El despertar de la señorita Prim (Planeta), de Natalia Sanmartín, es una deliciosa historia sobre la belleza de las pequeñas cosas.
Este libro, narrado con ingenio, brillantez e inteligencia, nos sumerge en un inolvidable viaje en busca del paraíso perdido, de la sencillez y la belleza y la profundidad que se esconde tras las cosas pequeñas.
La novela relata la historia de un pueblecito cuyos habitantes han decidido declarar la guerra a las influencias del mundo moderno y volver a lo esencial. Es un tema de actualidad en un mundo donde todo cambia muy rápidamente, incluso el valor de las cosas. La historia es interesante y está narrada con un estilo elegante, adornado con numerosas referencias literarias, que si bien resulta fácil de leer, además invita a la reflexión. Según palabras de la autora en una entrevista a El País, “la idea de escribir surgió tras años de lectura y la necesidad de sentarse a escribir una historia en la que se hablase sobre el valor de las cosas sencillas que se han ido perdiendo en el camino hacia lo que algunos llaman progreso y modernidad”. Añadía “ quería poner la atención sobre una serie de cosas que hemos ido dejando de lado como el tiempo, que es el gran tesoro que no se puede comprar pero que tiene un valor incalculable. El tiempo para reflexionar, conversar, para estar con amigos, ver crecer a los niños..”
Atraída por un sugestivo anuncio en el periódico, Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto y donde nada resulta ser lo que parece. La señorita Prim ha sido contratada para organizar la biblioteca del Hombre del Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de delicadeza. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los secretos de sus nada convencionales habitantes. Todos ellos pondrán a prueba su visión del mundo, sus prejuicios y temores más íntimos y sus más profundas convicciones.
“Se busca espíritu femenino en absoluto subyugado por el mundo. Capaz de ejercer de bibliotecaria para un caballero y sus libros. Con facilidad para convivir con perros y niños. Mejor sin experiencia laboral. Abstenerse titulados superiores y postgraduados”
Con este anuncio tan especia, Prudencia Prim acude al trabajo en San Ireneo de Arnois, la forma de vivir que han elegido sus habitantes chocará con el pragmatismo de Prudencia, mujer decidida, práctica, realista, incrédula, sin una idea clara de la trascendencia de la persona, adversa al matrimonio y convencida de que la delicadeza mueve el universo, que ama la pulcritud, la belleza y la rectitud. Estos hará que se vea desconcertada en muchas ocasiones ante las conversaciones con “el hombre del sillón” y la forma de vida de los habitantes del pueblo, con los que llegará a forjar una sincera amistad. Los personajes del libro, aún siendo sencillos, atraen. Los diálogos y razonamientos son simples pero inteligentes, la autora consigue transmitir ideas fundamentales sobre la educación, la familia…de una forma amena, ayudada por la forma de ser de los personajes, la inocencia de los niños capaces de ver las cosa como son , o de adultos sinceros.
Una vez terminado el libro, el lector puede tener la sensación de haber aprendido algo bueno, si bien todo en el libros son propuestas abiertas a la libertad del pensamiento.
“Tenía ganas de decir que quizás es un momento en el que hay mucha gente de distinta sensibilidad que se queja de que hay algo en nuestro estilo de vida que no funciona.”
Ojalá El despertar de la señorita Prim sea capaz de despertar más mentes y hacernos cuestionar a donde nos llevan estos cambios, a la vez que buscar respuestas.
Natalia Sanmartín, peridodista y escritora nacida en A Estrada (Pontevedra). Licenciada en Derecho y Master en Periodismo por El País y la UAM.
Jefa de opinión de Cinco Días