Si bien el término adicción al trabajo fue definido por primera vez por el ministro y psicólogo americano Wayne E. Oates en 1968, lamentablemente podríamos decir que cada vez está más presente en nuestra sociedad.
La adicción al trabajo es una patología que según psiquiatras y psicólogos afecta a cerca de un 10% de la población activa. Es una adicción camuflada, es decir, pasa desapercibida e incluso está bien valorada en según que grupos sociales y familiares.
Se podría definir como un daño laboral de tipo psicosocial derivado de un trabajo excesivo, con la pérdida de la capacidad de control. Es decir, la persona adicta al trabajo tiene la necesidad o el impulso irresistible de trabajar 24/7.
A continuación veremos el “perfil típico” del adicto al trabajo. Se ha de tener en cuenta que para que una persona tenga adicción al trabajo no es necesario que presente todas y cada una de las características que a continuación detallo, aunque sí que existen algunas que son “clave”.
A esta clasificación la he recogido del libro “Adicción al trabajo” de Mario del Libano Miralles y Susana Llorens Gumbau (editorial Síntesis):
Características clave:
- Trabajo excesivo.
- Trabajo compulsivo.
- Negación del problema.
- Necesidad de control.
- Alta importancia y significado del trabajo.
- Alta vitalidad, energía y competitividad.
- Problemas extra-laborales.
- Problema de rendimiento a medio-largo plazo.
Otras características importantes:
- Manipulación de la información.
- Realización de tareas innecesarias.
- Comunicación interpersonal deficiente.
- Problemas de salud.
Es importante comentar que se suele confundir la adicción al trabajo con compromiso organizacional, con implicación laboral, con engagement, pasión por el trabajo, y otros términos.
Como comento en mi libro “Salud Digital”, las personas que pertenecen al patrón de conducta de TIPO A son más propensas a desarrollar una adicción al trabajo.
Personas muy activas, ambiciosas, que buscan la perfección, con un alto sentido de responsabilidad y autoexigencia, que no pueden desconectar y recargar pilas.
En la sociedad actual, trabajar mucho esta bien visto y se interpreta como que eres una persona exitosa. A la que le va bien en el trabajo, gana dinero, y obtiene cierto status socio-económico.
Es muy difícil de diagnosticar una adicción al trabajo, pero en términos generales podemos establecer que ésta se produce cuando hay un deterioro personal, social o familiar intenso. El trabajo se vuelve la razón por la cual se vive, lo envuelve todo, anula a las otras áreas de la vida de la persona.
Aquí también podríamos hablar de dos conceptos clave en las adicciones a sustancias, como son el proceso de tolerancia y el síndrome de abstinencia.
El proceso de tolerancia, en este caso, sería cuando el profesional o trabajador necesita cada vez más tiempo de trabajo, de horas dedicadas para sentir que está cumpliendo o implicado en su trabajo. Y el síndrome de abstinencia, es el que se produce cuando la persona se ve obligada a parar, o retirarse de la oficina, por ejemplo. Y esto le conlleva un malestar, ansiedad, preocupación, nerviosismo, culpa, remordimiento, impotencia…por sentir que no puede seguir haciendo su trabajo.
Algunos de los síntomas más frecuentes son:
- Incapacidad para desconectar aún en festivos, fin de semana, vacaciones…
- Problemas de sueño.
- Ansiedad e irritabilidad.
- Desapego familiar y social.
- Carencia o pérdida de aficiones o hobbies.
- Incapacidad para delegar.
- Necesidad de trabajar cada vez más.
- Ambición y perfeccionismo.
- Problemas físicos y de salud, además de los psicológicos.
- Hiperconexión digital.
- Sentimiento de culpa y remordimiento en los momentos de ocio.
- Pánico a la pérdida del empleo o a la jubilación.
Consecuencias a nivel individual y organizacional
Es importante destacar que esta adicción no sólo afecta al trabajador en el plano individual y a su entorno más próximo, sino también, conlleva una serie de conflictos y consecuencias a nivel organizacional.
Como consecuencia de la adicción al trabajo el trabajador puede experimentar tecnoestrés, insatisfacción laboral y extra-laboral, problemas de salud derivados del exceso de trabajo tanto a nivel físico, emocional y mental, pudiendo experimentar burnout.
En cuanto a su entorno también se ven afectadas las relaciones extra-laborales, con reducción del círculo social, y poca participación en eventos y reuniones, e incluso problemas familiares derivados del escaso tiempo dedicado a la pareja y a los hijos. Por esta razón, se puede concluir que personas adictas al trabajo presentan un índice superior a lo habitual de separación y divorcio.
En cuanto a las consecuencias organizacionales, no sólo afecta a los compañeros de trabajo porque uno de los síntomas más frecuentes es el no poder confiar en nadie, es decir, no sabe o puede delegar. Esto puede acarrear conflictos y tensiones deteriorando sus relaciones interpersonales y comerciales. Además de entorpecer el cumplimiento de objetivos, o ralentizar procesos que son necesarios para sacar el trabajo adelante. Y curiosamente, aunque a corto plazo y por un tiempo, el adicto al trabajo puede producir por encima de la media, a mediano/largo plazo, su rendimiento va bajando y por ende, también afecta a los resultados de la organización.
¿Y esto se cura? Sí, como cualquier otra adicción. Pero para superarla hay que reconocerla primero. No podemos luchar contra algo que desconocemos o no aceptamos.
A continuación os comparto algunos tips o recomendaciones:
- Realizar auditoria personal: analizar por ejemplo: ¿Qué lugar ocupa el trabajo para mi? ¿Qué tiempo le estoy dedicando? Por ejemplo mediante registro de horas o utilizando alguna aplicación o programa para contabilizar el tiempo que estoy dedicando al trabajo. ¿Tengo tiempo para hacer ejercicio, quedar con la familia o amigos?
- Analizar creencias e ideas: ¿Esta manera de vivir es mía o es heredada? Esta pregunta es importante si se procede de una familia que equipara el éxito laboral con el éxito social y personal. Experimentar ideas como: “Pensar que mi padre y mis abuelos trabajaban de sol a sol” y aquí preguntarse; pero ¿es lo que yo quiero para mi vida?¿O son iguales las circunstancias? Y una de mis preguntas favoritas: ¿Estoy disfrutando de mi trabajo o me está enfermando?
- Mejora tu gestión del tiempo: mantener un horario, destina tiempo para realizar pagos, responder mails, llamadas, whatsapps…Establece horarios y cúmplelos. Esto tendrá un gran impacto sobre tu confianza, auto-eficacia y compromiso hacia ti mismo y tu empresa u organización.
- Ejerce el derecho y el deber a la desconexión digital: pasa al modo avión al acabar la jornada laboral. Apaga el móvil o desactiva notificaciones…nada de imputs.
- Programa actividades con la familia y amigos.
- Practica deporte o ejercicio, preferiblemente al aire libre.
- No te lleves trabajo a casa, ¡jamás!
- Utiliza técnicas de relajación: medita, realiza respiraciones profundas, técnica de relajación de Jackbson…alguna de estas las encontrarás en mi libro Salud Digital.
- Pregúntate si no estas sufriendo el síndrome del impostor. Ya que a lo largo de nuestras vidas podemos pasar por crisis y esta es bastante más frecuente de lo que parece. De ser así es necesario trabajar autoestima, hacer algún curso de formación o tal vez, depende del alcance de la mismas, pedir ayuda de un profesional.
Es recomendable no sólo activar estas estrategias a nivel individual sino que también se hace necesario poner en marcha estrategias de prevención e intervención desde las propias organizaciones.
Por último, también es recomendable no sólo activar estas estrategias a nivel individual sino que también se hace necesario poner en marcha estrategias de prevención e intervención desde las propias organizaciones, por ejemplo con talleres, cursos sobre gestión del tiempo, habilidades socio-emocionales, técnicas de resolución de conflictos, puesta en marcha de protocolos para el cuidado y bienestar de los trabajadores, decálogo de desconexión digital, etc.
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