Comenzábamos el año con la sugerencia de cuatro retos para adentrarnos en el con «buen pie». Para conseguirlo, hablando de moda, me gusta especialmente el informe que ha publicado BoF sobre el estado de la moda en 2018, y me he permitido traerlo aquí destacando algunas de las ideas que nos ofrece.
Invito a los lectores a la reflexión de los conceptos que aparecen en este cuadro. En él están compendiadas las líneas maestras que van a dirigir nuestra economía y que ordenarán el mercado -también el de la moda- en los próximos doce meses.
Palabras como volatilidad e incertidumbre o interconexión y competitividad deben comenzar a formar parte de nuestro imaginario emocional y profesional. Sobre todo, de forma preventiva, ya que van a ser los escenarios habituales en los que nos vamos a mover.
«Cuando contemples déficits a tu alrededor, si no encuentras nada que pueda suplirlo, ¡hazlo tú misma!”. Gema Gómez
No vale quejarnos de cómo nos molestan las situaciones que estamos comenzando a encontrarnos, sino estar preparados para afrontarlas. Y una forma de hacerlo es ser conscientes y aceptar que lo más probable es que ocurran.
Recientemente escuché -en una jornada organizada por Circular Project- a una chica comentar que en una charla de mi buena amiga Gema Gómez, responsable de Slow Fashion Next, le aconsejó “hazlo tú misma”.
-«Cuando contemples déficits a tu alrededor, si no encuentras nada que pueda suplirlo ¡hazlo tú misma!”.- De hecho, la aconsejada tomó buena nota y se puso a sacar adelante todo lo que le parecía que en su centro educativo no se estaba acometiendo.
Y no pensemos que era una profesora, ni un directivo del mismo, ¡no!, era una mera alumna.
Estos son los líderes para el cambio que necesita la sociedad. Gente que no mira a otro lado ante las necesidades que encuentra en su entorno. Ni tampoco espera que lo hagan otros, sino que, en la medida de sus posibilidades, saca adelante lo que se propone. Este tipo de personas, del que todos tenemos alguna característica, son los que no tiemblan ante la incertidumbre o la volatilidad.
Por otra parte, otra característica del cambio es que el mercado se está desplazando, desde el oeste al sur este. 2018 será un año de inflexión; por primera vez la locomotora del consumo de moda no estará liderada por Estados Unidos, ni Europa sino por el mercado Asía-Pacífico.
Indudablemente, las tecnologías disruptivas y la conectividad favorecerán el control de los consumidores por parte de las marcas que se centrarán en la omnicanalidad durante la compra, junto con la capacidad de compartir información y opinión.
Si bien es cierto que las marcas están atentas a la información que les llega sobre la conveniencia, cualidad, orientación del valor, novedades y precio, han de estar preparadas para lo que la consultora Trend Watching ha denominado “Forgeting desing”. Por lo que el consumidor, aunque vaya a ser el sujeto activo de este comportamiento, no por ello va a estar a salvo de sufrirlo. Es aquí donde concluyen la volatilidad y la incertidumbre.
Esto nos confirma que el uso de la información que aporta el big data no asegura el éxito del producto. Puede ocurrir perfectamente que después de haber puesto en el mercado un producto hecho a la medida del consumidor se permita decirnos “disculpa, pero he cambiado de opinión”, si así, tal cual como lo leen.
El uso de la información que aporta el big data no asegura el éxito del producto.
Como resumen podemos concluir que 2018 estará marcado por la digitalización cadena de valor + redefinición de estructura de costos. Se producirá una aceleración del ritmo industrial: ajustes de los límites de tiempo desde el diseño a la plataforma a lo largo de la cadena de valor.
Por otro lado, en línea con lo referido anteriormente, las marcas van a experimentar en directo con el consumidor. Y la tienda física en declive nos plantea la necesidad de reinventarse.
La gestión de los datos sigue en aumento, dando lugar a nuevas oportunidades de negocio y a cambios en el control y seguridad.
La tienda física en declive nos plantea la necesidad de reinventarse.
Volviendo al cuadro-resumen del comienzo de este artículo, las diez tendencias planteadas por The Business of Fashion, no deberían pasar desapercibidas para los lectores. Un buen ejercicio de consumo consciente sería tenerlas en la cabeza a la hora de acercarnos a las compras. Posiblemente no las localizaremos todas juntas, ni en todos los productos. Pero, será interesante localizar cuáles son las que más nos identifican o, a través de cuáles podemos influir positivamente en el mercado.
Por ejemplo, la número 8 es la sostenibilidad como signo de credibilidad. ¿nos hemos preguntado alguna vez, si somos sostenibles no solo a nivel material, sino humano?
¿Qué características tiene la sostenibilidad a este nivel? Este es un tema que dejo para los próximos números de Woman Essentia.
Para recuperar el sentido les ofrezco ahora una primicia. Acaba de salir a la venta un nuevo libro sobre el mercado del lujo. Este libro –cuyos editores invitados han sido Miguel Angel Gardetti y Subramanian Senthilkannan Muthu en la editorial Springer– muestra en forma general la relación entre el lujo sustentable, el emprendedurismo y la innovación. En particular, se destacan los diferentes roles en el emprendimiento y la innovación, basándose en el acto de crear una nueva empresa en el ámbito del lujo y la moda sostenibles, lo que también implica características cognitivas y motivacionales. Así mismo se discute el hecho de que muchas innovaciones que promueven la sostenibilidad requieren avances tecnológicos sustanciales.
Todo lo que reflexionemos sobre el desarrollo del concepto sostenibilidad es bienvenido. Ya que incluso los más convencidos pueden desvariar en ocasiones.
Os dejo con esta interesante recomendación bibliográfica hasta la próxima edición.
Todos los diseños que aparecen en el artículo son de Susana Poyatos de Slabon, sobre un tejido de Debscad y tocado Airun.
Referencias:
The Business of Fashion and McKinsey & Company © 2017
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