Cada vez es más grande el número de víctimas que de dejan arrastrar por la creciente ola de consumismo, por la presión de la publicidad, creando en ellas unas auténticas ansias de consumir y de tener, haciéndoles perder la alegría y el motivo de su existencia. Su interior se sobrecarga de deseos que nada tiene que ver con lo que debe ser la verdadera felicidad.
Nos están imponiendo una forma de vivir, y con esta afán de consumismo, nos está pudriendo el fondo del corazón.
Debemos ser inteligentes y saber resistir a esa serie de bombardeo de normas y corrientes de vida que solo nos acarrean ansiedad y problemas.
Tratemos de aprender a ser nosotros mismos y saber o al menos, intentar averiguar, a dónde queremos llegar, qué metas queremos alcanzar y sobre todo cómo queremos ser.
Nosotros tenemos nuestras propias ideas y opiniones, y sobre todo una mente y un corazón.
No nos dejemos influenciar por las modas, por las opiniones que nos ofrecen desde afuera. Somos libres de escoger o desechar lo que queramos y no nos guste. Nadie debe imponernos sus criterios pues ya somos lo suficientemente adultos como para saber cada uno lo que quiere.
No hay mejor guía de nuestra propia conciencia, para decirnos lo que debemos o no hacer.
Dejémonos llevar por ella, y si en alguna ocasión tenemos una duda, consultemos con alguna persona de confianza, que desde su conocimiento nos aconsejará lo más conveniente. Después de escucharla, sopesemos los pros y los contras, y decidamos cual es el mejor camino para conseguir nuestra meta.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: