Otra bomba mediática esta vez de índole política, sacude la vida política y social: la inesperada dimisión de Ruth Beitia por motivos personales.
«La candidata del PP por Cantabria, Ruth Beitia, abandona la candidatura por motivos personales y familiares». No pasaron ni dos horas del comunicado y nuestra campeona olímpica pasó a ser ‘trending topic‘ (tema del momento, en castellano) en redes sociales.
Una sorpresa que nadie vaticinaba y con seguridad la protagonista sufrirá todo tipo de opiniones y juicios, tan de moda en una sociedad escrutadora como la nuestra, donde el derecho a la intimidad y al silencio no resulta fácil.
Normalmente, cuando la persona en su trayectoria se ha hecho respetar, se la respeta, como ocurre con Ruth Beitia y su escueta explicación: motivos personales. Fin.
Vaya por delante respetar su libre decisión y, sin saber cuáles fueron las causas reales, más aún, sin necesidad de indagar, nos encontramos con una persona querida y respetada, un orgullo para España, campeona olímpica y mundial, con un recorrido ejemplar como deportista de élite. Además de simpática y accesible, comprometida en la política regional desde hace años.
La dimisión de Ruth Beitia constata un reclamo social que reivindica a personas altamente cualificadas para gestionar España, y no para adoctrinarnos.
Pero claro, cuando quince días antes te anuncian a bombo y platillo como la Candidata para presidir una comunidad autónoma, y de pronto renuncias, la cosa no deja de tener su aquel.
El reclamo social
Como si de un efecto llamada se tratase, las reacciones,-más allá de los chistes ocurrentes-, no se han hecho esperar.
Y… mientras escribo ¡Otro sonado anuncio! Bauzá abandona el Partido Popular, a este partido le crecen los enanos ¡Gabinete de crisis!
Estos hechos provocan que la gente opine y mucho.
Las personas serias plantean la cuestión de fondo: ¿por qué no hay forma de que los mejores se impliquen en política?
En el caso de Ruth, con su renuncia, queda la incógnita sobre cómo hubiera sido su gestión de resultar ganadora. Pero lo que nadie ignora es que la fortuna, o una preparación de nivel, no la acompañaron en sus primeros pasos, como así lo demuestra la entrevista en radio para Onda Cero.
¿Falló el presidente al dejarse llevar por «alguien mediático» y proponer a Ruth como candidata ? ¿no supo ella medir la exigencia, cualificación, formación y preparación que se espera de cualquier candidato? ¿alguien o ella misma, habrá reflexionado sobre si estaría o no preparada para el cargo?
Los mejores no quieren
Ese reclamo social tiene una explicación. No hace mucho escuchaba en radio a la periodista Pilar Cernuda comentar lo difícil que resultaba a los partidos encontrar buenos candidatos con vistas a las próximas elecciones.
Los partidos lanzan invitaciones a personalidades, por lo general, más por su notoriedad social que por su idoneidad, y reciben un «No, muchas gracias» por respuesta.
¿Los motivos?
- Económicos: Las personas verdaderamente capacitadas y brillantes ya gozan de un status laboral y económico difícilmente mejorable en política.
- Personales: El escrutinio insoportable al que cada persona que de un paso al frente se verá sometido da miedo, y pocos están dispuestos a renunciar a su vida privada.
Sirva de ejemplo, otra noticia reciente, la que saca a relucir un triste y patético artículo escrito por una señora de Huelva hace cinco años, ¿imaginaría esta mujer del partido Ciudadanos, Rocío Ruíz, que algún día llegaría a ser la Consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía? La cascada de insultos, críticas y menosprecios no se ha hecho esperar. A ver quién aguanta el tipo ante tanta presión.
Con lo que es normal que su contestación sea, «No, muchas gracias por su invitación» pero me quedo como estoy.
Un problema nacional
Sin perder la esperanza, España ha contado y cuenta con personas brillantes, capacitadas y cualificadas. Lo mejor a nivel mundial en casi todas las áreas, no sólo deportivas o artísticas.
¿Quién construye la ampliación del Canal de Panamá? Una empresa española. ¿Cuál es la tecnología eólica más avanzada del mundo? La española. ¿Y nuestros ingenieros navales? Entre los mejores del mundo. ¿Y en sanidad? Contamos con Kovacs, Cavadas, César Velasco, y un largo etcétera de personalidades insuperables. ¿Y nuestro patrimonio histórico y cultural? ¿Nuestro ejército? De los más valorados del mundo.
Esta valoración de los «brillantes» de España da para otro artículo más a fondo, igual no son tan brillantes si preservan su liderazgo para sí mismos más que para su país, quien sabe. O igual, valoran su libertad personal como para no dejarse atrapar por manos invisibles que manejan la política. Todo es factible.
¿Por qué no aspiramos a la excelencia en todo?
¿Cómo es posible que para abordar las reformas que España requiere no contemos con los mejores para cada área? Inteligencia nos sobra, pero demagogia también y la mediocridad institucionalizada es un cáncer.
Resulta inconcebible el bucle en el que se halla España, pudiendo estar en las cotas más altas de desarrollo, solidaridad y bienestar social, nos encontramos con los niveles de corrupción política jamás visto, con personas (no todos) de escasa formación y cualificación para llevar a cabo la tarea más importante: Repensar España y reformarla en profundidad… y en igualdad.
Ruth Beitia nos deja el ejemplo de los grandes, de las personas con tesón, disciplina, voluntad y superación contínua, uno de los orgullos deportivos de España. Le deseamos lo mejor y respetamos su no fácil decisión.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: