Muchas familias en nuestro país siguen lamentando a día de hoy, las consecuencias que trae el coronavirus en la salud de sus allegados, del mismo modo cuestionando las restricciones que afectan, sobre todo, a sus hijos. Un alto porcentaje de expertos en infancia y población joven coinciden en que la salud mental de estos está siendo y lo será en un futuro, la más afectada. Del mismo modo, entienden que se han dejado de lado sus derechos y necesidades.
“La salud mental de los niños y adolescentes es el gran efecto colateral de la pandemia porque han sufrido al no entender lo que pasaba, sobre todo los más pequeños quienes han experimentado el concepto de muerte entre familiares o las consecuencias económicas de la pandemia”, revela Quique Bassat, epidemiólogo del Barcelona Institute for Global Health (ISGlobal) y coordinador del Grupo de Trabajo de la Asociación Española de Pediatría (AEP). En cuanto a los niños, Bassat añade que es una prioridad la buena cobertura vacunal “para que estén lo más protegidos posible en un contexto en el que se está avanzando hacia una vuelta a la normalidad, pero donde seguirá habiendo infecciones”.
En el caso de infección en los niños, el especialista subraya que puede ocurrir 1 caso entre 10.000 de desarrollar síntomas graves o COVID persistente (menos del 5% de los casos). “La mayoría de los niños van a vivirlo como una gripe o no se van a enterar. Sí hay que tener presente que en casa puede haber personas vulnerables que, pese a estar vacunadas pueden infectarse”, aclara Bassat.
Manifiesto para preservar la salud mental de niños y adolescentes
Los profesionales siguen moviéndose en promoción de los derechos de la infancia. Una de las propuestas que ha surgido es la de un grupo de Facebook para el cuidado y apoyo entre profesionales que atienden a infancia y familia, con Gorka Saitua, pedagogo y orientador familiar a la cabeza.
Quienes firman este manifiesto, que puede verse en el blog del pedagogo, son profesionales especialistas en infancia y adolescencia, del ámbito educativo, sanitario y social. El objetivo se centra en llamar a las instancias competentes, administraciones como el Ministerio de Educación y Sanidad, como a figuras sensibilizadas con la infancia y adolescencia, a la promoción de recursos de atención y reactivar el debate sobre las medidas sanitarias vigentes en el contexto escolar y sanitario. Y sin obviar, la prevención de la enfermedad producida por el SARS-CoV-2, con impacto a corto o medio plazo, especialmente en la infancia y adolescencia.
En 5 días se consiguieron 2.000 firmas a favor. “Con el manifiesto se desea promover un plan de prevención y respuesta para preservar la salud mental de los niños y potenciar un buen trato como personas con pleno derecho y necesidades y flexibilizar las medidas”, defiende el especialista en educación.
Perjuicios en la salud a nivel físico y emocional en pandemia
En el Congreso de la Sociedad Española de Pediatría del pasado junio se evidenció un repunte de la incidencia de trastornos de salud mental de la población infanto-juvenil, debido al estrés agudo o crónico a consecuencia de la pandemia.
Saitua como profesional educativo expone importantes ideas clave en su propuesta a tener presentes:
- Los niños han de contar con relaciones de calidad para que ello les reporte seguridad.
- La sensación sentida de amenaza y/o aislamiento, de ser sostenida en el tiempo, puede desencadenar cotas inasumibles de estrés tóxico para un sistema nervioso en crecimiento, produciendo alteraciones o incluso daños a nivel de la estructura y función cerebral.
- Se consideran especialmente contraproducentes algunas de las medidas vigentes de protección sanitaria impuestas en las escuelas y en algunas instituciones sanitarias, especialmente en bebés y menores de edades más tempranas, aunque también de gran impacto en niños más grandes, como son la utilización ininterrumpida de mascarillas por parte de las personas referentes adultas, la inexistencia de periodos de adaptación, las dificultades de acompañamiento por personas significativas para el menor cuando lo precisa o la imposibilidad de mantener relación con otras niños afines que pertenecen a otro grupo burbuja, entre otras.
La importancia de percibir una salud orgánica
Sara Vayá Alonso, psicoterapeuta y psicóloga educativa, es conocedora del desarrollo evolutivo y de las necesidades de la infancia. Ha trabajado 10 años como psicóloga educativa a cargo del departamento de educación en la Fundación Anar y ha participado en la elaboración de varios planes de infancia, adolescencia y temprana juventud en la Comunidad Valenciana (PNIE). La profesional sostiene que debería tenerse más en cuenta la opinión de los expertos en infancia para la implantación de medidas.
“Los niños necesitan percibir una seguridad orgánica, es lo que el organismo siente cuando los indicios y la información presente en el contexto no son de alerta. Por ejemplo, un hogar donde las voces y expresiones faciales de los padres comunican tranquilidad y distensión, sonríen y comparten risas. En este caso se da aprendizaje y avance en el proceso de desarrollo”, menciona la experta.
Vayá Alonso continúa relatando que, por la parte contraria, cuando existen discusiones y tensiones en la familia, el organismo de esos niños entra en estado de alerta poniéndose en marcha toda la maquinaria asociada al instinto de supervivencia, que depende en la infancia casi en la totalidad de los cuidadores. “Los menores empezarán a sentirse nerviosos y preocupados por sus padres, esperando a identificar indicios por parte de ellos que les haga sentirse seguros orgánicamente de nuevo”, asegura la especialista en infancia.
La profesional en psicología lanza una pregunta a las familias acerca del sentimiento que debe nacer en niños al no poder reconocer la expresión facial del cuidador/adultos al cargo y a los educadores en el colegio. “El niño llega a sentirse en un entorno inseguro en el colegio. En España se ha estado bloqueando y deteniendo el desarrollo y crecimiento en la salud de la infancia y la adolescencia”, expresa Vayá Alonso.
Distanciamiento y aislamiento social
La psicóloga es tajante y certifica que los profesionales de la salud especializados en infancia, como es su caso, han constatado un aumento de autolesiones, de patologías de salud mental en infancia y adolescencia e incluso, disminución de la edad en casos de suicidio. Y pone el acento en otra medida que según ella resulta “igualmente dañina”, como es el distanciamiento y aislamiento social. “Mediante la interacción social, el juego y la colaboración, se estructura nuestra personalidad, se desarrolla nuestra gestión emocional, nuestra afectividad y todas las áreas y facetas del crecimiento físico (motor, sensorial, coordinación…), emocional, afectivo, social e intelectual. Somos interdependientes desde nuestra constitución como especie y a lo largo de nuestra evolución y, no se nos está permitiendo”, asevera la psicóloga educativa.
Vayá Alonso soporta que fácilmente se puede optar por alternativas más saludables a nivel cutáneo para los niños (y evitar el gel hidroalcohólico), como es lavarse las manos con agua y jabón. “Perpetuar las vigentes medidas hacia los niños daña su salud mental. Todo esto se hace vulnerando varios de los derechos, firmados por España en la Convención de los Derechos de la Infancia, más concretamente, el derecho a la salud, a la educación, al juego y un largo etcétera. Desgraciadamente la infancia no tiene voz en esta sociedad, por eso es responsabilidad de padres y profesionales de la infancia luchar en pro de la defensa de esos derechos; convirtiéndonos así en su voz, reclamando los mínimos básicos que necesitan para un crecimiento sano”, testimonia la consultora de salud y educación.
Implicación de los padres en la seguridad y estabilidad emocional de sus hijos
“Recomiendo a los padres que lean sobre la Teoría del Apego, del mismo modo que se formen en una herramienta llamada el Círculo de Seguridad y estudien sobre la respuesta autónoma del organismo al estrés y al trauma. Necesitamos que se impliquen en la obtención de entornos seguros para sus hijos en las propias casas y en los colegios e institutos. Conseguir esto es capital para la salud de la infancia y adolescencia de hoy”, relata la profesional, quien concluye pidiendo que los políticos se impliquen con este sector de la sociedad e implanten medidas que logren reparar el daño causado tanto en ellos como en sus familias.
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