Me confieso bastante ignorante en esto de las terapias alternativas, pero también he de decir que desde hace unos días mi interés por disciplinas como la fitoterapia, la medicina floral o la acupuntura ha ido in crescendo. Ha sido la recomendación de dos buenas amigas la que me ha llevado a probar por primera vez las Flores de Bach, que forman parte de la Holística, y en Woman Essentia espero poder explicar en primera persona –si logro liberarme del efecto placebo– hasta qué punto he sentido –o no– sus efectos.
La palabra holística proviene del griego ‘holos’, que significa ‘todo’, y se ha utilizado así acertadamente para nombrar una serie de tratamientos que apuestan por considerar al ser humano como una unidad, cuerpo, mente y espíritu. Esta postula que todo está vinculado –lo físico, lo biológico, lo mental, lo social…– y que, por tanto, los problemas han de abordarse desde una perspectiva global. Un ejemplo para entender mejor este punto de partida es el considerar que si enferma nuestro cuerpo se debe a otro tipo de malestares psíquicos.
Dentro de las terapias alternativas que esta engloba, está desde las más conocidas, como la homeopatía y la acupuntura, a la hidroterapia, la cromoterapia, la reflexología o incluso el yoga. También la medicina floral, en la que se incluye las Flores de Bach de las que os hablaba y que he empezado a utilizar.
Flores de Bach
Estas son una serie de esencias naturales que se utilizan para tratar situaciones emocionales que van desde la depresión al estrés, miedo, soledad, inseguridad, insomnio, problemas de concentración e incluso problemas como el asma o las alergias. Estas se pueden tomar de varias maneras: se puede preparar la mezcla de aquellas que el terapeuta considere adecuadas para ti, en un pequeño frasco con gotero, o bien añadiendo dos gotas de cada flor en una botella de agua que iremos tomando a lo largo del día. En el primer caso, que es la vía que yo estoy utilizando, utilizo el carrito para poner cuatro o cinco gotas justo bajo la lengua.
El origen de este remedio floral nos lleva hasta Birmingham, en Reino Unido, a finales del siglo XIX y principios del XX. Allí, el médico y homeópata inglés Edward Bach, por el que recibe el nombre esta terapia, ideó 38 preparados a base de la devoción o maceración n agua de flores maduras de diversas especies vegetales silvestres. Se diluyen en brandy y la bebida resultante se almacena en continentes de vidrio opaco para su comercialización.
Uno puede adquirirlas por su cuenta, detectando el estado emocional en el que se encuentra y cuáles necesitaría: Larch para la falta de confianza; pine para sentimientos de culpa; rock water para casos de abnegación, rigidez y auto represión; Estrella de Belén para shocks y conmociones… En este artículo de EFE SALUD podéis conocer mejor todas las variedades: Flores de Bach.
En mi caso, tuve cita con una terapeuta que estuvo charlando conmigo, conociéndome mejor y haciendo terapia. Una vez entiendo entendió –valga la redundancia– qué me podía estar pasando, procedió a hablarme de las cuatro flores que irían en mi ’pócima’, que ya desde estos días he empezado a tomar, cuatro o cinco veces al día. ¿El precio? En mi caso tuvo un costo de 12 euros. En Internet y seguramente en herboristerías las encontraremos por precios que rondan los 10 euros. Mi consejo será profundizar más en el tema y, si es posible, acudir a algún especialista que pueda informaros mejor al respecto.