Milada Horáková murió a la edad de 48 años por sus opiniones políticas bajo el Régimen comunista. La falta de compasión impidió que un día antes de ser ejecutada, diera un último abrazo a su hija Jana.
Descubrir personalidades heroicas como la de Milada Horáková, y tantos otros, nos aporta esperanza en el ser humano.
En Woman Essentia nos gusta ahondar en las historias de hombres y mujeres de gran integridad moral, que mueren en paz y con serenidad aceptan ser víctimas de la irracionalidad totalitaria.
«Muero con la conciencia limpia.» – Milada Horáková
Milada fue pionera en su tiempo, gran jurista y, con profunda formación humanista. Dedicó su vida a la política como miembro del Partido Socialista Nacional de Checoslovaquia.
Una mujer amante de su Patria y de su independencia, activista de los Derechos humanos. Consagró su vida al trabajo social y al movimiento femenino.
Desde joven dio visos de una sana rebeldía en favor del ser humano, manifestándose contra la I Guerra Mundial. Se unió a la Cruz Roja checoslovaca y continuó sus estudios de Derecho, se graduó el 22 de octubre 1926.
Se casó el 15 de febrero 1927 con Bohuslav Horák, ingeniero agrícola y doctor en ciencias técnicas, quién acompañó a su mujer activamente en la resistencia antinazi.
Milada consiguió su primer trabajo como abogada en los Servicios Sociales de Praga. Fue una mujer de fuertes convicciones a quien su paso por la Cruz Roja, le llevó a implicarse en la mejora de la situación de las mujeres.
En 1923, Milada Horáková se reunió con la fundadora del movimiento de la mujer checa, la senadora Františka Plamínková, con la que asistió a una conferencia en La Haya en 1930. Allí, la joven abogada cautivó a los expertos por su excelente argumentación y conocimiento de las cuestiones jurídicas y políticas.
También redactó proyectos de ley para mejorar la situación de la mujer en el derecho familiar. (Reseña Blog Gustos personales).
Rebelde en justicia contra los totalitarismos
Durante la ocupación nazi formó parte de “Věrni zůstaneme” –Nos mantendremos fieles– una asociación que trabajó de manera clandestina desde 1939. En ese periodo de la resistencia, ayudó a compatriotas y a judíos checos a escapar del nazismo.
En 1942 los nazis descubren sus actividades, y Milada junto a su marido Bohuslav Horák, fueron detenidos y llevados al campo de concentración de Terezín.
Aunque sobrevivió a los nazis, su destino estaba destinado a ser mártir de la humanidad, al morir años más tarde, siendo ejecutada por los comunistas el 27 de junio de 1950.
Su marido sí sobrevivió y pudo escapar de la Checoslovaquia de los comunistas.
Los testimonios avalan el gran apoyo de su marido a la actividad política de su mujer hasta su detención. Después de la huida de este, nunca más volvieron a verse. Él logró llegar a Estados Unidos y falleció en 1976.
La personalidad de Milada Horáková estuvo marcada por su imperturbable convicción, valentía y serenidad. Reflejaba esa superioridad moral propia de quienes viven en la verdad con humildad.
El régimen soviético tenía que justificar apresar a los disidentes políticos a favor de un Estado democrático, y así, tras asistir a una reunión para apoyar a políticos disidentes exiliados, fue apresada. Ese fue el motivo: Defender opiniones políticas propias y acudir a una reunión.
El juicio contra Horáková fue un auténtico espectáculo del teatro absurdo, típico de los montajes soviéticos.
El ensayo «Teatralidad del proceso judicial político: El proceso contra Milada Horáková como puesta en escena» del autor Vladimir Just, narra de forma impecable la convicción en la verdad de nuestra héroe, frente a la manipulación y mentira de los acusadores.
«Donde mejor se observa la lucha milimétrica por el lenguaje es en las declaraciones de Milada Horáková, aunque ella estaba destrozada, tenía miedo a la pena de muerte» (Kaplan 123).
- Trudák: ¿Se siente usted culpable de los hechos señalados en el acusatorio que se le imputan?
- Horáková: Me siento culpable de los hechos que confesé y los cuales constituyen delitos según las leyes (con gran énfasis en las siguientes palabras) vigentes hoy día.
Esta frase, y particularmente la entonación que relativiza el sentido unívoco de las frases del lenguaje totalitario, provoca a los fiscales, que necesitan traducirla a su código lingüístico.
El presidente del tribunal, absorto en su guión, cada rato reprende a Horáková por utilizar su propio lenguaje y rechaza sus declaraciones con una entonación cada vez más disgustada: “Señora acusada, a mí no me interesa que usted describa hechos…”, “Vamos, pues, eso sería extendernos demasiado…”, “Usted se empecina en formular las cosas a su manera”…
Y justamente Horáková, la presunta cabeza de la conspiración, fue la que más insistió en esta actitud pacífica.
El juicio fue retransmitido por radio, personalidades como Winston Churchill, Albert Einstein o André Breton apelaron sin éxito por la puesta en libertad a Milada.
Gracias a su hija Jana conocemos el legado y las cartas de su madre. A principios de los años 90, Jana recibió la última carta de su madre, junto a una documentación descubierta en los archivos soviéticos.
Aquel fue el último deseo de Horáková: «Presento una carta destinada a mi familia y pido que sea entregada después de la censura previa». El régimen comunista incumplió su deseo, pero la carta se conservó.
Última carta de Milada Horáková
«La vida es dura, no acostumbra a mimar a nadie y, por cada vez que te da un respiro, recibes diez golpes. No vivimos solos y aislados en este mundo, eso es motivo de alegría, pero también conlleva mucha responsabilidad, tenemos la obligación de no ser personas egoístas debemos unirnos a las necesidades y objetivos de los demás.
Aprende a ser humilde, no dejarás de ser feliz por las cosas materiales que no poseas… cuando consideres que algo es justo no dudes ni un segundo ¡Debes luchar y morir por ello! No sientas penas por mí.
Mi vida ha sido maravillosa, acepto mi castigo con humildad, tengo la conciencia limpia y creo que también lograré pasar con seguridad la última prueba ante el Juez Supremo, nuestro Dios. Ve a las praderas, los campos, los bosques, allí entre el aroma y esencia de las flores parte de mí».
En 1991, el presidente Václav Havel le otorgó la Orden de TG Masaryk.
El 27 de junio, fecha en que Milada Horáková murió, se ha convertido en el día oficial por las víctimas del régimen comunista.
Quizá en la Europa de hoy no sean tiempos de ejercer una resistencia clandestina, pero como escribió Milada Horáková: «cuando consideres que algo es justo no dudes ni un segundo ¡Debes luchar y morir por ello!».
Ese es nuestro empeño, luchar con la verdad y la integridad para que prevalezcan los verdaderos derechos humanos y la acción en favor de hombres y mujeres con una conciencia limpia.
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