Se acerca el tiempo de vacaciones, que es en el mejor de los casos tiempo de descanso, relajación o recreación personal. También es tiempo propicio para hacer balance. Pese a que el calendario dice que el año comienza el uno de enero, lo cierto es que la vida está organizada mucho más alrededor del calendario escolar. Septiembre es un momento de comenzar con fuerzas renovadas. Pero, para que esto sea efectivo, hay que pararse a pensar antes en cómo estamos.
Conviene de vez en cuando hacer repaso. Repaso de armarios, de lo que uno come, del deporte que hace (o no), de la relación con las personas que hace tiempo que no ves y por supuesto, con las que ves cada día en casa, en el trabajo o compartiendo tiempos de ocio. Repaso, por qué no, del estado de los amores, los rencores, la memoria, los temores, las ilusiones o las quejas más habituales. Los rezos y pensamientos.
Todas estas operaciones de auditoria personal nos dan pistas sobre cómo estamos viviendo. Esto, como es obvio, puede llevar un cierto tiempo, del que no siempre disponemos, aún en periodo estival. Por eso considero relevante haber descubierto que tenemos unos ‘chivatos’ muy cerca de nosotros, cada día, cada hora, cada minuto incluso, que pueden servir de ayuda a este propósito.
Es cierto que mantenemos muchas veces una relación de amor-odio con nuestros queridos-odiados teléfonos móviles. Celulares para la parroquia hispánica de las Américas. Y mucho más intensa con los servicios de mensajería instantánea. En Europa, el uso de WhatsApp es mayoritario, aunque hay otras aplicaciones similares que, para nuestro propósito, bien sirven.
¿Qué nos dicen los emoticonos?
Cuando la gentileza que dispensa a este juntaletras acabe, le propongo al estimado lector un juego. Revise con interés el histórico de emoticonos que utiliza con más frecuencia. ¿Tiene más besitos o más caras rabiosas? Tal vez deba repensar si está comunicando más amor o rencor, si hay algún asunto por perdonar pendiente, etc.
Cuando se ríe a través de emoticonos ¿lo hace de manera escalonada, dependiendo del caso o utiliza siempre la risotada hasta la lágrima que rueda? Tal vez sea una pista para plantearse si los asuntos por los que uno se monda de risa son realmente importantes o sólo banalidades.
¿Tiene muchos monitos con la boca, los ojos o los oídos tapados? ¿Exceso de meteduras de pata? ¿Deseos de no ver la realidad?
¿Qué tal con los brazos forzudos, los pulgares arriba y los TOP-TOP-TOP? ¿Ha sido una persona especialmente motivadora?
Pero no solo los emoticonos pueden ayudarnos en esta tarea. Los llamados ‘estados’ de WhatsApp también dicen mucho de cómo nos encontramos en cada momento. Es cierto que muchas veces no se repara en ellos o no se comparte nada especialmente relevante. Pero no son pocos quienes hacen auténticas declaraciones de intenciones o revelaciones de su estado emocional, laboral, económico, etc.
Todo esto es lo que llamo el Índice WhatsApp. No pretende ser un método matemático infalible, ni mucho menos. Pero puede ayudar a mejorar la vida. Y aunque no cotice en la Bolsa, puede servir para dar valor a sus valores.
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