Ayer abro Instagram y me escandalizo con las viñetas de la educación sexual que se imparte en Cataluña para niños entre 3 y 5 años, y de menor edad a mayor, me imagino cada vez más explícita, si puede haber algo más explícito que los dibujos de esta campaña. Pero también me indignó el lenguaje que utilizan algunos medios, en teoría con valores, o que, por lo menos, años atrás los defendían.
El periódico ABC decía textualmente:
“Una asociación de juristas considera que el programa ‘Coeduca’t’ «viola el derecho fundamental a la protección de la juventud y la infancia, y el derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos».
…y continúa:
“Entre los materiales dirigidos a los alumnos de segundo ciclo de Educación Infantil (de 3 a 5 años), figura un taller en el que se enseña a los niños de estas edades a masturbarse, lo que la entidad considera «una aberración»”.
En otro material dirigido a alumnos de tercer y cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), el plan impulsado por el gobierno autonómico asesora a los estudiantes, por ejemplo, sobre cómo practicar sexo oral o masturbarse, y les indica si el aborto es legal y gratuito. La formación política VOX inició el mes pasado una campaña contra el programa al entender que «promueve, entre otras cosas, la masturbación entre niños de 3 años, el consumo de pornografía entre niños de 8 años y el sexo oral entre adolescentes de 12 años».
El programa asusta porque quieren animalizar la sociedad, ahora que ellos parecen tener más derechos que los humanos, pero la forma de plantearlo por este medio me dejó a cuadros. Resulta que a ABC parece no escandalizarles este tipo de incitación a la promiscuidad, a eliminar el amor de las relaciones sexuales, a destrozar las relaciones que estos niños puedan tener en el futuro, a fomentar un sexo propio de los animales (bueno, los animales por lo menos no abortan y son coherentes con lo que hacen), en definitiva, a “escandalizar a los infantes” y destrozar la inocencia, regalo de la niñez.
Parece, según dicen, que esto es a juicio de la asociación de juristas, o de la formación política Vox , ya que repiten varias veces el término de “lo que estos consideran”, obviando lo que cualquier persona con dos dedos de frente defendería.
Se ha confundido tanto la opinión con los hechos, que estos han perdido valor por muy fragantes y dañinos que sean. Pero, por desgracia, educar por ideologías tiene siempre consecuencias en forma de hechos por muy en el mundo de yupi nos hagan creer que estamos.
Alguien muy sabio dijo una vez que “el no se haga como un niño…no entrará en el Reino de los Cielos”, así que gracias a la educación de estos gobernantes (por llamarlos de alguna forma ya que su gobierno está empujando el barco a la deriva) esta entrada parece estar cada vez más complicada.
Estamos asistiendo a un momento histórico de degeneración amparada por instituciones. Me asusta como suena, pero es así. Los hechos que fueron aconteciendo a lo largo de la historia, junto al raciocinio del hombre puesto al servicio del bien, incluido el bien común, el cuidado de los demás, y la búsqueda de la verdad, parecen haberse perdido por el camino en los últimos años, como las miguitas de pan de Hansel y Grettel que se comieron los pájaros.
La Declaración Universal de Derechos humanos surgió como la respuesta a ciertas “barbaries” realizadas por el hombre para proteger a la humanidad de las aberraciones de algunos humanos, para que estas nunca se volvieran a repetir. Las mismas no creo, pero otras, si. El hombre tiene una gran capacidad creativa para los bueno, pero para lo malo también, y si otros destruían el cuerpo, ahora además se experimenta en destruir el alma.
El hombre tiene una gran capacidad creativa para los bueno, pero para lo malo también, y si otros destruían el cuerpo, ahora además se experimenta en destruir el alma.
Por otro lado, las leyes tienen como uno de sus cometidos proteger a los vulnerables, por lo menos en teoría, siendo subsidiarias, solo en aquellos casos en que este deber u obligación para con unos no pueda ser atendido por las personas a las que les corresponde hacerlo.
Hasta hace poco nadie cuestionaba que la educación era de los padres (todo el mundo sabe que incluye a padres y madres), y que además tenían el derecho a educar según sus convicciones, sin embargo, con la llegada de los últimos gobiernos, la esfera privada ha sido invadida cada vez más por eso que llaman Estado, llegando al actual estado de indefensión en que nos encontramos.
Los casos en los que la educación ha sido o es ejercida por gobiernos siempre corresponden a momentos históricos de personajes iluminados que han impuesto a la población una educación ideológica, vamos, lo que toda la vida se ha llamado dictadura, que ahora tenemos en la modalidad nueva de dictadura democrática.
La educación impuesta incluso llegó a separar a hijos de padres, como es el caso del comunismo de Stalin o el nacismo de Hitler, mientras que ahora los separa con la ideología de género y todas sus leyes, con la única salvedad de que el que no quería asumirlo, pagaba con su vida, y actualmente todavía no hemos llegado a eso.
No podemos olvidar, sin embargo, que la invasión de ideologías destructivas hacia el ser humano “sí” está impuesta por leyes y poderes económicos, bajo el beneplácito de los cobardes, y que, como siempre, sufren los más vulnerables: los niños, además de aquellas familias con menos recursos que no tienen otra posibilidad que llevar a sus hijos a centros públicos. Al final el socialismo-comunismo, o lo que sea que impregna ahora el aire que respiramos, siempre daña a los mismos.
No dudo de que los padres que no levantan la mano en protesta no quieran a sus hijos, pero si parecen no tener las ideas muy claras, o la personalidad necesaria (a pesar de tanto cursillo de liderazgo) para enfrentarse buscando el bien último de su propia descendencia, o bien están cansados o se dejan llevar por la marea. Cuando en una sociedad uno de cada tres jóvenes de 15 a 19 años desea ser “influencer”, vamos muy mal.
Mientras, la única política que se le ocurre al gobierno es borrar de la paleta de colores el rosa y el azul y eliminar los anuncios de muñecas y cocinitas… ¡con la tasa de natalidad que tenemos!
Se que no es consuelo, pero a todas “piezas”, como les dirían en Andalucía, y en el grado que le corresponde a cada uno, incluida la prensa, les tocará un juicio más duro que el de Núremberg,… teniendo en cuenta que la pena será eterna, incluso aunque no crean.
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