Hoy en día, apostar por la cosmética natural es un principio para proteger nuestra piel y el medio ambiente. Ya no hay marca que no tenga su propia línea eco o bien que se ha ya pasado a la cosmética natural. Pero, ¿lo sabemos todo sobre ella? ¿Es realmente mejor que la convencional? Quizás no, así conviene desgranar las verdades y mentiras de este tipo cosmética que gana terreno.
Una cosa está clara: la cosmética natural bien formulada ofrece, en la mayoría de casos, mayores ventajas respecto a la cosmética tradicional, “ahora bien, el consumidor espera el milagro de la cosmética verde que no siempre ocurre, es más, no son productos libres de alérgenos así que a veces la piel reacciona de manera inesperada”, según manifiesta Pedro Catalá, cosmetólogo, doctor en Farmacia y fundador de Twelve Beauty.
No es natural al 100%
Uno de los primeros conceptos erróneos de este tipo de cosmética es que, según nos explica la facialista Claudia di Paolo, muchas ocasiones esta no es natural al 100%, ya que casi siempre se necesita de la parte química para poder estabilizar los productos y tener así más eficacia.
Y es que, para adaptarse a esta imparable tendencia de lo natural, en los últimos años han sido muchas las marcas que han tenido que reformular productos a toda prisa por miedo a quedarse fuera de mercado. La consecuencia es, tal como nos relata Pedro Catalá, que se han eliminado –o sustituido- ingredientes sintéticos de dudosa seguridad, “pero en algunas ocasiones, los nuevos activos que se han introducido están lejos de ser naturales e incluso hasta pueden resultar más nocivos”.
Claudia di Paolo es la de opinión que la gran diferencia entre la cosmética natural y la científica, es que justamente en esta última se utilizan activos más científicos, se utiliza más tecnología en los productos. “Un producto natural no es mejor que un producto que no lo es”.
Cierto vacío legal
De esta forma, la cosmética tradicional se fabrica, en muchos casos, con bases derivadas de petróleo y otras sustancias que también se usan de igual forma en desinfectantes, productos de limpieza, produciendo efectos que pocas veces somos capaces de reconocer por tener confianza ciega en algo que en el fondo desconocemos, según los expertos.
Sol Santos, Responsable de Formación Tanino Therapy España, responde que muchos de los productos que nos ofertan como “naturales” no llegan al 1% o están mezclados con sintéticos. La experta habla de un cierto vacío legal de este uso, “en el que al llevar un mínimo de algún ingrediente natural sin tener que ser certificado ecológico, ya sirve para poder anunciar el producto como natural, eco, bio, vegan, green, lleva a equívocos”.
Falsa inocuidad
El experto Pedro Catalá comenta que uno de los errores principales es el pensar en su inocuidad, sobre todo en productos exfoliantes. Polvo de cereza, semillas trituradas de jojoba, enzimas derivadas de la piña o AHA de nuestras frutas preferidas…, “detrás de estos inocentes nombres se esconden moléculas o resultados que pueden resultar demasiado agresivos para la piel”.
Las trampas del SIN
Eliminar determinadas sustancias o escudarse en lo SIN no implica que un producto sea natural o más seguro. Así los claims SIN puede llevar a los consumidores a errores creyendo que todo es más natural.
- Sin parabenos
Pedro Catalá explica que estos ingredientes han sido sustituidos de manera muy rápida por otros ingredientes tradicionales que resultan muy eficaces para la conservación del producto, pero que pueden causar irritación en la piel. Entre estos, el experto nombra Kathon (puede aparecer con el nombre de Metilcloroisotiazolinona).
- Sin sulfatos
Los más temidos, explica Catalá, son el Sodium Lauryl Sulfate y Sodium Laureth Sulfate y nos hemos acostumbrado a buscarlos en la lista de ingredientes. “Ambos son derivados del coco, pero ojo, porque el Coco-Sulfate, que se ha posicionado como sustituto de estas otras dos sustancias, en realidad no es una molécula sino una mezcla de sustancias en la que hay Sodium Lauryl Sulfate en elevadas cantidades”.
- Sin siliconas
“Las más conocidas son el Dimethicone o el Cyclopentasiloxane, pero muchas etiquetas esconden otras menos conocidas como el Dimethyl Silane que es igualmente dañino”, apunta el profesional.
Ingredientes que no son solamente naturales
Pedro Catalá nos da más señas sobre las verdades y mentiras de la cosmética natural. Comenta que cuando leemos ‘100% Natural’ lo normal es asociar este término a productos repletos de ingredientes a bases de plantas, pero también se consideran naturales ingredientes de origen animal como la lanolina o la miel, y esto los consumidores quizás no lo sepan o crean que entonces no se trata de algo natural.
El experto también remarca que una gran parte de consumidores creen que la cosmética natural no es tan eficaz como la tradicional, cosa que no siempre es así.
La importancia de leer bien las etiquetas
El consejo de los expertos es leer bien las etiquetas, los sellos certificados y la composición de los productos de los cosméticos. Si no se entienden, entonces pedir consejo a los profesionales.
Así lo ve Claudia di Paolo. “Es muy importante fijarse en los certificados, unos pequeños sellos que están presentes en la cosmética natural. Hay que mirar la composición y los componentes, muchos de estos productos están hechos con activos orgánicos, con producciones ecológicas. En toda formulación cosmética los ingredientes han de ir de mayor a menor. Todo el proceso de la cosmética natural son productos que no están testados en animales, no tienen parabenos. Saber mirar bien y cerciorarnos de que efectivamente son 100% naturales”.
Muchas veces, vemos publicitar un producto como natural usando colores o bien fotos que llevan a imaginar que lo es y “sin embargo llevan un porcentaje mínimo de ingredientes naturales, estando el último en la lista de ingredientes y a veces no está ni el principio activo, llevando sintéticos que simulan dicho ingrediente con origen petroquímico”, responde Sol Santos, que también ensalza el hecho de mirar bien las etiquetas.
“Sin sello ni certificación del origen de los ingredientes no se puede considerar natural, ni eco, ni bio. Sería un falso green”, comenta.
El futuro es natural
A pesar de sus desafíos, la percepción del consumidor es positiva y se inclina hacia la cosmética natural, “así que la obligación que tenemos los formuladores es la de presentar fórmulas con integridad, sin comprometer la calidad y la seguridad del producto final”, responde Catalá. Opina que formular productos naturales es una ciencia, no un experimento, “es por ello que no debemos tomar atajos y diseñar cosmética natural capaz de satisfacer incluso a los consumidores más escépticos de esta tendencia”.
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