Al pensar en la moda con frecuencia -y de forma casi inconsciente- entran en juego en mi imaginario el binomio moda y libertad. A simple vista pueden parecer dos conceptos opuestos, pero no lo son. Porque la libertad -al igual que la moda- siempre está luchando por sobrevivir. Hoy me apetece hablar de Jane Eyre: Moda y libertad.
Uno de mis libros de cabecera es el clásico de Charlotte Bronte, Jane Eyre. Allí, la autora dice al final de la obra (…) disfrutar de la libertad de la sociedad y la satisfacción de la compañía (1991, p. 485). Reconozco que estas palabras me han acompañado a lo largo de la vida. Es más, siempre que necesito relajarme, las pronuncio mirando al cielo. Porque, unas de las cosas que más me gustan es volar, y volar siempre supone traspasar límites. Pues sí, gozar de la libertad de la sociedad es uno de los mayores placeres del ser humano. Algo que debería llegar como una tendencia y establecerse como una moda.
Pero ¿qué significa “disfrutar de la libertad de la sociedad”?, ¿cómo alcanzar esa meta?, ¿cómo conciliar moda y libertad?, ¿es necesario?, ¿es posible?
Ciertamente, la primera vez que leí esas palabras -y otras muy similares que se despliegan a lo largo del libro- se presentaban delante de mí solamente como una aspiración, pero con la seguridad de que antes o después serían una realidad. Tal como Jane Eyre dice “Nadie tiene derecho a mandar en mi voluntad. Lo que pienso es realizable: no hace falta nada más que mi imaginación descubra los medios para conseguirlo” (Bronte, 1991, p. 113). ¡Me encanta esta expresión! No se queda en una mera ilusión, sino que es capaz de descubrir el sentido práctico de la imaginación.
La creatividad no es una pérdida de tiempo, ni una mera evasión. La creatividad forma parte de la inteligencia práctica. Por eso la estética como parte de la moda es una vía para la expresión y el desarrollo de la libertad.
Figura: elaboración propia a partir de Canvas
La segunda parte de mi frase mágica es clave: disfrutar de “la satisfacción de la compañía”. El ejercicio de la libertad es placentero siempre y cuando favorezca la convivencia. No hay libertad sin respeto a la convivencia. No es libertad, sino apariencia mentirosa de libertad, cuando invadimos el espacio de belleza de los demás. Así es, todos tenemos derecho al respeto a nuestra cuota de belleza personal. De la misma forma que existe una zona de confort y un espacio de seguridad personal. También hay una zona de belleza personal. El despliegue de nuestra imagen personal debe ser una oportunidad para inspirar, reflexionar y crear para los demás.
Es una falacia el que nos podamos permitir invadir esas zonas. Y, sin embargo, lo hacemos. Incluso, se podría considerar como una forma de agresión. Sí, agredimos a los demás, los insultamos, cuando no cultivamos la belleza. Porque como expresa Jane Eyre una de las mejores cosas que existen es “disfrutar de la libertad de la sociedad y la satisfacción de la compañía”.
Con nuestra imagen personal podemos provocar dos emociones: atracción y rechazo. Lógicamente, también podemos hacernos invisibles. Aun así, es un modo de manifestar nuestra libertad y nuestra capacidad de relación. La semiología de la indumentaria tiene un fuerte peso en nuestras relaciones, y en ese espacio es por dónde se cuela la moda tal como la percibe nuestro imaginario hoy, la moda como sistema, que va mucho más allá de la estética, siendo una forma de expresión de la libertad.
Que queda claro qué si queremos ofender a alguien, una de las mejores formas que podemos emplear es descuidar la imagen. Sin embargo, la primera parte de las palabras de Jane Eyre están llenas de liberación de vínculos sociales. Pareciera que con ellas se desprende de todo lo que pueda significar obligación, regla y protocolo, para vivir libre de toda clase de vínculos y sometimientos.
La segunda parte equilibra la tensión que ha desplegado con las primeras. Los vínculos derivados de las relaciones sociales y sus consecuencias son expresión de libertad para Jane Eyre. Corren tiempos en los que revitalizar el verdadero sentido de la libertad y de sus verdaderas expresiones.
La moda, el estilo, las tendencias en la medida que favorecen la comunicación, las relaciones sociales, la convivencia son vehículo de libertad. Sobre todo, de expresión de lo que somos, de dónde venimos y a dónde vamos. En el momento que moda y libertad rompen la comunicación, sacan lo peor que hay dentro de nosotros y nos esclavizan.
Para terminar, me viene a la mente un comentario bastante frecuente. Es habitual escuchar algo así como “hoy ya no hay moda, porque cualquier cosa lo es”. No hay normas, no hay límites, no hay barreras, para nada, tampoco para la moda. Charlotte Bronte en Jane Eyre lo expresó muy bien disfrutar de la libertad de la sociedad y de la satisfacción de la compañía. De esa forma planteó la esencia de la conciliación entre moda y libertad: vivir con un espíritu libre bajo el prisma del respeto.
Pero Bronte también se refiere a la necesidad de estudiar y formar el carácter para tener un espíritu libre e independiente. Estudiar y formar el carácter dos elementos imprescindibles, a los que no se les presta atención. Porque en la sociedad digital nos hemos acostumbrado al golpe de clic. Pero la sabiduría, la verdadera sabiduría, al igual que el vino, necesita tiempo.
PD: Puede que el artículo haya quedado un poco “intenso” pero creo que merece la pena.
Referencias
Bronte, C. (1991). Jane Eyre (Tercera). Madrid: Espasa-Calpe, S.A. Madrid.
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