Los buenos guionistas de cine escogen un elemento que apoye la narración, el ritmo, los momentos clave de una película. Cualquier cosa sirve, un paisaje, un bolso, un abanico, el mar. Elementos que van y vienen discretamente, casi imperceptibles al espectador. Si se hiciera una película sobre un juez, la maleta o… el maletón, bien podría ser esa pieza clave de la narrativa. La Magistrada Natalia Velilla lleva dos, una negra de gran volumen y otra roja, de cabina. La maleta del juez no viaja por turismo, se arrastra de casa al despacho, del despacho a casa. Dentro van los procedimientos con cientos, quizá miles de folios, que a la vista del profano provocan dolor de cabeza. La maleta concentra horas de trabajo silencioso, disciplinado. Horas de consultas, descartar pruebas, anotaciones, idas y vueltas. Porque… la responsabilidad de emitir un fallo, de dictar una sentencia, no es otra que la de solucionar conflictos y hacer Justicia.
La Magistrada – Juez, Natalia Velilla, aceptó la invitación a ser entrevistada sin complicaciones, como si la agenda no pesara. Me recibe sonriente, en un despacho funcional, nada llamativo, el ambiente transpira orden y allí comenzó nuestra charla.
Woman Essentia.- Lo de ser juez, ¿cómo le vino?
Natalia Velilla.- Estudié Dirección y Administración de empresas y en un principio me orientaba hacia algún despacho grande. Luego pasé por el mundo de la empresa, industrial, en una constructora, etc. El mundo de la empresa no me llamó la atención. Me gustaba muchísimo el Derecho porque es un compendio de muchas cosas y de repente se me encendió la bombilla y vi que el trabajo del juez me parecía un trabajo muy completo, que daba mucho a la sociedad, siempre me he preocupado por tener un trabajo que diera a la sociedad, lo de ganar dinero no va conmigo. Y además, la independencia, el juez no tiene jefe y eso me gustaba muchísimo. Es un trabajo humanamente muy interesante.
WE.- ¿Tiene algún referente, personaje inspirador…?
NV.- Nunca he sido de mitos, porque creo que nadie es perfecto. Sí, admiro acciones de personas. Por eso, es un referente para mí Teresa de Calcuta, porque representa los valores más bellos del ser humano. Aunque no es la única persona a la que admiro, claro.
WE.- Socialmente la figura del juez queda investido por la autoridad, y en los juzgados, como en pocos lugares, se presencia lo más bajo del ser humano. Eso debe afectar, ¿cómo lo vive?
NV.- Como en todo tipo de profesiones en las que tratas con gente hay cosas que te afectan, lógicamente. También aprendes con la experiencia a que te afecte menos, si no, no se podría vivir. Lo comparo con los policías y los médicos. Hay grados, pero siempre hay un tema que te toca, te dediques al contencioso administrativo, al social, al civil… a lo que sea. Sí, hay temas que acabas llevando a casa porque te entristecen profundamente.
Sobre todo lo que más puede entristecerte es que por mucho que tú hagas tu trabajo, hay un punto al que no puedes llegar y eso es así. Por ejemplo, temas de familia, tú has tomado la decisión correcta pero sabes que unos niños no van a estar bien con ninguno de sus dos padres, porque sus padres tienen un conflicto tal que les están educando ya mal.
Ese tipo de frustración se da mucho. La impotencia. También hay satisfacciones, insisto. Hay frustración porque la gente cree que un juez es el final de todo, que es la solución. El juez tiene una limitada función que es resolver un conflicto concreto jurídico, pero el conflicto social y familiar no lo puede solucionar un juez
Natalia Velilla es una excelente oradora y además una mujer que pone pasión y convicción cuando habla. Se expresa a velocidad de AVE, es una persona resolutiva, no deja nada a medias. Afirma que la inactividad no va con ella, que viene de familia. De mente veloz, no se contradice y si advierte que se olvida algo, de forma oportuna lo añade. No se conforma con dar respuestas "al uso", todo lo argumenta y explica poniéndose en el lugar del interlocutor. Algo característico en ella: La lealtad al Cuerpo Judicial, es imposible lograr de ella un renuncio o crítica a sentencias, aunque sepa del desencanto social. Se podría decir que es inconformista con el sistema, y con una lealtad a los suyos a prueba de bomba. Exige mejoras, denuncia lo denunciable. Todo lo relativo al Poder Judicial y a sus compañeros lo hará desde el compromiso, el deber, fruto del amor inmenso que siente por su profesión, va más allá, es una misión vital.
WE.- En su opinión, ¿qué aptitudes personales son las más idóneas para ser juez?
NV.- Si se lo preguntásemos a todos los jueces no todos diríamos lo mismo. Para mí un juez tiene que ser, en primer lugar, una persona técnica. No puedes ser buen juez si no conoces bien el Derecho. Los justicieros, la gente que se guía por intuiciones (no suele pasar), o a lo mejor el perfil del juez muy humano pero que no aplica la ley correctamente, al final no hace justicia. Tienes que ser eminentemente técnico, lo cual no quiere decir que seas una persona aparatosa, enfarragosa, y que hagas sentencias extensísimas. El juez tiene que conocer bien el Derecho y tiene que estar en permanente proceso de formación. Porque las leyes se cambian, la jurisprudencia cambia y los jueces tenemos que estar atentos a lo que sucede en otros órganos superiores, el BOE, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
En segundo lugar, el juez tiene que ser eficaz. Los jueces lentos, los que procrastinan, que tardan mucho en dictar resoluciones, que no tienen las ideas claras, hacen una justicia lenta. Hay que combinar lo técnico con lo eficaz.
Luego está la parte humana que exige comprender, porque no podemos medir el mundo por nuestros parámetros personales. Las personas tienen realidades distintas, muchos vienen de países distintos, y eso implica comprensión. Además, hay que tener ese principio de autoridad. Huyo de los jueces excesivamente cercanos, porque al final no se trata de que seas su salvador, sino de dar una solución a un conflicto.
El resumen sería: Técnico; eficaz; comprensivo; conocedor del ser humano, de trato cordial y con autoridad. Sin perder de vista que estamos al servicio público, se nos delega una autoridad que nos viene dada por la Constitución y las leyes, somos el canal de esa autoridad
Impermeables a la opinión de la prensa
WE.- Han pasado unos días desde la Sentencia del TS a los independentistas, ya en frío, qué valoración realiza usted, ¿qué aspectos destacaría?
NV.- Destaco que la sociedad ha puesto a la Sentencia en el epicentro del problema sin ser la solución y por eso, cuando ha salido, la sensación de frustración ha sido tan grande. La Justicia está para actuar ante las conductas delictivas, no para solucionar el problema social. Corresponde a otros operadores hacer su trabajo y solucionar el problema de Cataluña al que yo, personalmente, le veo difícil solución.
WE.- Siguiendo con la Sentencia del TS a los independentistas, acabamos de vivir con la filtración de la misma que tanto filtrador, como filtrante, salen impunes. Concretamente: ¿Está o no está penado filtrar sentencias antes de ser publicadas por el Juez? Y si está penado ¿por qué no se investiga al filtrador?
NV.- No existe una Ley de prensa, por tanto el periodista puede publicar lo que le llegue (mientras sea veraz) y aunque en España está penada la revelación de secretos judiciales, el periodista no tiene porqué revelar sus fuentes. Opino que, por un lado, no se persigue suficientemente la conducta del filtrador y, por otro, es ponerle puertas al campo. Creo que la solución vendría de una autorregulación de la prensa que asumiera un compromiso ético con el Estado de Derecho.
El extraño caso español: 56 % mujeres jueces
WE.- Recientemente la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria (AJFV), a la que Ud. pertenece, lanzó un vídeo donde se explica que las jueces mujeres no figuran en la ‘cúpula judicial’. El 56 % de los jueces de España son mujeres. ¿Qué hay que cambiar? ¿En qué medida es decisión personal de la mujer?
NV.- La cuestión es el porqué la mujer de por sí no se propone para puestos de mayor responsabilidad, creo que es algo cultural. Pero esto no explica que España sea, después de Malta, el país con menos mujeres en la cúpula judicial, ya que la falta de postulación es algo común a los países de nuestro entorno. Por ello, hay que ahondar en alguna otra causa que provoque esta situación tan inexplicable en España y esta no es otra que el sistema de elección de los cargos discrecionales: los políticos eligen a los miembros del CGPJ, no son elegidos por los jueces. La Comisión Permanente del CGPJ (la que decide los cargos discrecionales) está formada en un 90 % por hombres.
Hay algo muy humano y fácil de comprender, al final eliges a las personas que más conoces y en esta profesión como en todas, se hacen amigos. No creo que sea una cuestión de machismo expreso o misoginia, más bien de comodidad o que no hay una decisión real por tomar este asunto como se debiera.
WE.- Escuché a un amigo abogado: “a mí por lo general me gustan más como jueces las mujeres, la forma de enfocar las sentencias, creo que hilan más fino”. ¿Ve usted esas diferencias?
NV.- No sabría decir realmente si hay diferencia entre hombres y mujeres impartiendo justicia. Si la hay, creo que obedece más bien a la forma de estar los hombres y las mujeres en la sociedad. A lo mejor las mujeres, por temas culturales estamos más acostumbradas a escuchar más que a hablar, a leer en las expresiones de los rostros de una manera distinta que los hombres. Y quizá sí, puede que haya cierta intuición.
No sé si hilamos más fino, imagino que dependerá de la materia porque el trabajo del juez en el 90 % de los casos es muy técnico. Se trata de examinar unos hechos y aplicar la ley. Si quitásemos el nombre sería difícil distinguir al leer una sentencia.
También creo que a la judicatura le ha pasado lo mismo que a la sociedad, no es lo mismo los jueces de mi edad que los que tienen 20 años más que yo. Quizá en otros tiempos de estereotipos más marcados se notaría un poco más. Hay algo que puedo afirmar categóricamente, en determinadas cosas, puede influir ser hombre o mujer, a la hora de que se sienta más cómoda la persona, es decir, si tienes que tomar declaración a una mujer que ha sido violada, se sentirá más cómoda con una mujer que con un hombre, y al revés, si es un caso de un chico que ha sido violado, estará mejor delante de un hombre. En el trato probablemente sí se recalque lo que dices.
WE.- El exceso de desinformación más que de información ¿Cree usted que está contribuyendo a que se anulen socialmente derechos fundamentales como el de la presunción de inocencia?
NV.- Bueno, más que desinformación, información mal dada. Sí, constatamos un abuso que lamentablemente influye en la sociedad, en cierto modo la perversión del lenguaje, y que hay términos que aparecen totalmente desfigurados de lo que son. O casos tremendos de linchamiento social que hemos visto antes siquiera de que se emita un fallo judicial, y luego las personas o son inocentes, o no se prueba nada. Se vulnera con total naturalidad el derecho a la presunción de inocencia, los derechos de las víctimas o la imagen e intimidad de los investigados. El mal está hecho, y no suele restituirse.
WE.- ¿Cree que el poder de la prensa y de algunos lobbies condicionan la acción de la justicia?
NV.- Creo que no… Le pueden hacer la vida imposible a un juez (y, de hecho, se la hacen), pero los jueces somos bastante impermeables a la opinión de la prensa.
Lo que la gente tiene que comprender es que nuestra labor es hacer que se aplique y se cumpla la ley. Los jueces aplicamos la ley que nos da la soberanía popular
La imparcialidad del juez
WE.- Convicciones personales, conciencia e imparcialidad quizá puedan entrar en conflicto en la persona del juez, sobre todo ante leyes fuertemente influenciadas por ideologías, ¿qué pasa cuando el juez ve una ley injusta? Entendiendo por injusta que no es universal, ni ética, que busca favorecer a ciertos colectivos, por ejemplo, al lobby LGTBI
NV.- Vamos a distinguir qué entendemos por injusta. La percepción de “ley injusta” es algo subjetivo, pero los jueces no hacemos esa valoración. En ese sentido, lo que la gente tiene que comprender es que nuestra labor es hacer que se aplique y se cumpla la ley. Un juez solamente puede dejar de aplicar una norma que sea contraria a la Constitución o al Derecho de la Unión, y deberá, en su caso, plantear la correspondiente cuestión de inconstitucionalidad o prejudicial.
Fuera de estos casos, los jueces aplicamos la ley que nos da la soberanía popular. Creo que la imparcialidad se mantiene. Por otro lado, es innegable que cada persona, cada juez tendrá su ideología o sus creencias, pero creo que gana la imparcialidad del juez, no es difícil dejar fuera tus preferencias personales cuando se trata de interpretar bien y aplicar la ley. Realmente no veo que ocurra.
Los políticos actuales no tienen sentido de Estado y miden todo en términos de legislaturas, no ven más allá de los cuatro años
WE.- Recientemente declaró en radio que los jueces españoles se sienten desprotegidos por las continuas injerencias de gobiernos y legisladores, es escandaloso porque aquí no hablamos de la prensa
NV.- Sí, ¿lo dices por la llamada de la Ministra a Italia para preguntar sobre el caso de Juana Rivas? Absolutamente, es un caso sentenciado aquí y allí. La imagen que se dio desde el Ministerio de Justicia ante las autoridades italianas era de desconfianza hacia los jueces italianos, además de transmitir la idea de que en España debe ser habitual eso de intervenir en procesos ya juzgados.
Lo que es cierto es que es una realidad que nos sentimos desprotegidos porque se abusa, ¡Somos el tercer Poder del Estado! En cierto modo es una humillación el cuestionamiento continuo a nuestro trabajo .
WE.- A esa injerencia de la que usted habla, habría que añadir el arbitrio de Gobiernos y partidos políticos. Resoluciones que quedan «in albis». Todo esto evidencia un fracaso absoluto. Los tres Poderes hacen y deshacen sin que haya mecanismos de control, y por otro lado, constatamos una Sociedad civil débil, impotente. Hablamos de una profunda crisis de valores, ¿no? Jueces vendidos a partidos, partidos engañando a sus votantes y apañando decisiones judiciales para su beneficio, la prensa sometida a los partidos…
NV.- Es normal que se genere una gran frustración y que, al hilo del descontento, asistamos a proyectos políticos populistas que se alimentan de esta situación. La democracia española se ha hecho mayor y, como todo adulto, tiene sus defectos y vicios que deben ser revisados para mejorar la calidad democrática. Soy escéptica, no obstante. Los políticos actuales no tienen sentido de Estado y miden todo en términos de legislaturas, no ven más allá de los cuatro años.
WE.- ¿Se podría decir que nos falta un cuarto poder?
NV.- No, no creo que haga falta un cuarto poder, quizá falten mecanismos reales. ¿Qué puede hacer la Sociedad civil? Es decisivo, no existen mecanismos. Vuelvo a lo de antes, a mi modo de ver está fallando mucho el poder legislativo, está como paralizado.
Es cierto que la Sociedad civil apenas tiene mecanismos de intervención en la vida pública, más allá de la cita electoral periódica ante las urnas. Las Iniciativas Populares legislativas (ILP, que nunca acaban en ley), dirigirse al Defensor del Pueblo y el derecho de petición, todos ellos mecanismos muy débiles.
WE.- ¿Pero los políticos no les consultan? ¿No se pide la opinión a la judicatura? ¿No elaboran ustedes informes? Parece que no existe la comunicación entre ustedes
NV.- Es así, no existe. Antiguamente, o por lo menos hasta hace unos años, sí, nosotros elaborábamos informes, sugerencias para modificaciones legislativas que nos transmitía el Consejo General del Poder Judicial, pero hoy no ocurre, ni se consulta al Consejo ni éste nos pide opinión a las Asociaciones Judiciales.
WE.- Volviendo a lo de antes, sobre leyes tendenciosas o con sesgo ideológico. Hoy en Occidente se constata más que nunca el conflicto entre ley positiva y ley natural “Iuris naturalis”. Casos recientes dentro y fuera de España, como Alfie Evans en Inglaterra, pasando por Francia y la sentencia sobre el fin de la vida de Vincent Lambert; En Australia se están dando sentencias que favorecen al adolescente trans «que siente que su cuerpo no es suyo» para hormonarse, en contra del parecer de los padres y los médicos, por ejemplo, o la reciente sentencia del TS sobre la exhumación del cadáver de Franco. Es decir, el Estado a través de los tribunales se convierte en dueño más que en garante.
NV.- En este último caso, el de Franco, creo que está ajustado a Derecho, no se vulneran los derechos fundamentales de la familia y el TC lo acaba de ratificar, aunque es comprensible que la sentencia, socialmente hablando no guste porque es un tema sensible, sabemos que el trasfondo es una cuestión política e ideológica.
Preguntas algo demasiado complejo para ser respondido brevemente. Sólo puedo apuntar que los jueces tienen la capacidad de interpretar las leyes conforme a nuestro sistema legal y constitucional. No creo que haya un adoctrinamiento del Poder Judicial en la actualidad, resuelve conforme a la técnica jurídica.
Sí veo posible un riesgo hipotético a futuro si prosperan determinadas iniciativas contenidas en programas electorales. Me preocupa mucho que se pretenda sustituir el sistema de selección inicial de jueces (oposición pura y dura en la que se valora objetivamente un examen).
WE.- ¿Por qué?
NV.- El riesgo vendría por un sistema en el que se seleccionaría a los jueces desde la Universidad, accediendo a programas de postgrado. Ahí sí se podría llegar a seleccionar por el Estado aquellos jueces que compartan determinada ideología afín al partido o partidos políticos en el Gobierno.
Los buenos guionistas de cine dejan finales abiertos, así la película continúa en la mente del espectador. La carrera de nuestra protagonista augura muchas conquistas por realizar, proyectos por impulsar, objetivos por lograr. Nos despedimos con un alegre "hasta luego" y unas gracias reales por nuestra parte, nos ha dedicado mucho tiempo. Me quedo fija viendo esa maleta con ruedas, pienso en todo su significado. Y una mujer joven, entusiasta, segura y tranquila tira de ella y se pierde entre la muchedumbre.
Nuestra charla llega a un punto y aparte. En la segunda parte de esta entrevista abordamos temas candentes y desconocidos. En qué emplea su tiempo un juez, problemáticas reales como las adicciones a las apuestas, temas de familia desde los juzgados, etc. Podrá leerla en los próximos días.
Natalia Velilla Antolín, Magistrada-Juez de Adscripción Territorial de Madrid. Ejerció en Arganda del Rey, Majadahonda, Villena y Torrejón de Ardoz en juzgados mixtos y de primera instancia antes de recalar en el actual refuerzo de los juzgados de lo social, actividad que compagina con una comisión de servicios en la Audiencia Provincial de Madrid de familia. Cuatro años de Letrada del Gabinete Técnico de la Sala Primera del Tribunal Supremo y ocho de analista jurisprudencial en el CENDOJ. Máster en Derecho de Familia por la Universidad de Jaén y Licenciada en Derecho y Empresariales por ICADE. Actualmente es miembro del Comité Nacional de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, como vocal de comunicación.
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