Hoy quiero hablaros sobre los momentos de optimismo y comenzaré con esta reflexión de Henfil:
-«Si no hubiera frutos, igualmente valió la belleza de las flores…»
-«Si no hubiera flores, igualmente valió la sombra de las hojas…»
-«Si no hubiera hojas, igualmente valió la intención de la semilla…»
¿Habéis cogido el sentido? Supongo que sí. Sin embargo, muchas veces nos dejamos derrotar en cuanto vemos que nuestros planes se nos tuercen.
Ponemos mucha ilusión en un proyecto y nos venimos abajo a más mínima contrariedad que nos surja.
Mirar la vida con optimismo nos ayudará a afrontar los problemas, no desde el abatimiento, sino desde la esperanza. Saber apreciar siempre el lado bueno de las cosas, y aprovechar los contratiempos, nos ayudará a sacar de ellos la enseñanza que nos haga descubrir el error, para no volver a caer en él.
Nada se consigue desde la tristeza y el pesimismo. Afrontar los problemas de cada día con alegría nos ayudará a vivir una vida desde la sensatez y serenidad. Podremos así solucionar esos contratiempos con la esperanza de que «nada es definitivo, todo es transitorio y pasajero».
Espero que recordéis este pensamiento en los momentos difíciles y os estimule a mirar al frente con la esperanza de que todo pasa, por muy malo que sea. Al final ya veréis cómo se enciende la luz que os guiará para salir del túnel de la desesperación.
«Aquel» que todo lo puede será quién nos asista para salir de esas situaciones, por muy malas que sean, si confiamos en Él.
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