En la sociedad actual existe una queja ampliamente compartida que alude al poco tiempo de ocio propio y de calidad que debería poder disfrutar cada persona, un deseo que, en ocasiones, acaba por constituir un castigo.
Como explica el Dr. Pedro Adrados, psicólogo clínico del Hospital Vithas de Madrid, “se trata de personas que ante unas vacaciones o pequeñas escapadas de fin de semana, en lugar de disfrutar, sufren y por ello acaban evitándolas. Es lo que se conoce como ociofobia”.
El efecto reparador del descanso se transforma, así, en temor a la inactividad y miedo a “no hacer nada”, de modo que se genera angustia, que es lo que impide un estado de relajación
“El estrés propio de jornadas diarias agotadoras y exageradamente demandantes genera una adicción a esos estímulos tan intensos y poco saludables, de tal manera que resulta dificultoso cortar ese circuito de excitación constante”, afirma Adrados.
El especialista señala, además, que la sociedad productiva y de consumo en la que vivimos fomenta este modelo de acción, que no distingue entre tiempo laboral y tiempo de ocio o descanso. “Para las personas que se adscriben a este modelo multitarea, uno es más valioso cuantas más cosas haga y más resultados obtenga. Así, pueden pasar de una tarea a otra de forma indefinida, sin permitirse tiempos de descanso”.
¿Cómo aprender a desconectar?
Debido a este ritmo de vida, para muchas personas estar sobre ocupado está bien visto y “no hacer nada” está devaluado. “Todo lo que resulta valorado por los demás se convierte en objeto de deseo, por ello mucha gente elige vivir así e intenta trasladar al resto esa hiperactividad, que puede desembocar en estrés crónico”.
Este ritmo diario tan frenético puede ocasionar problemas de ansiedad, por ello, Adrados recomienda tomar conciencia de la importancia de disfrutar de nuestro ocio y del período de vacaciones.
Todo lo que resulta valorado por los demás se convierte en objeto de deseo, por ello mucha gente elige vivir así e intenta trasladar al resto esa hiperactividad, que puede desembocar en estrés crónico”
“La recomendación es bajar nuestras expectativas con respecto a los tiempos de relax para no frustrarse y darse unos días para desconectar. Lo habitual es tardar unos 3 días en pasar de un estado de excitación a uno de descanso”.
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