La Navidad tiene un significado muy diferente para cada persona. En mi caso, me hace especial ilusión el inicio de un nuevo año. Los primeros días de 2016 pueden ser la excusa perfecta para poner en práctica, por qué no, ciertos planes que tenemos en la lista de ‘pendientes’ de la agenda y para los que nunca encontramos el momento idóneo. Puede ser el punto de partida de un camino que nos lleve a conseguir nuevas metas y a alcanzar ciertos objetivos, tanto a nivel físico como emocional.
WOMAN ESSENTIA afrontará el año nuevo con muchos cambios y una lista de cimas ‘alcanzables’ –uno de los factores clave, como veréis a continuación– y por eso queremos daros unas sencillas pautas para que vayáis tachando en vuestra relación de ‘buenos propósitos’. Despacito y con buena letra… Nunca dejes de decirte a ti mism@ esa frase ya mítica: ‘Yes, We can!’.
1. Metas realistas. De nada vale proponerse cosas que difícilmente vamos a conseguir, bien por tiempo, por medios económicos, por limitaciones físicas o simplemente porque en realidad no estamos suficientemente motivados y todos los años caemos en incluirlo, no conseguirlo y… frustrarnos. En evitar esa frustración está la clave, pues eso solo lleva a la insatisfacción.
2. Empezar cuanto antes, porque la acción nos llevará a la motivación, nunca al revés. Es una de las estrategias que recomiendan en la Universidad de Maryland (EE UU), donde expertos de la Escuela de Medicina han elaborado una serie de tips para estos propósitos de año nuevo. En definitiva, no hace falta esperar al 1 o al 2 de enero. En cuanto sintamos la energía debemos empezar a actuar.
3. Comparte la ilusión con tu círculo de amigos y familia. El hablarle a ‘tu gente’ de qué quieres hacer en 2016 hará, por un lado, que lo tengas más presente. Por otro, seguro que recibes mensajes motivadores que van a reforzar tus decisiones. ¡Adelante! Después, conforme vayas avanzando en la consecución de esos objetivos, hazlos partícipes de esos pequeños logros cotidianos. ¡Son la mejor vitamina!
4. Paso a paso. No podemos conseguir cambiar ciertos hábitos de un día para otro, ni debemos pretender correr una hora cuando nuestras únicas carreras son detrás de los peques de la casa. Hay que empezar por pequeñas victorias, metas alcanzables, como se decía al principio. En caso contrario, renunciaremos a la primera de cambio y esa no es la idea, ¿verdad?
5. Aceptar que se puede fallar. Si un día nos saltamos la dieta o bien respondemos mal a nuestros padres, si nos levantamos cansados y no salimos a correr o nos llevamos trabajo a casa, algo que habíamos jurado y perjurado que no haríamos más, no debemos tirar la toalla. Hay que aprender a tolerar los errores y a aprender de ellos, para anticiparnos la próxima vez y evitar estas caídas. Que un mal día o un despiste del momento no nos lleve a tirar todo lo anterior por la borda.