Verona es una pequeña ciudad en el norte de Italia, muy conocida, inspiración de escritores como Goethe, Byron y elegida por Shakespeare para ser el escenario de la disputa entre Montescos y Capuletos de “Romeo y Julieta”. Patrimonio de la Unesco, rica en monumentos romanos y medievales, con grandes Iglesias como la Basílica de San Zeno Maggiore, el mejor templo románico de todo el norte de Italia, el Duomo, levantado sobre basílicas paleocristianas, conservándose en los bajos de la Iglesia de Santa Elena y del Claustro de los canónigos, mosaicos de dichas basílicas. Seguimos con la gótica Iglesia de Santa Anastasia y la Iglesia de San Fermo construida en el mismo lugar donde fueron martirizados San Fermo y San Rústico en el año 304.
Pero nunca deja de asombrar, hay tanta historia arropada por un paisaje rústico, de campos trabajados y horas de sol, frutos de la vid y del trabajo del hombre… que es una invitación a los viajeros a detenerse y contemplar…
Charles Dickens escribió con admiración “¡Agradable Verona!, con sus bellos palacios y paisajes, visible desde los paseos en terrazas, balaustradas y señoriales galerías. Con sus puertas romanas que aún abrazan la forma suave y el proyecto, a la luz de hoy, la sombra de hace mil quinientos años. Con sus iglesias de mármol, sus altas torres…Agradable Verona!”
Películas como “Cartas a Julieta” nos recuerdan este “agradable” ambiente, que no es producto de la fábrica de películas, sino real.
La “Arena”, circo romano entre edificios, en pleno centro de la ciudad, donde además, se puede asistir durante el verano a la temporada de ópera, donde cualquier transeúnte puede adivinar entre los decorados amontonados fuera del circo, cual va a ser la función a representar cada noche. Ferias, conciertos y exposiciones de arte, animan la vida cultural de Verona.
La casas coloreadas de la curiosa y pintoresca Plaza del Erbe, nombre repetido en varias plazas Italianas, y que en este caso pertenece al mercado de frutas y verduras más antiguo de Europa. Estas plazas se utilizan como mercado durante el día y como lugar de ocio y placer culinario de noche. Ferias dedicadas al aceite de oliva, el vino, o el festival de primavera de espárragos silvestres, son una invitación a compartir y deleitar los sabores de esta zona.
A cinco minutos de la ciudad se encuentra un complejo entre viñedos, un lugar donde descansar en un ambiente familiar y tranquilo en una elegante casa de campo, donde todo está elegido a medida y, además, no es un privilegio exclusivo de algunos bolsillos.
La naturaleza y los edificios se mezclan gracias al buen hacer de sus dueños, Antonia, cuyos antepasados se establecieron en la zona hace más de 200 años, y su esposo Héctor Mozzanega, ella profesora de Historia y Literatura y él médico de profesión. Decidieron vivir con sus clientes, compartiendo y disfrutando con ellos este tipo de vida lenta y tranquila.
Y es ciertamente así, desde que llegas a Tenuta Delo Relais te encuentras como en casa. La amabilidad y trato de los anfitriones te hacen sentir que realmente es un hogar.
El buen gusto y refinamiento saltan a la vista, y no sólo en la elección del mobiliario antiguo seleccionado, o en los materiales utilizados para la reforma del edificio que continúa manteniendo su encanto natural. Acompañados por la magia del arpa, instrumento que toca su hija Ludovica, el piano, las pinturas y la magnífica biblioteca de libros, hablan del amor a la cultura de sus propietarios. En medio de los dos edificios una explanada verde donde poder tomar el sol, descansar en tumbona o tomando un té o una copa de vino de la zona, servida siempre con una sonrisa y una charla agradable, después de una jornada maratoniana de visitas turísticas, o alguna reunión de trabajo.
Este es el agradable refugio que la familia comparte con todos los que aparecemos por allí, convirtiéndose en el remanso de paz de cada uno de nosotros, haciendo partícipes a los que disfrutamos con ellos incluso de los proyectos para su finca.
Tengo que decir que los momentos agradables empiezan ya a la hora del desayuno, no sólo por el cuidado en la elección de utensilios, tazas, teteras o la música de acompañamiento, sino por las tartas y mermeladas caseras, hechas a diario por la propietaria especialmente para sus huéspedes.
Delo, cuya etimología griega “Delos” significa brillante, brilla sin duda entre los viñedos de la zona e invita a dejar pasar el tiempo disfrutando tranquilamente del entorno.
Para comer o cenar recomendamos La Poiana, una tratoria situada en una casa señorial del siglo XVI, donde degustar la pasta debajo del gran cerezo, es un placer.
Feliz estancia y buen provecho……
Via del Torresin – 37141 Verona
info@agriturismodelo.it
+39 045 485 8380