Lo nuestro es maravilloso, sale el famoso Informe PISA y todos deprimidos: «nuestra educación baja puntos, menos mal que los niños gallegos mantienen el nivel». Ah, que no aparecemos en los resultados de «Lectura» del Informe, pero, ¿cómo es posible? Si somos super participativos. Ya… ya, que al jurado no le quedan claras algunas anomalías. Vaya.
Cuando hablamos de educación, la mente nos presenta imágenes infantiles, es lo común. Niños y niñas con uniforme, evocamos los recreos, excursiones, libros, suelen ser imágenes alegres. ¡Pero! Ha salido el famoso Informe PISA que desvela luces y sombras de la vida educativa en España.
Y por arte de magia, el gesto cambia. Luces, como por ejemplo, «un 74 % de los estudiantes reportan estar felices con su vida en comparación con la media de la OCDE, que se encuentra en un 67 %».
También salimos bien parados en bullying, acoso escolar: «De los estudiantes que sufren ‘bullying’, en España afecta a un 17 % de los alumnos, nos situamos por debajo de la media internacional que está en el 23 %». Lógicamente, una sociedad necesitaría permanecer en el O % de acoso escolar, si quiere considerarse sana. No caigamos en triunfalismos, un 1 % ya sería una derrota.
Sin embargo, y otra sombra se cierne en el panorama educativo: «el absentismo escolar es creciente entre los adolescentes españoles«. No, no estamos para tirar cohetes. Las ratio en Matemáticas, Ciencias y en general lo que aparece sobre la educación en España es deprimente. Lo que ocurre es que el Informe en cuestión son casi 360 páginas llenas de gráficos y resulta un rollo patatero leerlo y extraer conclusiones. Al fin y al cabo, los pobres filipinos o lo de la República Dominicana están peor, aparecen los últimos en todo.
Bajar, lo que se dice bajar al Informe ya son palabras mayores… se encargarán los expertos. Y para cuando se pronuncien todo seguirá igual
Lo que desvela el Informe en relación a nuestro país y sistema educativo, no es otra cosa que el aumento de la desigualdad. Cómo es posible que un niño gallego adquiera una formación como si estuviera tres cursos por delante de un niño de Ceuta o de Andalucía.
Desigualdad, no competitividad
Porque desigualdad y competitividad nunca van de la mano. Que una región despunte más que otras es normal, y es bueno, saludable para el conjunto, como Castilla y León, siempre ha estado a la cabeza, será buena tierra de maestros y alumnos. El fomento de «olimpiadas escolares» sean deportivas o escolares, siempre ha sido, es y será bueno. Pero ver que nuestra educación sigue cayendo en picado por culpa de 17 legislaciones diferentes, currículums escolares dispares y algunos disparatados, no tiene pase. Es un fracaso.
Lo que no sale en el Informe PISA
Otro ámbito de la educación y que casi ha pasado de puntillas en los medios de comunicación, ha sido el Informe del «El Defensor del profesor 2018 – 2019«, que hace unos días se publicó gracias a la labor ingente que realiza el Sindicato independiente ANPE de profesores de enseñanza pública.
Dicho informe pone el foco en los profesores, recoge datos demoledores y reflejan la crisis social, familiar y moral que padece gran parte de la sociedad española.
El profesorado español de la escuela pública desvela que el 10 % está de baja por depresión y el 70 % con ansiedad (Laura Sequera)
Un informe que nada más leer el índice, uno se da cuenta de varias cosas y poco buenas. Por un lado, el profesor ha perdido absolutamente la autoridad. Hubo un tiempo en España en que el profesor fue respetado, incluso varias comunidades autónomas en estos últimos años han elaborado «La Ley de autoridad del profesor» (Madrid, Valencia, Castilla La Mancha, entre otras), pero ya sabemos, que las leyes ni se conocen, ni se leen, ni se mantienen vivas. Algunas prometen «nuevas y prontas actuaciones de desarrollo» y ahí se quedan en negro sobre blanco, ya se sabe aquello de «el papel todo lo soporta».
Otro aspecto que se desprende del informe es el deterioro de los padres en su relación con el centro educativo y con los profesores. Algo impensable en quienes fuimos niños de la E.G.B, es algo común en las generaciones de la E.G.B, «nuestros padres siempre daban la razón al profesor, nunca a nosotros, éramos unos perdedores», sí, pero agachábamos la cabeza, había autoridad, respeto.
«Por lo que hace referencia a las diferentes etapas educativas, los Maestros de Educación Infantil y Primaria son los que más ayuda solicitan con 1129 actuaciones, es decir, el 51,8 % del total. Los casos atendidos con respecto a los profesores de Educación Secundaria en el curso anterior han sido 879, es
decir un 40,4 %, situándose en casi un 1 % más que el curso anterior. En la Educación profesional se produjo un 3,7 % de las actuaciones» (Informe «El defensor del profesor, pág. 15).
Y el Informe sigue dándonos datos tristes, muy tristes: «En resumen, en cuanto a los alumnos hay que destacar el aumento en las amenazas a profesores que subió en un 2 % en el curso 2018/2019 con respecto al curso anterior. Los problemas para dar clase con un 21 %, y las faltas de respeto con 23 %, siguen siendo un porcentaje alto de nuestras actuaciones
en el último curso escolar. Desde el sindicato ANPE y del Servicio del Defensor del Profesor nos preocupa la problemática que existe en los centros escolares con respecto a la creciente situación de acoso y violencia que se da
entre los alumnos y con especial relevancia al ciberbullying que se produce entre ellos. Esta cuestión preocupa mucho en los centros educativos ya que afecta a la convivencia y es por esto por lo que solicitamos a la Administración que actualice los Decretos de Convivencia con medidas organizativas que corrijan estas situaciones«.
Lo único cierto, sea por el Informe PISA, por el Informe del «Defensor del profesor» es que en España, la educación, es algo más que una crisis y hay que tomar medidas a todos los niveles.
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