Hace unos días se hizo público el triste dato del número de nacimientos durante los seis primeros meses del año 2019 en España: 170.074 nacimientos. La involución demográfica recalca una vez más la gravísima crisis que atraviesa nuestro país y Europa. El ejemplo más lacerante de una política voluntaria contra la natalidad es China, país que ha llevado a cabo durante más de 40 años, un hijo por mujer y que ahora confirma que ha sido un grave error.
No es la primera vez que abordamos el tema en Woman Essentia, recientemente publicamos el ejemplo positivo de las políticas en favor de la familia y la natalidad llevadas a cabo en Hungría, hay esperanza, pero no voluntad política y social.
Según informa la agencia internacional C-FAM, un nuevo informe del Gobierno chino muestra los devastadores efectos económicos de la política deshumanizadora de planificación familiar a lo largo de 40 años.
El envejecimiento de la población china puede convertirse en un obstáculo para el país que intenta superar a los EE.UU
Los expertos denuncian que Pekín está inflando lamentables estadísticas de fertilidad para subsanar los efectos dañinos de la política del hijo único. Los números oficiales, publicados por la Oficina Nacional de Estadística en enero, dijeron que el número de nacimientos cayó a 15,2 millones en 2018. Eso es un índice total de fertilidad de 1,6 niños por mujer y una caída del 12% en comparación con 2017.
El índice actual de fertilidad en China era 1,18 niños por mujer entre 2010 y 2018, una cifra incluso más baja que la de Japón
El triste caso chino
La política familiar china, que permite solo un niño por familia desde 1979, ha sido reforzada por una burocracia intrusiva, penetrante, burocracia generalizada que exige fuertes multas por violaciones, así como abortos forzados, esterilizaciones, y abandono de niños. Una revisión de 2016 permitió tener solo dos niños, pero las parejas chinas respondieron teniendo menos niños, no más, como Pekín había esperado.
El informe del nuevo gobierno dispuso un plan de cinco puntos del que los demógrafos chinos dicen que es demasiado escaso y que llega demasiado tarde. El plan, dado a conocer en la prensa oficial china el pasado jueves, pedía más inversión social, un personal especializado de mayor cualificación, mejores servicios sanitarios y para la jubilación, tecnologías avanzadas e innovadoras, y protecciones sociales y legales mejoradas. Pero los expertos dijeron que deben tomarse acciones más drásticas para evitar una crisis ciertamente cercana. Recomendaron aumentar la edad de jubilación y dudosos proyectos de infraestructuras planeadas para reforzar el fondo de pensiones.
El principal fondo de pensiones de China se quedará sin dinero en 2035 debido a un declive en la mano de obra disponible, según un informe del Centro de Seguridad Social Mundial del gobierno, apoyada por la Academia China de Ciencias Sociales.
Pekín ha sido laxo en cuanto a reforzar las contribuciones de los empleados al fondo para obtener pequeños negocios a través de la actual desaceleración económica. Eso significa que el actual sistema de reparto de los pagos en el tiempo obliga aquellos nacidos a finales de los 70 y los 80, durante la política del hijo único, a poner un cuarto de sus salarios para los fondos del estado.
La generación del hijo único, ya penalizada por perder hermanos para ayudar a llevar la carga económica y social, tendrá también que pagar más mientras la crisis en el fondo de pensiones produce resultados.
Única fórmula: Transversalidad
España, China, Europa… el desmoronamiento demográfico apunta a tres ejes transversales que no se acometen de forma conjunta por las políticas gubernamentales: natalidad, dependencia, pensiones.
Aún estamos a tiempo de revertir la situación. Se requiere inteligencia para explicar las reformas necesarias, además de coraje y pedagogía para motivar a la sociedad. Sin sacrificio será difícil asumir un reto tan grande por el bien común.
¿Queremos que España no sucumba de forma definitiva en menos de 20 años? Sólo hay una forma, entroncar y legislar a la vez medidas que contengan los tres núcleos: natalidad, dependencia y pensiones.
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