“Me llamo Tamara y trabajo en la UCI de un hospital. Hoy he tenido guardia, he estado 20 horas despierta, 18 de ellas trabajando. Llevo todo el día agotada, con náuseas. Hace sol pero solo pienso en mi cama. Mis hijas echan de menos a su madre, dicen que siempre estoy cansada. Anoche el busca del hospital sonó a las 3 de la mañana, me temblaban las piernas del cansancio y el estrés. Un chico de 21 años politraumatizado se desangraba. Cinco minutos antes soñaba no recuerdo el qué, y de repente le estaba canalizando para transfundirle sangre e intubándole para evitar una parada cardiaca. A las 7 de la mañana conseguimos que se estabilizara. Me costaba hilar una frase. Me caían los párpados. Tenía palpitaciones y la cabeza me martilleaba. Y no fue una excepción. Esta es la realidad de nuestro actual sistema sanitario, que obliga a que los médicos hagamos jornadas de 24 horas, poniendo en riesgo la vida de nuestros pacientes”.
Pero la explicación sigue en el encabezamiento de la campaña que en febrero de este año lanzó la doctora Tamara Contreras, profesional de la medicina intensiva en el Hospital Mateu Orfila, con el objeto de que los pacientes que lleguen a urgencias en los hospitales españoles, tengan, en primer lugar, el cuidado que realmente necesitan.
WE.- Que alegría conocerte Tamara, cuéntanos ¿Cuáles son las situaciones y razones que te han llevado a empezar esta batalla?
Tamara Contreras.- Hola Pilar, igualmente. Lo triste es que una cuestión de salud pública sea una batalla. Estamos hablando de la salud tanto de la población como de la de los profesionales sanitarios que la ponemos en riesgo trabajando por encima de las capacidades de cualquier ser humano. No estamos diseñados para trabajar 24, 32 y ni mucho menos 36 horas de forma continuada. Después de 14 horas de trabajo entramos en modo medicina defensiva. Nos esforzamos para defendernos de nuestro cansancio, del miedo a cometer errores graves. Luchamos contra un organismo que debería estar descansando y al que obligamos a funcionar por encima de sus capacidades. Resistirnos a la necesidad de cerrar los ojos, de tumbarnos o de apagar nuestro cerebro un rato pero puede tener consecuencias graves, para nosotros y para nuestros pacientes. Porque la fuerza de voluntad y la vocación son recursos limitados.
Hasta ahora hablaba de todo esto con mis compañeros del hospital sin pensar quizás en la dimensión del problema y aceptando en cierto modo ese “dogma” al que nos tienen sometidos desde bien temprano: esto siempre ha sido así y es imposible cambiarlo. Fue a raíz de abrir un perfil en IG @uci_para_todos, cuando empecé a recibir mensajes de médicos de todo el país con un nexo común: NO PODEMOS MÁS. Una mala guardia y el haberme leído hacía muy poquito “Egoísmo del bueno” de J. Antonio Ritoré, ex director de change.org, fueron la combinación perfecta. La idea inicial era simplemente visibilizar una realidad muy desconocida para gran parte de la población: que los médicos estamos obligados a trabajar de forma continuada 24 horas, incluso 30 y que no tenemos ni 4, ni 3 , ni 2 días de descanso después de cada guardia. Sino que el día que sales como un zombi anestesiado es tu día de descanso. El día siguiente a las 08.00 de la mañana vuelves a un hospital del que aún no has desconectado.
WE.- ¿Cómo afecta esto al día a día de la vida de un médico? Esta situación se da además hasta los 55 años, es casi una vida.
TC.- Toda nuestra vida gira en torno a esa famosa “jornada complementaria”. Cuando digo todo es TODO. Cuando tienes un acontecimiento importante corres a mirar el calendario y probablemente, o estés de guardia, o entres o salgas de guardia. Parece que te toca la lotería cuando se alinean los planetas y no se dan ninguna de esas tres realidades. Te pierdes muchas cosas, momentos vitales que con el paso del tiempo empiezas a valorar cada vez más, y esto se acentúa cuando eres madre o padre.
Recuerdo el día en que un compañero del servicio se dirigió al resto del equipo para decirnos que su padre tenía cáncer. Como si no fuera suficiente el hecho de que su padre estuviera enfermo, lo que quería decirnos con estas palabras es que tendría que irse durante un tiempo a su ciudad natal y que por tanto tendríamos que cubrir todas sus guardias. Es decir, no nos daba esa información buscando consuelo, el mensaje que nos estaba dando de forma encubierta era: lo siento, pero tendréis que cubrir mis guardias porque esto no lo he podido arreglar.
Porque es así. Porque los médicos en la administración pública funcionamos como una especia de “autónomos encubiertos”. Asumimos de forma dogmática que la responsabilidad de garantizar la asistencia sanitaria es nuestra, y esto al sistema le viene de perlas, de hecho lo alimenta. Nuestra vida personal debe quedar relegada a un segundo plano si pretendes ser el médico abnegado y entregado que exige (y necesita) el sistema.
Cuando vuelves a casa después de 24 horas extenuantes, con los amortiguadores emocionales vencidos, es tu familia quien paga las consecuencias. La falta de sueño nos vuelve irascibles, intolerantes a la frustración, hedonistas… y por supuesto nos afecta a nivel físico con todo tipo de síntomas de lo más desagradables. Además tendemos a comer mal y a descuidarnos. La falta de sueño coloca a nuestro cerebro en modo alerta, en modo supervivencia, aumentando nuestra apetencia por productos hipercalóricos y grasientos. Por no hablar de la necesidad imperiosa de “sentirse bien” o el “yo me lo merezco” que nos hace caer en compras inútiles o peor aún en el consumo de alcohol o drogas.
Asumimos de forma dogmática que la responsabilidad de garantizar la asistencia sanitaria es nuestra, y esto al sistema le viene de perlas, de hecho lo alimenta. Nuestra vida personal debe quedar relegada a un segundo plano si pretendes ser el médico abnegado y entregado que exige (y necesita) el sistema.
La posibilidad de solicitar una exención de guardias es otro truco del mago. El sueldo base del médico en nuestro país es de 1.200 euros, con complementos y según autonomía (otro disparate) se mueve entre 2300-2600. Con las guardias de 24 horas este sueldo sube un 20-30%. A los 55 años si tienes hijos estudiando, será difícil renunciar a esa parte del sueldo. No son muchos los que pueden permitírselo. Yo no podré.
WE.- Parece que era algo establecido, que tenía que ser así y nadie se lanzaba a ello, o ¿ha habido antes alguna iniciativa?, y en su caso, ¿por qué no prosperó?
TC.- Los sindicatos médicos llevan años sacando este tema a la palestra. También compañeros de forma individual lo ha denunciado en medios. No hay más que tirar de hemeroteca. La cuestión es que el debate se encasquilla en el momento en el que queda subordinado a consideraciones de carácter puramente económico. El modelo actual, que de actual no tiene ni una letra, sale muy, pero que muy barato. No hay reforma sin inversión. Es imposible mejorar las condiciones laborales de los médicos si la institución no está dispuesta a invertir en sanidad. Y del tema económico saltamos a la otra pata del banco: que no hay médicos. Eso no es cierto. España está entre los países europeos que mayor ratio de médicos por habitante tiene. Pero ¿dónde están esos médicos?: FUERA DEL SISTEMA.
Invierte en sanidad. Cuida a los profesionales. Cuida de las personas y verás como se quedan. Cuando el sistema sanitario público sea atractivo para los profesionales es cuando podrán darse los cambios que los profesionales sanitarios de este país y la población se merecen.
¿Cuál es el máximo de guardias de 24 horas que podemos hacer al mes? ¿Doscientas horas? ¿Trescientas? Fácil. Las que necesite el sistema. Unlimited. Sálvese quien pueda. Y ATENCIÓN: si no lo haces, te sentirás culpable y que no eres lo suficientemente bueno. Es preocupante la relación tan tóxica que se establece.
«Invierte en sanidad. Cuida a los profesionales. Cuida de las personas y verás como se quedan.» Tamara Contreras
Pero hay un motivo más que hace que los intentos de eliminar las guardias no prosperen: la falta de cohesión entre los profesionales médicos. “Divide y vencerás” se llama la estrategia. Inyecta miedo, miedo a perder dinero, a tener que ir al hospital más veces…. y ya lo tienes. El miedo se dirige hacia nuestras inquietudes más primitivas: ¿podré sobrevivir? ¿mantener a mi familia? ¿pagar el alquiler?. La verdad es que es digno de aplauso. Menudo truco de magia hacerte creer que trabajar 24 horas continuadas, más de 60 horas a la semana y hasta 300 en un mes es LO MEJOR QUE PUEDE PASARTE. Bravo.
WE.- ¿Por qué es urgente cambiar esta situación?
TC.- No es por lo que nos viene. Es porque ya ha llegado. Ha habido un cambio generacional muy importante. Somos una sociedad diferente a la sociedad de los 70´en la que nacieron las guardias de 24 horas. Somos una sociedad más moderna a todos los niveles, sobre todo emocionalmente. Afortunadamente evolucionamos. Hablamos de calidad de vida, de autocuidado, de cronobiología… ya no somos la sociedad de una postguerra en la que obviamente lo importante, lo realmente importante, era tener pan encima de la mesa aunque costara sangre. Tampoco somos la España de los 70´ en la que de los 40.000 médicos que había colegiados en España sólo 1.000 eran mujeres. Un modelo diseñado por hombres y para los hombres de aquella época. Ni las unas ni los otros somos los de entonces. El modelo sin embargo no ha cambiado.
Especialidades de alta intensidad, de alta carga de estrés mantenido son cada vez menos demandadas por nuestros futuros médicos. Han cambiado las necesidades tanto de la sociedad, una sociedad más preparada, más formada, con más esperanza de vida, con más alternativas terapéuticas para enfermedades que, siendo mortales, ahora son crónicas… y también ha cambiado la filosofía del médico. Un médico que ama su profesión, que es vocacional, pero que no quiere dejarse la vida en ello.
Al sistema nacional de salud que conocemos le quedan como máximo 10 años.
El actual modelo sanitario es un modelo diseñado por hombres y para los hombres de aquella época. Ni las unas ni los otros somos los de entonces. El modelo sin embargo no ha cambiado.
WE.- Parece incomprensible, y además injusto, que ante tanta demanda de derechos laborales, (algunos bastante absurdos cuando vemos como son tratados los médicos), algo tan importante como la profesión médica esté tan mal tratada. Nadie cuestiona la necesidad y trabajo, que es más una vocación por lo que cuesta llegar a ello, pero sin embargo no tiene el merecido reconocimiento social, ni el laboral…antes el médico era el sabio y si tenía ese gran reconocimiento. ¿Qué ha pasado?
T.C.- Bueno pero eso es bueno. Me explico y lo matizo. Estamos hablando de que la sociedad ha cambiado. El médico ha cambiado. Y como no podía ser de otra manera, el paciente y la relación médico-paciente también lo ha hecho. ( todo menos el modelo sanitario jejeje). Tenemos una sociedad más culta, más formada y sobre todo con acceso inmediato a todo tipo de conocimientos. De una relación paternalista hemos pasado a una relación en la que “el médico propone y, por primera vez en la historia, el enfermo dispone”. Lo que nunca debería verse resentida es la relación humana entre médico y paciente. Pero desafortunadamente quien viene a pagar todo el anacronismo del sistema sanitario público es precisamente la relación con el paciente, y estoy hablando de la deshumanización de la atención sanitaria. Y ojo, bidireccional. Es alarmante la cantidad de agresiones a profesionales o la medicina defensiva que nos vemos obligados a practicar ante la amenaza de un paciente que no sabe gestionar el sufrimiento.
No se trata de reconocimiento sino de respeto, que es la base de cualquier interacción social saludable en cualquier ámbito.
WE.-¿Esta situación se da solo en España o hay más países? ¿Qué ha pasado en Inglaterra?
TC.- En Suecia lo raro son los turnos de 24 horas y con una ratio de médico por habitante menor a la nuestra. Francia, Finlandia, Alemania…también lo han conseguido. ¿Qué se necesita? Para empezar un gremio unido para luchar contra el inmovilismo. Y por supuesto INVERSIÓN, INVERSIÓN E INVERSIÓN por parte de la institución. No podemos seguir diciendo que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo con los niveles de burn-out, de consumo de ansiolíticos y de tasa de suicidio (la más alta de la población) que tenemos entre profesionales sanitarios.
En Países Bajos se desterraron las guardias de 24 horas hace años y en Reino Unido han llegado incluso a suspender a facultativos por trabajar este periodo de tiempo sin descanso.
E insisto, tienen que desaparecer para todos. En algunos de estos países continúan haciendo 24 horas lo médicos residentes y eso no es aceptable. Los médicos residentes son personas con las mismas necesidades y derechos que los senior. Es habitual escuchar “estos jóvenes de hoy día no aguantan nada. En mis tiempos no salía del hospital en 48 horas y no pasaba nada…”. A esos comentarios se les puede sacar mucha punta, podemos tirar del hilo y no acabar nunca. Prefiero decir que sí, que “la hierba es azul”.
WE.- Dicen que es preocupante la fuga de cerebros por parte de los jóvenes españoles, especialmente en las ingenierías y medicina. También se dice, y es una realidad por la que estar orgullosos, que los médicos españoles están muy bien formados y son muy valorados fuera, sin embargo, nos encontramos luego con médicos formados en otros países para poder cubrir plazas en España. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
TC.- Somos una máquina de producción y exportación de talento. No se valora ni se cuida al profesional y por tanto es una opción más que valorable la de salir a buscar ese respeto y reconocimiento del que hablábamos. Lamentablemente hay países en los que las condiciones tanto laborales como sociales están peor que en España, y de estos compañeros se va nutriendo nuestro sistema sanitario. Es gestión de expectativa.
WE.- ¿Cuál es la situación que ocasiona estas jornadas de 24 horas?
TC.- Hasta los años 70´el médico sabía cuándo entraba en el hospital pero no cuando salía. Esas horas “de guardia” no existían, no eran reconocidas ni pagadas. Un grupo de médicos se atrevió a denunciarlo (gracias a esos valientes) y es así como apareció el concepto de hora complementaria. Por un lado bien, porque se empezaron a pagar esas horas fuera de la jornada ordinaria de cualquier trabajador. Pero por otro lado mal, «la condena de la hora complementaria». Una hora que se paga por debajo de la hora ordinaria, que no se considera extraordinaria y que por tanto no es voluntaria.
Y así es como acabamos teniendo una jornada ordinaria, la que tiene cualquier profesional y una jornada “complementaria”, obligatoria y más barata. ¿Cómo no va a resistirse el sistema a cambiar este chollazo?
WE.- Además del diagnóstico, tratamiento o intervenciones inmediatas, los médicos os enfrentáis a decisiones que tienen un componente ético muy importante, aquí hay dos temas, la formación en bioética, y tener la cabeza despejada también.
TC.- Y el problema es que por muy bien formado que estés, cuando estas decisiones las tienes que tomar bajo los efectos de la privación del sueño y el el exceso de adrenalina y cortisol, corremos el riesgo de cometer errores y decantarnos por decisiones condicionadas por el cansancio extremo. La privación del sueño nos afecta a nivel cognitivo como beber alcohol. La pregunta es: ¿quién es el responsable de una inadecuada decisión después de 20 horas de trabajo? ¿El médico obligado a hacer guardias o la institución que le obliga sin tener en cuenta sus riesgos laborales ni la seguridad del paciente?
WE.- Imagino que tenéis varias propuestas o que afectan a diferentes formas de actuación ¿Cómo podría solucionarse? No solo es reducir las guardias, habrá que hacer más cosas para mantener el servicio y que este sea bueno.
TC.- Todo pasa por cuidar al profesional, por pensar en los médicos como personas y no como instrumentos proveedores de salud. Pero sin inversión no hay reforma posible. Si queremos un “nuevo modelo” habrá que hacer algo “nuevo”. Invertir más en sanidad, hacer atractivo el sistema para evitar la huida de profesionales. Para llegar ahí es necesario empezar por garantizar un descanso real después de cada guardia, el día que sales después de 24-30 horas no puede considerarse un día de descanso. Eso es una falacia. Incrementar el sueldo base de un médico en España y por supuesto eliminar el concepto de hora complementaria.
A raíz de la petición en change.org he conocido a compañeros que luchan por nuestros derechos. Hablo de MUD, con los que he podido reunirme y diseñar propuestas “puente” para llegar algún día a la erradicación definitiva de las guardias.
WE.- ¿Te has encontrado sola en esta batalla a pesar de haber tantos médicos en España…y tantos pacientes?
TC.- Es difícil contestar a esto. Está siendo una experiencia, eso desde luego. El día que decidí escribir en change.org la única intención era visibilizar la realidad de la que hablamos y dar voz a muchos compañeros. No pensé que tendría impacto. Pero las cosas son importantes cuando son importantes para ti, cuando pueden afectar a tu bienestar, para bien o para mal. Por eso me pareció fundamental implicar a la población en el mal de las guardias de 24 horas. Porque no es solo nuestra salud, sino la de todos. Creo que ahí está la clave del impacto mediático.
Para mi sorpresa, hay compañeros de sindicatos francamente ofendidos que incluso han dejado de saludarme (además de criticar mi iniciativa). Pensaba que aprovecharían el momento para aunar fuerzas, pero todo lo contrario. Pero eso habla de ellos.
WE.- En marzo leíamos la noticia de que la Ministra de Sanidad iba a cambiar este sistema de guardias. ¿Qué se ha hecho desde entonces?
TC.- El compromiso pasa por modificar el Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud, para eliminar el concepto de hora complementaria. Aquí entran las negociaciones de los sindicatos, la opinión de las sociedades científica y el apoyo de las autonomías. Recordemos que las competencias están transferidas. Aquí es donde topamos con la politización del problema y llegan los palos en las ruedas.
Hasta donde yo sé no se ha hecho nada, pero esto no quiere decir que no se haya hecho. Yo no tengo noticia alguna. Ahora el problema es el verano, que no hay personal para cubrir las vacaciones… Pero ¿por qué no hay personal? Empecemos la reforma por los cimientos y no por el tejado. Un bucle infinito.
La primera mujer que fue a la universidad en nuestro país lo hizo en 1948 y disfrazada de hombre. En la España de 1954 había 31.618 médicos colegiados de los cuales solo 334 eran mujeres.
WE.- ¿Cómo ves el futuro de la medicina en España?
TC.- Oscuro y privado.
WE.- ¿Cuál es tu opinión sobre por qué hay más mujeres estudiando medicina que hombres?
TC.- Porque ahora nos dejan. Así de claro. Hace no mucho preparé una charla para alumnos de un colegio sobre la mujer y la ciencia, así que lo tengo reciente. La primera universidad de España data si mal no recuerdo de 1212. La primera mujer que fue a la universidad en nuestro país lo hizo en 1948 y disfrazada de hombre. En la España de 1954 había 31.618 médicos colegiados de los cuales solo 334 eran mujeres. No es que no quisieran o no fueran capaces, es que no las dejaban. Lo que venimos hablando, la sociedad ha evolucionado. No obstante, la presencia de la mujer en cargos de alta dirección está en torno al 30-40%, a pesar de tener más presencia en el sector sanitario.
WE.- ¿Qué les dirías a los jóvenes que están estudiando medicina en España?
TC.- Lo mismo que a cualquier estudiante de medicina de cualquier otro país. Que la vocación y la entrega no legitiman el abuso ni el olvidarse del autocuidado. Tenemos la profesión más bonita del mundo, pero también una de las más adictivas, sobre todo para personas muy dopaminérgicas. Es fundamental conocerse y cuidarse para poder dar lo mejor de nosotros mismos y sobre todo, para no perder la salud ni física ni mental ejerciendo la medicina.
Soy médico y soy madre. No renuncio a nada, pero mi trabajo me está costando. El sistema no está preparado para la sociedad de 2024. Huele a rancio y hay que abrir las ventanas, pero además de la manecilla necesitamos a la Ministra para poder girarla.
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