Resulta una obviedad decir que el sexo es salud. Dice el Dr. Miguel Ángel Martínez que “el sexo es mucho más que un acto fisiológico para satisfacer una necesidad biológica o emocional que implica todos los afectos del ser humano, afecta a la persona entera, también a la órbita psíquica y de salud mental, y no solamente a sus órganos genitales” (p.329, Salmones Hormonas y Pantallas, ed. Planeta 2023). El sexo une corporal y afectivamente a la pareja, y si se dan las circunstancias, puede desembocar en el milagro de la vida. También tiene beneficios para la salud cardiovascular. Hoy que se celebra el Día Mundial del Corazón es oportuno rescatar una nota de prensa emitida por la Fundación Española del Corazón (FEC) en agosto de este año en la que se leían textualmente las declaraciones del vicesecretario de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y miembro de la FEC, Dr. Ignacio Fernández Lozano: “Se ha comprobado que la práctica sexual de forma periódica ayuda a reducir las probabilidades de padecer un infarto”.
Sin embargo, este “ejercicio aeróbico que favorece la quema de calorías, reduce el estrés y favorece la salud emocional”, dice la FEC, tiene una cara oculta a la que no se hace mención.
¿Qué sexo es salud? Ahora que hay un auténtico lío entre sexo, género, e identidades; vendría muy bien para la salud de todos afinar y dar una información clara y precisa. Porque como bien dice el refrán “más vale prevenir que curar”. Quizá con el sexo no interesa. De lo contrario uno entendería entonces porqué se habla tan poco de las infecciones de transmisión sexual (ITS). Patologías que preocupan y mucho a profesionales sanitarios.
Desde el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM) han lanzado un informe que sirve como guía útil y actualizada sobre las ITS. En su introducción, toda una declaración de intenciones: “Se conoce mal lo que está pasando con las ITS fuera de círculos muy especializados y, aun dentro de ellos, se reconocen muy importantes lagunas en la información y en el registro de datos. Los profesionales más próximos a este problema reflejan su preocupación ante cifras ‘escalofriantes’ de aumento de incidencia de estas enfermedades afectando no solo a grupos de particular riesgo si no a la población general” (p.6 Infecciones de Transmisión Sexual en España: Estado Actual, 2023).
Por lo tanto, el pueblo llano que, según algunas guías de educación sexual, puede y debe tener sexo consentido con quien quiera y cuando quiera (aun siendo niños); desconoce de forma clara qué riesgos para su salud puede contraer si mantiene relaciones sexuales de forma asidua y con parejas diferentes.
El SIDA es una de las ITS que más repunte está teniendo en España, junto con la clamidia, sífilis o la gonorrea. Enfermedades que afectan a la salud de tal forma que pueden provocar patologías tan dispares como obstrucción en el oído, embarazos ectópicos (de alto riesgo para la madre), infertilidad o incluso en caso de embarazo, provocar conjuntivitis o neumonía en el recién nacido.
Es evidente que la preocupación que se tiene desde el ámbito sanitario no es baladí. Los síntomas son variados, ya que las circunstancias de cada paciente son muy particulares y es posible presentar más de una infección de transmisión sexual a la vez.
Pero, si esto es así; ¿por qué se habla tanto de libertad sexual y tan poco de cómo afecta a la salud? Los dichosos estigmas. Así ocurrió con la Viruela del Mono, cuyo grupo de riesgo se focalizaba en hombres que habían mantenido relaciones sexuales con hombres, y a pesar de ello representantes comunitarios mostraron su rechazo y preocupación por que se estaba diciendo que el grupo de afectados eran hombres homosexuales. La realidad es la que es. Cuando los datos y la ciencia dejan evidencias se necesita hablar alto y claro. Todo lo demás es mentir.
Por eso, es importante señalar, aunque sea políticamente incorrecto, que el sexo es salud solo si se dan dos circunstancias: que se tenga una única pareja, o que no se practique. Por eso, hoy que es el día Mundial del Corazón habría que recordar que el sexo sin amor ni afectos nos convierte en animales dominados por las pasiones. Humanicemos nuestra naturaleza para cuidarla y fortalecerla.
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