Daniel Lumera, sociobiólogo, es profesor y referente internacional en el ámbito de las ciencias de la salud y bienestar, la calidad de vida y la práctica de la meditación, que estudió y profundizó con Anthony Elenjimittam, discípulo directo de Gandhi. Lumera es autor de bestsellers como “La cura del perdón” y coautor con Franco Berrino de “Ventuno giorni per rinascere” (Veintiún días para renacer) y “La via della leggerezza” (El camino de la ligereza). En su libro «Biologia della Gentilezza» (Biología de la gentileza) pone en relación el ser gentil con la calidad de vida de las personas.
Biologia della Gentilezza, de Mondadori, 2020, escrita junto a Immaculata De Vivo, profesora de Harvard, líder internacional en el área de epidemiología molecular y genética del cáncer, ha sido el libro más vendido de bienestar y salud en Italia en ese año. Además, ha dado lugar al movimiento “Italia Gentile” (Italia gentil), en el que participan miles de personas, organizaciones y municipios de todo el territorio. El libro confirma con estudios, que ser gentil con los demás mejora el ADN de las personas.
A día de hoy existe una biología de los valores. Lumera, quien imparte el 27 de febrero una masterclass online acerca de este tema . Él explica en exclusiva para nuestra revista, que la ciencia es capaz de traducir en números concretos y valores biológicos el impacto sobre la longevidad, la calidad de la vida y la salud de valores nobles como la gentileza o la amabilidad, el perdón, la gratitud, el optimismo o la felicidad.
El bienestar físico y emocional
Según el experto, la ciencia demuestra que la idea evolutiva que tenemos de que sobrevive el más fuerte -entendiendo por fuerza, la capacidad de imponerse, dominar al otro a nivel físico, psicológico y económico-, no es la estrategia de supervivencia más favorecedora. “En una sociedad competitiva llegan a concebirse como debilidades características nobles. Pero, son las personas más gentiles (desde una perspectiva evolutiva), quienes presentan una posibilidad superior de vivir más y con una calidad de vida excelente”, asegura el referente en bienestar.
Lumera aclara que el confort cuando se es gentil es tanto físico como emocional. “A nivel físico, como explico, impacta sobre los procesos de longevidad, reduce la inflamación e impacta también en el humor. Es decir, regula las emociones primarias como rabia, rencor, resentimiento, sentido de impotencia, de culpa. Y también, desplaza nuestra dieta emocional regulándola en frecuencias emocionales superiores como simpatía, empatía, gratitud, felicidad, gozo, dicha, amor”, relata el autor del libro.
Por otro lado, también afecta al nivel de habilidades cognitivas como la memoria, lucidez, presencia mental, claridad y sobre la capacidad que tenemos de manejar situaciones de soledad y aislamiento social. Para el experto, estos valores deben cultivarse diariamente al no ser características genéticas predeterminadas.
“Biología de la gentileza”
En el libro “Biología de la gentileza” se presenta un estudio muy interesante de un grupo de mujeres al que realizaron un seguimiento durante 4 años. Practicaban una forma peculiar de meditación llamada Loving Kindness Meditation: la meditación del amor, la gentileza y la amabilidad. Immaculata De Vivo, genetista del cáncer, es una investigadora y conferenciante de renombre mundial en la Escuela de Medicina de Harvard. Se encuentra entre las principales científicas del mundo en el estudio de los telómeros (parte terminal de los cromosomas). “El estudio demostró el impacto genético de la gentileza en el sentido del estado en que esas mujeres presentaban los telómeros. La ciencia considera que son uno de los más importantes biomarcadores de la longevidad”, subraya el especialista.
“Cuanto mejor estén conservados los telómeros, mayores son las probabilidades de vivir sin enfermar por un largo tiempo. La buena conservación de los telómeros está influenciada no solo por la genética, sino también por el estilo de vida, si se sigue una alimentación sana, si las relaciones son felices o tóxicas, si donde se vive hay naturaleza o agentes contaminantes...”, refiere el también conferenciante. En este sentido, la ciencia demostró, para Lumera, que los valores que se cultivan a través de la vida como la gentileza, influyen en la adecuada conservación de los telómeros.
El impacto en la sociedad: “Italia gentil”
El libro “Biología de la gentileza” ha tenido un impacto importante a nivel social en Italia. Se ha originado el movimiento espontáneo “Italia gentil” que cuenta con más de 250 mil personas en los más de 36 ayuntamientos en Italia. Como instituciones, firmaron una carta de varios puntos, donde, como narra el sociobiólogo, se comprometieron a desarrollar proyectos sobre el valor de la gentileza en organismos y espacios:
- En Florencia se creó el primer Máster de la gentileza en el mundo. En el Hospital Meyer pediátrico se originó un curso de especialización para profesiones médicas y sanitarias para poder desarrollar la gentileza. Muchos hospitales oncológicos en Estados Unidos adoptan protocolos de gentileza con los cuales mejora la relación paciente-enfermedad.
- Dos festivales: Uno en Florencia, de tres días dedicado a la gentileza y otro en el estado de San Marino que es el primer estado que se ha declarado “Estado gentil” del mundo.
- En escuelas se desarrollan protocolos para implantar la gentileza en niños y adolescentes. También a nivel universitario.
- En cárceles, para comprobar el impacto de este valor en la violencia y rabia de los presos.
- A nivel económico del liderazgo gentil, que extiende el impacto en la productividad de la empresa. Se desarrollan test psicométricos para medir a nivel numérico y como desarrollar una política gentil de liderazgo en la empresa mejora el clima laboral, la productividad y la creatividad de las personas.
- Se han transformado espacios públicos en gentiles, como parques o restaurantes que una vez a la semana dan una comida gratis o quien quiera puede entrar, pagar dos comidas y dejar una comida como gentil, ofrecida; en otros, se prepara pan y se dona un día a la semana.
- Librerías, hoteles…
Red de cooperación
El profesor asegura que se creó una red de cooperación entre la sociedad. “La gente se ha animado a hacer esto porque es una necesidad profundísima evolutiva. No la competición ni la violencia, sino los procesos inclusivos como escuchar y cooperar. Esto cura, permite avanzar y es una inversión en nuestra salud y calidad de vida. Mi abuelo, tras la Segunda Guerra Mundial, explicó que nuestra familia pudo sobrevivir y comer por la ayuda recibida”, sostiene el escritor. “Ser altruista es la mejor forma de egoísmo que existe”, remata Lumera.
En España se está trabajando con editoriales para la traducción y posterior venta del libro “Biología de la gentileza” en nuestro país. Actualmente, puede adquirirse en italiano, en Amazon.
“El cerebro se activa más cuando conecta con gratitud y con acciones de altruismo”, es una de las afirmaciones de Ana Asensio, psicóloga y doctora en neurociencia, autora del libro “Vidas en positivo”. Y clarifica que esa declaración se interpreta “por el beneficio y el favorecimiento de los factores neurotróficos, es decir, la conexión entre las neuronas de una manera sana y equilibrada para que todo el organismo funcione bien”.
Como profesional en consulta durante más de 20 años, Asensio, ha podido comprobar que cuando las personas realizan buenas acciones, con la intención de dar y ayudar a los demás y a sí mismas, sin esperar reconocimiento alguno o devolución, “los efectos beneficiosos para mejorar el estado de ánimo de manera natural son increíbles”.
Favorecer contactos sanos llevan a la felicidad
La experta explica que la oxitocina, llamada comúnmente el “neuroquímico del amor”, es un gen y un neuroquímico ancestral en nuestra especie. Interviene en la salud emocional, la calidad de sueño y procesos del organismo que hacen que la vida la sintamos con calidad y sentido. “La oxitocina se segrega precisamente en la relación amorosa con los demás, con el cuidado hacia los otros, con gestos altruistas, con la escucha desde el corazón, con la ausencia de críticas y juicios, con los abrazos y el tacto… Este gen es innato en el ser humano, pero necesita acompañarse con acciones que nos unen como especie y nos conectan con un estado y bienestar más allá”, asevera la psicóloga.
Asensio concluye confirmando que merece la pena favorecer contactos sanos y realizar gestos gentiles que llevan a la auténtica felicidad.
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