Hablar de Mariano Barbacid es recordar a nuestra estirpe de investigadores de la talla de Ramón y Cajal, Severo Ochoa… Su propósito ha sido desde su juventud encontrar y explicar el funcionamiento biológico que presentamos ante la enfermedad y en concreto, con el cáncer.
A caballo entre Estados Unidos y España ha realizado su trabajo buscando la intrincada tarea de desenmarañar los mecanismos de las mutaciones que se producen en nuestras células.
Formar tu propio grupo es la consecuencia lógica de haber pasado por un periodo de formación, primero como doctorando y después como investigador postdoctoral
Tal vez estemos antes el principio de una serie de descubrimientos que nos permita convertir, al menos, en una enfermedad crónica lo que significa actualmente uno de los mayores índices de mortandad de nuestra especie.
Un poco más personal
Woman Essentia.- Cuales fueron tus inquietudes para estudiar Bioquímica
Mariano Barbacid.- Fundamentalmente entender los secretos de la vida.
WE.- Cómo son los comienzos de un investigador
M.B.- Lo primero, una vez terminada la carrera es hacer una Tesis Doctoral en un buen laboratorio de investigación para poder aprender el Método científico. Yo tuve la suerte de poder incorporarme al grupo del Dr. David Vázquez en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC donde pude adquirir unas bases muy sólidas que me permitieron posteriormente, poder desarrollar mi carrera como investigador científico.
WE.- En 1978 montaste tu propio equipo de investigación, cómo se hace y cual es el precio a nivel personal de ese sacrificio
M.B.- En primer lugar, aclarar que para formar un grupo de investigación no es necesario pagar ningún precio, ni mucho menos representa un sacrificio. Todo lo contrario. Formar tu propio grupo es la consecuencia lógica de haber pasado por un periodo de formación, primero como doctorando y después como investigador postdoctoral. En mi caso, el proceso de formar mi propio grupo fue bastante simple ya que al trabajar en el Instituto Nacional del Cáncer de los EE.UU no tuve que pedir proyectos, ni comprar equipamiento, etc. Simplemente el jefe del Departamento, el Dr. Stuart Aaronson, creyó que ya estaba lo suficientemente formado como para “volar solo” y me facilitó espacio, recursos y dos posiciones de técnico para empezar a trabajar por mi cuenta. Luego se fueron incorporando investigadores postdoctorales como la Dra Simonetta Pulciani del Instituto Superior de Sanidad de Roma y el Dr. Eugenio Santos que en aquella época estaba trabajando en el Instituto Roche de New Jersey.
¿Diferencias en el modo de investigar de Ramón y Cajal o de Severo Ochoa? Desde el punto de vista tecnológico, obviamente son muy distintas. Pero en lo esencial, son las mismas, poder descubrir lo desconocido
WE.- ¿Cuando estabas en la carrera pensabas que ibas a dedicarte a la investigación?
M.B.- Por supuesto. Lo tuve siempre muy claro.
WE.– Qué le dirías a ese joven que le gustaría dedicar su tiempo a encontrar algo nuevo para los demás
M.B.- Que siempre se quiere por su vocación.
Hablemos del Cáncer
WE.- Cuáles son las dificultades para tener un equipo de investigación en España
M.B.- Muchas. Como primera dificultad está la falta crónica de financiación sobre todo desde el periodo 2008-10. Luego está la falta de infraestructuras adecuadas en muchas instituciones. Y en los últimos años hemos tenido que sufrir una burocracia asfixiante que dificulta aún más el poder desarrollar los proyectos científicos. Me atrevería a decir que en la mayoría de los casos, si sólo contáramos con la financiación pública del Estado y las Autonomías sería imposible desarrollar una investigación medianamente competitiva en nuestro país.
Solamente de un 5 al 8 % de los casos existe una componente hereditaria y no en todos los tipos de tumores
WE.– Cuáles son las diferencias básicas de los grupos de investigación con Estados Unidos, por ejemplo
M.B.- Sobre todo financiación. Gracias a tener unos niveles de financiación muy superiores, los grupos más competitivos en EE.UU son mucho más grandes y tienen mejores infraestructuras. Además en EE.UU hay mucha más masa crítica, algo esencial para poder hacer una investigación puntera.
WE.– A día de hoy podríamos decir sobre qué es el cáncer
M.B.- El cáncer es conocido desde la Antigüedad. Es simplemente el crecimiento desordenado e incontrolado de nuestras propias células.
WE.- Cuál es la causa o las causas del cáncer
M.B.- Las causas del cáncer son perfectamente conocidas. Es la acumulación de mutaciones causadas bien por causas naturales, es decir por errores intrínsecos en nuestras células o por agentes carcinogénicos externos como son los productos de combustión del tabaco.
WE.- Hay una base genética en el cáncer
M.B.- Si al decir “genética” se refiere a hereditaria, solamente de un 5 al 8 % de los casos existe una componente hereditaria y no en todos los tipos de tumores.
El cáncer en realidad es un conjunto de más de 200 enfermedades
WE.– ¿Hay medidas de prevención para combatir la enfermedad?
M.B.- En cáncer la palabra “prevención” puede tener dos acepciones distintas. Si por prevención entendemos que se desarrolle un cáncer podemos decir que es imposible de prevenir. Cualquier persona por muy sana que esté o por muy sano que sea su estilo de vida, puede desarrollar un cáncer. Ahora bien, si el termino “prevención” lo aplicamos a desarrollar una enfermedad grave o incluso terminal, la mejor prevención es la detección temprana, es decir detectar el tumor en sus estadios iniciales antes de que se malignice, se convierta en invasivo y por supuesto, desarrolle metástasis.
WE.- Qué niveles de curación tiene actualmente el cáncer
M.B.- Este tipo de estadística hay que gestionarlo con mucho cuidado ya que el cáncer en realidad es un conjunto de más de 200 enfermedades. Por lo tanto hablar de curación en su conjunto puede llevar a cierta desinformación. En EE.UU, la supervivencia media de todos los tipos de cáncer a cinco años está ya por encima del 65 %. Pero las cifras de los distintos tipos de tumores son muy dispares. Mientras la supervivencia de los cánceres de origen hormonal como mama y próstata está por encima del 95 %, los de páncreas o glioblastoma están alrededor del 5 %. Entre los tumores más comunes como el cáncer de pulmón no microcítico y el cáncer colorrectal están alrededor del 20 % y del 50 % respectivamente. Luego hay que tener en cuenta que dentro de estos tumores, los porcentajes de supervivencia vienen determinados por el estadio en el que se detecta la enfermedad. Los tumores metastásicos tienen unos niveles de supervivencia mucho más bajos que los que aún no se han diseminado.
WE.- Qué le podemos decir a aquellos que publican en redes soluciones milagrosas o ingenuas para superar la enfermedad
M.B.- Que tales “curaciones” no existen. Que solo pretenden engañar a la gente.
WE.- ¿Es la ciencia la respuesta a la enfermedad?
M.B.- La ciencia y la medicina. Las dos tiene que ir de la mano.
La línea de investigación
WE.- Cuál es el motivo de investigar el cáncer de páncreas, ¿qué tiene de especial?
M.B.- En nuestro caso, estamos interesados en descubrir estrategias terapéuticas para aquellos tumores iniciados por mutaciones en el oncogén KRAS (gen que produce una proteína llamada KRAS, que participa en las vías de señalización celular que controlan el crecimiento, la maduración y la muerte de las células). Y se da la circunstancia de que los adenocarcinomas ductales de páncreas están originados en su gran mayoría por mutaciones en este oncogén.
WE.- ¿Qué es lo que se ha conseguido?
M.B.- Pues simplemente, descubrir que eliminando la expresión de dos proteínas, cRAF y EGFR, la mitad de los adenocarcinomas de páncreas inducidos en un modelo experimental que reproduce muy fielmente la historia natural de esta enfermedad, desaparecen completamente. Además hemos podido comprobar que la eliminación sistémica de estas dos proteínas sólo produce unas toxicidades mínimas y fácilmente controlables. En el trabajo también describimos qué células derivadas de 9 de 10 tumores de páncreas humanos (los llamados modelos PDX por sus siglas en inglés de “patient-derived xenografts”) dejan de proliferar al eliminar o inhibir estas dos proteínas.
WE.- Ha habido un terremoto con la noticia, pero la realidad, aunque todo vaya bien aún queda mucho trayecto por delante para encontrar un conjunto de fármacos
M.B.- He de admitir que la acogida de esta noticia por los medios de comunicación me ha sorprendido. Quizás en España, por ser un país en el que no se apoya la investigación, ciertos resultados tienen un impacto mediático más alto que en otros países, sobre todo los anglosajones, como el Reino Unido y EE.UU. Como ya indiqué en la rueda de prensa en la que se dio a conocer la publicación de nuestro trabajo, hoy en día hay buenos fármacos contra el EGFR, pero no contra cRAF. Además el desarrollo de estos inhibidores presenta una complejidad especial, por lo que yo calculo que no será posible contar con inhibidores de cRAF para empezar ensayos clínicos al menos en cinco años. No obstante y como información más esperanzadora, me consta que las principales farmacéuticas ya están trabajando en este tema y por nuestra parte ya hemos iniciado una colaboración con Eli Lilly.
El año pasado ya publicamos un trabajo, también en Cancer Cell pero que pasó desapercibido para los medios de comunicación, y en el que demostramos que la eliminación de cRAF inducía la regresión parcial de la mayoría de los adenocarcinomas de pulmón experimentales inducidos por el oncogén KRAS
WE.- El método utilizado es invasivo como lo es la radioterapia o la quimio
M.B.- Si se refiere al modelo experimental, la eliminación de los genes que codifican por cRAF y EGFR los hemos eliminados mediante manipulación del genoma de ratón. Obviamente, en el caso de los pacientes de cáncer, el tratamiento tendrá que ser farmacológico, es decir mediante tratamientos basados en fármacos selectivos como son los ya existentes contra el EGFR y los que se desarrollen contra cRAF. Esto no excluye que una vez se lleven a cabo los ensayos clínicos no se haga uso adicional de la quimio si mejorara el tratamiento, como está pasando actualmente con la inmunoterapia.
WE.- ¿Cuáles serán los siguientes pasos?
M.B.- Hay dos vías. Por un lado y como acabo de indicar desarrollar inhibidores selectivos contra cRAF. Por otro lado, continuar la investigación traslacional para descubrir dianas terapéuticas adicionales que nos permitan inducir la regresión de todos los tumores experimentales y no solo el 50 % como hemos conseguido hasta ahora.
WE.- ¿Pueden utilizarse los resultados en otros tipos de cánceres?
M.B.- Sí. El desarrollo de fármacos selectivos contra cRAF también podrán ser utilizados en otros tipos de tumores iniciados por mutaciones en el oncogén KRAS como son un porcentaje de adenocarcinomas de pulmón, cáncer colorrectal y posiblemente de endometrio. De hecho, el año pasado ya publicamos un trabajo, también en Cancer Cell pero que pasó desapercibido para los medios de comunicación, y en el que demostramos que la eliminación de cRAF inducía la regresión parcial de la mayoría de los adenocarcinomas de pulmón experimentales inducidos por el oncogén KRAS.
WE.- ¿Cuáles son las diferencias entre la investigación actual con la que se desarrollaba en la época de Ramón y Cajal o Severo Ochoa?
M.B.- Desde el punto de vista tecnológico, obviamente son muy distintas. Pero en lo esencial, son las mismas, poder descubrir lo desconocido.
WE.- Está cada vez más cerca de conseguir que se convierta en una enfermedad como mínimo crónica…
M.B.- Esta es una pregunta casi imposible de contestar porque para poder hacerlo con cierto rigor necesitaría saber de qué tipo de cáncer me está hablando. Si me está hablando de cáncer de próstata o de mama (con la excepción del los tumores “triple negativos”) ya podemos hablar de enfermedades crónicas. Lo mismo sucede con muchos tipos de leucemias y de linfomas. Si me pregunta sobre el cáncer de páncreas o de pulmón la respuesta es no lo sé.
Esperemos que sí, pero le recuerdo que los científicos no nos dedicamos a predecir el futuro.
¡Muchísimas gracias Dr. Barbacid! Un honor para nuestra revista.
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