La llamamos “luz azul, de alta energía o tóxica” y es una amenaza invisible. Para poder cuantificar la cantidad de luz azul que emite una fuente de luz hay que analizar su espectro con un dispositivo que deshaga la luz en sus componentes y medirlos. La realidad es que pertenece a lo que llamamos luz visible, pero al estar mezclada con otras frecuencias, no podemos diferenciarla eficazmente sin ayuda. El hecho de ser invisible o indetectable de manera precisa, hace que la mayoría no preste la atención requerida al grave problema que supone.
Alfred Hitchcock planteaba el problema de la bomba debajo de la mesa. En una mesa de un restaurante varios comensales disfrutan de una comida ajenos de la existencia de una bomba debajo de la mesa que explotará si no se hace nada. Sin embargo el espectador, tiene toda la información, el disfrute ajeno a la realidad de los comensales y la brutal amenaza que permanece invisible para ellos.
Cada vez que vemos a un niño frente a una pantalla, a un padre que vive de su trabajo frente al ordenador y que desconocedor de los riesgos sigue 12 horas trabajando sin utilizar un filtro. Cada vez que vemos un investigador, un médico, un abogado, un arquitecto, un diseñador, un ejecutivo de una gran empresa, un estudiante, un director financiero, un contable, que no se percata sufrientemente que toda su vida tal y como la conoce, depende de sus propios ojos, los que lo sabemos, sentimos lo mismo que el espectador de Hitchcock junto a la obligación de hacérselo saber y ayudarle a salir de esa insensata y crítica situación.
Y sólo pensamos, si supiese sólo la mitad de lo que sabemos nosotros, si viese la película con nuestros ojos, se protegería inmediatamente.
Un nuevo informe lo ratifica, el uso de pantallas está dañando de manera masiva la visión y durante los últimos meses de manera acelerada.
Algunos datos interesantes del estudio realizado en España en el que han participado 2.500 personas:
- Siete de cada diez adolescentes (77,4 %) de entre 12 y 19 años han sufrido un cambio de graduación visual durante los últimos meses
- Uno de cada diez se le han prescrito por primera vez gafas (7,7 %) o lentillas (2,4 %)
- Casi cinco de cada diez adultos (47,2 %) de más de 40 años han sufrido un cambio de graduación tras este periodo
- El 60,2 % de los ciudadanos afirma haber forzado la vista y como consecuencia, más de la mitad (51,2 %) piensa que su visión ahora es distinta
La semana que viene se publicarán los datos completos del estudio.
Lo que no se cuenta es cómo ha sido afectada la retina durante estos meses. Este periodo llega con un sistema ocular atacado durante los últimos años por una luz que afecta a todo el sistema visual pero de manera más intensa la retina. El problema es que la retina es el receptor que nos permite ver la realidad y cuando una de sus células muere, no se puede recuperar por lo que si quieres mantener tu visión y reducir este daño sólo puedes prevenir.
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