«Se pueden superar los límites del daño cerebral gracias a la neurorrehabilitación intensiva adecuada»
En el mes de octubre se juntan dos días en los que se dirige la mirada a enfermedades que presentan un daño cerebral por distintas causas. Cada 26 de octubre se celebra el Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido que nos sirve para poner sobre la mesa las necesidades de las aproximadamente 500.000 personas con esta situación. La Federación Española de Daño Cerebral vienen exponiendo la necesidad de que todos los residentes en nuestro país puedan tener acceso a una rehabilitación especializada, con independencia de su localidad, edad, secuelas o recursos económicos.
Asimismo, impulsado por la OMS, el 29 de octubre se celebraba el Día Mundial del Ictus, una enfermedad que supone la segunda causa de muerte en España, la primera en mujeres. También es la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda causa de demencia.
Las cifras son alarmantes:
- 1 de cada 6 personas están afectadas por el Ictus.
- Según datos del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN), en Europa mueren 650.000 anualmente por esta causa y, de ellos, 40.000 son españoles.
- Al año se detectan unos 120.000 casos nuevos. De hecho, cada seis minutos se produce un Ictus en España.
El ictus supone la primera causa de muerte en mujeres en España.
José López Sánchez y Cristina Vázquez González, fundadores del Centro Europeo de Neurociencias nos recuerdan la necesidad de un diagnóstico prematuro, profundo y optimista, así como nos hablan de los beneficios de la neurorrehabilitación intensiva, terapia es poco conocida en España, pero presenta una mejora notable en la mayoría de los pacientes gracias a la combinación de técnicas avanzadas acompañadas de robótica, y de un programa intensivo que potencia la capacidad de rehabilitación de las personas junto con su motivación para hacerlo.
Tales fueron los casos de Pablo y Elisa, por nombrar algunos, a los que no les daban esperanzas de mejora, o de serlo sería muy lenta, y que pudieron volver a caminar y tener autonomía gracias a estos programas de terapia intensiva.
Woman Essentia.- ¿Cómo y cuándo descubristeis esta forma de trabajar?
Cristina Vázquez.- Lo descubrimos cuando estuvimos trabajando en Suiza, además de hacer después colaboraciones con pacientes internacionales en Reino Unido, Emiratos Árabes, en EEUU, en Indonesia, Guatemala. Trabajando de esta forma vimos cómo, a diferencia de otras terapias, cuando a los pacientes se les ofrece programas más intensivos, reaccionan. No se trabajaba así en neuro rehabilitación porque se pensaba que estos pacientes se cansaban e incluso que esta intensidad podía ir en contra de su lesión.
Además, esta terapia no necesita un equipamiento especial, pero sí que las clínicas o centros estén bien equipados para poder ofrecer a los pacientes lo mejor y atender a pacientes de todas las etapas. Por ejemplo, los pacientes muy afectados necesitan a veces dispositivos robóticos de marcha del miembro superior que les ayuden a poder avanzar y ejecutar movimientos.
Esto no significa que sea fácil, a veces es difícil, incluso dan ganas de tirar la toalla. Cuando un paciente llega a nuestro centro después de mucho tiempo sin haber conseguido objetivos, lo primero es ver por qué no se han conseguido, si es porque no se ha trabajado de la manera adecuada o porque han pasado ya muchos años y las posibilidades han ido disminuyendo. Pero aun así, incluso después de un periodo largo después del ictus, siempre tienen mejoras. Hay que tener los pies en la tierra pero con optimismo.
WE.- Parece que a veces da miedo dar esperanzas a personas muy desesperadas, quizás por eso la gente casi se “acomoda” y no arriesga ¿Cuál es vuestra experiencia?¿Cuál es el éxito de esta terapia?
CV.- Lo más importante siempre es la motivación del paciente y las ganas que tiene de recuperarse, todos querrían mejorar, así que intentamos ofrecerles las mejores herramientas terapéuticas y la guía adecuada para que puedan sacar lo mejor de sí mismos. El límite está muchas veces marcado hasta donde el paciente quiere llegar y puede hacer evidentemente. Es el paciente quien elige hasta dónde llega y cuánto dura el proceso de rehabilitación, rompiendo límites. El paciente busca un centro donde le digan que puede ir más allá y nosotros trabajamos para intentarlo.
WE.- Es una gran alegría pensar que hay una rayo de luz para las personas que han sufrido este tipo de accidentes, ¿ayuda a la terapia tener esperanza, querer mejorar?
Cuando la gente encuentra un centro donde se ofrecen otras alternativas a lo que se hace normalmente y el paciente está motivado para seguir, ya es suficiente.
No es vender una esperanza donde no la hay. Aquí la tenemos por el trabajo, esfuerzo y dedicación, pero el paciente debe estar comprometido y es ahí cuando se produce el cambio ya que viene desde dentro del paciente. Ellos siempre quieren mejorar, por eso nosotros no creamos falsas esperanzas, pero tampoco les decimos que no van a recuperar nada más, sino que les ofrecemos la mayor calidad terapéutica y humana para poder mejorar e incorporarse en la medida de sus posibilidades a su vida. Esto es lo más importantes.
Los pacientes, en general, trabajan siempre con mucha ilusión para dar lo máximo, y nos esperan con una sonrisa para trabajar cada día.
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