La pasada semana se incorporaron los últimos alumnos al colegio, mientras que todavía quedan universitarios pendientes de sus notas de Septiembre.
Puede decirse que este mes, que pronto llegará a su fin, ha servido para volver a la llamada “rutina”. Rutina en cuanto a vuelta de obligaciones y tareas, pero siempre diferente, puesto que cada septiembre, como cada curso escolar, debería ser motivo para nuevos proyectos.
Un año para desarrollar nuevas ideas y ponerlas en práctica, sea hacer deporte, cambiar de trabajo o el nuevo curso que empiezan tus hijos. Un curso por delante con nuevas iniciativas y algún que otro proyecto con ganas de comenzar.
Se habla mucho de la depresión post vacacional, pero a estas alturas y si tenemos en cuenta la regla de los 21 días, con septiembre casi acabado, ya deberíamos haber recuperado los hábitos que se relajan durante las vacaciones.
La regla de los 21 días
Según parece, fue el doctor Maxwell Maltz el primero en hablar de ello en su libro, publicado en 1960. Observó que sus pacientes tardaban 21 días para dejar de sentir la conocida “sensación fantasma” después de la amputación de una extremidad. Los que acabaron sus vacaciones en agosto, ya deben estar acostumbrados a esta nueva situación que puso punto y final a los horarios dispersos o al relax vacacional, aunque no al calorcito, que sigue haciendo de las suyas, manteniendo a los mosquitos, y ansiando estar en otro sitio.
Sonia Díez, autora de EducAcción, una de las mayores expertas en esta asignatura pendiente en España, defiende llamar a esta vuelta al colegio de otra forma, y destinar las dos primeras semanas de septiembre para seducir a los alumnos en el gusto por aprender. Dicho y hecho, ya que lo puso en práctica invitando a Irene Villa a inaugurar el curso de uno de sus colegios, para hablar a padres y alumnos sobre un tema muy interesante para todos: «La única discapacidad es la actitud negativa», invitando a contagiar alegría.
Visto así, si ponemos las pilas a los más jóvenes… ¿Cómo no vamos a tomar los adultos esta vuelta a la vida cotidiana viéndola menos cotidiana? Deberíamos ser el primer ejemplo en ponernos en marcha, y pasados los primeros 21 días, aparcando las actitudes negativas, comenzar otros tantos días para establecer hábitos y poner en práctica nuevos proyectos… O como mínimo ver nuestro día a día con nuevos ojos.
“¿Por qué habremos tenido la mala ocurrencia de llamar al inicio del curso ’vuelta al cole’? Volver es nombre de tango, de pisar sobre nuestras pisadas, de viajar hacia atrás” – Sonia Díez
Sonia cree que con ese eslogan parece que les estamos indicando a escolares y profesores que abandonen toda ilusión, que otro año más les espera el mismo colegio a la misma hora. Aunque ciertamente sea así, igual que para cada adulto, deberíamos vivir el presente como una nueva oportunidad, como recomienda la doctora Rojas para ser felices. Ni vivir en las añoranza de las vacaciones pasadas (sí disfrutar su recuerdo), ni pensar en las futuras que no sabemos como serán.
El secreto: redescubrir cada día
Hace un año aproximadamente, la revista Neuron publicó un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Yale que concluía, tras una serie de experimentos con chimpancés, que cuando uno de los entornos de nuestra actividad se vuelve estable el cerebro desconecta su mecanismo de aprendizaje.
“Esto puede ser fantástico cuando hemos llegado a la perfección en alguna disciplina. Sin embargo cuando se trata de tareas complejas que involucran a otros y requieren tanto desarrollo de destrezas como el diseño de estrategias, como sucede con la Educación, sucede lo contrario”, asegura Sonia Díez.
Si partimos de que todos estamos en evolución, podemos pensar que no solo afecta a las tareas sencillas, sino a las habituales, a tu planificación para el año. Y si en cualquier trabajo o empresa es necesaria una reflexión sobre cómo mejorar la competitividad, o tus cualidades profesionales, no podemos dejar de hacerlo para nuestra vida personal.
«Cuando todos los días parecen iguales es porque las personas han dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en sus vidas siempre que el sol cruza el cielo» – Paulo Cohelo
Todos sabemos que el primer paso para salir de la rutina es tomar conciencia de ella, y que para crear, para investigar y llegar a nuevas conclusiones, es necesario cuestionarse. Hacerse nuevas preguntas, darle un nuevo sentido a la vida o simplemente descubrirlo, plantarse ante un paisaje y verlo diferente, buscar la belleza o la verdad saliendo de la rutinaria mediocridad que no invita a pensar, ya es estar en el camino.
Ponte un plan de 21 días y descubrirás nuevos horizontes y desde luego verás un otoño nuevo. Y si no ves como empezar, sigue las siguientes instrucciones:
"A veces me salto el almuerzo y cambio la rutina. Salgo a dar un paseo. O me compro un pequeño regalo para mí... Algo que me haga sentir que estoy cuidando de mí mismo. O salgo en coche, en busca de un paisaje hermoso, o saco una entrada para un concierto. A veces negocio una cita conmigo mismo a media mañana, un compromiso estrictamente personal. Una vez salí a las once de la mañana para visitar una galería de arte. Luego regresé y seguí trabajando como de costumbre hasta la hora del almuerzo. "Mi minuto esencial" (2003), Spencer Johnson
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