una parte nos facilitan el trabajo y estar comunicados, por otro lado nos hacen que no sea fácil escapar de los mismos. Se cuelan en nuestras vidas y provocan que casi no disfrutemos de ese esperado descanso.
En el caso de los niños, este exceso de actividades, juegos o materiales provoca además que pierdan la gran oportunidad de un mejor desarrollo cerebral, ya que según nos cuenta Alejandra Melús, experta en atención temprana y aprendizaje, y colaboradora de Malas Madres…“el aburrimiento es bueno para todos, y para los buenos hijos más aún, ya que hace que fomenten áreas de desarrollo cerebral y empleen estrategias nuevas que serán muy beneficiosas para su aprendizaje”.
Hace falta no tener ninguna actividad programada para poder inventar otras, juegos nuevos, o explorar a su alrededor.
El excesivo bombardeo al que son sometidos hace que los niños se cansen rápidamente de cada juego o actividad, a los que van renunciando, a la vez que tampoco se les de la oportunidad de realizar algo por ellos mismos, y sobre todo no desarrollen la imaginación ya que se lo damos todo hecho.
No podemos escapar de la sociedad en la que vivimos, en la que prima el desarrollo tecnológico y sus aplicaciones también en el mundo de los niños, pero no puede olvidarse la esencia del desarrollo natural, que estimula el desarrollo del cerebro y los sentidos.
En otra época también existía la televisión, pero no había opciones a todas horas, había juegos, pero solían ser los mismos, y les dábamos vueltas y vueltas, pintabas sin tener una tablet y se experimentaba, si no lo tenías, lo inventabas o por lo menos lo intentabas, con lo cual la ausencia de posibilidades y el aburrimiento estimulaba la imaginación y todas sus posibilidades.
Es decir, si no se puede eliminar del todo, por lo menos hay que dosificarlo, vemos como en muchas reuniones o cumpleaños, los niños terminan aislados por el móvil o las tablets, están juntos pero no se comunican debido a que los padres se rinden ante la insistencia en la demanda de los mismos por estar demasiado habituados a ellos.
Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de escaso valor.Bertrand Russell( 1872-1970) Filósofo, matemático y escritor británico.
Es necesaria cierta rutina para los niños, los días son muy largos y da tiempo a hacer muchas cosas, pero no rellenar todos los momentos del mismo ya que esto además tampoco contribuye a fomentar su independencia.
Por otro lado, asignarles tareas apropiadas a cada edad les hará también ejercer la responsabilidad, y … madurar.
Juegos sencillos con tiempo para compartir, excursiones por el campo que despierten el valor de la naturaleza, su cuidado y la belleza de lo sencillo. Paseos por la playa buscando piedras con formas para luego pintarlas, o ir a la captura de algún cangrejo despistado…pequeñas cosas con las que disfrutar e inventar.