La educación Smart Citizen presenta a la ciudad como una plataforma educativa donde el ciudadano empodera su participación.
Según Naciones Unidas, más del 54% de la población mundial reside ahora en zonas urbanas, una cifra que aumentará al 67% para 2050. Pero esta nueva situación sólo será viable desde una gestión nueva de los problemas de estos territorios
Las sociedades modernas están sufriendo una transformación global, se prevé que el mercado de ciudades inteligentes se duplicará en valor a $ 1,4 billones en 2020, y su tejido (las infraestructuras sociales), su impulso económico, su sostenibilidad y su salud, dependerá de que sepamos formar su ADN: el ciudadano empoderado y educado.
Según Naciones Unidas, más del 54% de la población mundial reside ahora en zonas urbanas, una cifra que aumentará al 67% para 2050. Pero esta nueva situación, según estudios del Programa SHC y de la metodología Smart Schools avalada por U4SSC, sólo será viable desde una gestión nueva de los problemas de estos territorios, con el papel de un nuevo ciudadano, distinto, conectado. Es decir, si las ciudades no funcionan para los inversores, los empleadores y los ciudadanos, los flujos interconectados de comercio, capital, personas y tecnología se estancarán.
Por eso es tan importante que entendamos cómo funcionará el futuro hoy, y que educar en nuevas habilidades y nuevos conceptos se convierte en una tarea esencial.
El concepto de Smart City
La definición de Smart city «una ciudad instrumentada, interconectada e inteligente» es una realidad. Pero esto, que ha sido asociado a expertos y gurús de tecnología, va a tener un impacto directo sobre nuestras vidas, sobre nuestra salud, y sobre el modo en que vivimos.
Por ello el ciudadano debe ser educado de modo riguroso y serio también en este sentido, y hacer investigaciones que ayuden a conformar el tejido de las nuevas infraestructuras con nuestro “ADN” (quienes somos, cómo nos mantendremos sanos, cómo aprendemos, qué habilidades necesitaremos..).
La ciudad inteligente es un nuevo concepto de planificación urbana, tecnológico, moderno, por ello la gestión del aprendizaje debe coordinarse con la gestión en la nube, el big data, la integración de información geoespacial (como ya indica la National Development and Reform Comisión, 2014) de forma que se fomente entornos de aprendizaje en una ciudad y se transforme de forma saludable para que sus ciudadanos puedan habitar en ella.
Los estudios sobre nuestras infraestructuras sostenibles, nunca deben perder de vista lo más importante: nuestro bienestar.
La Ciudad como Plataforma educativa
Según nuestros estudios, la “ciudad futura” debe ser una plataforma multimodal: un nexo donde todos aprenden a leer los datos y a gestionar, donde el ciudadano empodera su participación.
El compromiso de los ciudadanos inteligentes para impulsar la sostenibilidad, la inclusión y la innovación está íntimamente relacionado con la economía, y para impulsar esta economía se debe conectar la investigación y la enseñanza multidisciplinaria.
Se convierten así en imprescindibles, tanto la neurociencia, como las nociones de alimentación o los conocimientos saludables digitales.
Todavía no hemos formalizado y creado las estructuras legales, técnicas, económicas o regulatorias para determinar cómo las diferentes partes comparten y controlan el flujo de datos.
Las diferentes fuentes y tipos de datos, desde los sitios de redes sociales y las comunicaciones móviles, por ejemplo, significan que tenemos información muy íntima sobre las personas y el buen uso del el Big data, ya que somos un flujo constante de datos.
Hiperconectividad como tejido. Aprendizaje y cerebro
La hiperconectividad de nuestras sociedades futuras, es muy parecida al cerebro humano.
Las redes de aprendizaje organizado pueden ayudar a muchos territorios a trabajar en retos comunes, pero hay que decir que el sentido distinto de abuso o exceso en el uso de la tecnología, no nos hace inteligentes (The human Blockchain, Romera A. Smart schools contributor U4SSC 2018).
Nuestra actividad consciente es una pequeña parte del iceberg de lo que sucede en nuestra cabeza. Nuestro cerebro está hiperconectado, y es capaz de captar de forma superficial mucha información pero no es capaz de retener todo. Es decir no podemos hacer multitarea a 100%.
Coincidiendo con el sociólogo Clifford Nass, nuestros estudios revelan que somos capaces de cambiar de foco de atención, pero afirman que conlleva un bloqueo de la memoria de trabajo. Si esto se generaliza, acabaremos viviendo en una sociedad superficialmente informada y carente de formación.
Hiperconectividad en los sistemas de energía y transporte
Por tanto, La ciudad inteligente es inteligente porque podemos construir hiperconectividad en los sistemas de energía y transporte, pero lo será para los ciudadanos si hay aprendizaje y no sobre información. Además un uso no adecuado de la tecnología, puede llevar a enfrentar el estrés de manera no educada y habilidades no saludables:
- Uso / abuso de alcohol / drogas
- Comportamientos compulsivos (p. ej., juegos, autolesiones, trastornos de la alimentación, juegos de azar, adicción a Internet, etc.)
- Manifestación de los trastornos de salud mental, como la ansiedad. (El programa SHC recomienda que los menores tengan su primer dispositivo a partir de los 12 años).
“Los beneficios de educar van más allá de la salud», según la Subsecretaria General Amina J. Mohammed de la ONU, sabremos que es vital que las escuelas y las sociedades aprendan de sus “metadatos” para saber que educar y prevenir en una sociedad que se enfrenta a retos como envejecimiento poblacional, cronicidad, desigualdad, educación poco competitiva, obesidad…
En 2030, los cerebros de los adolescentes y adultos jóvenes multitarea pueden ser más hábiles para encontrar respuestas a preguntas profunda.
Nuestro papel ciudadano: ADN Smart city
Hemos cotejado cómo intervenciones prácticas que son «rentables y factibles” para todos los países, incluidos los países de bajos y medianos ingresos que pasan por enseñar al ciudadano en red, pueden hacer que se eviten enfermedades cardíacas y pulmonares, o cáncer y diabetes.
Los ciudadanos deben volverse más inteligentes. Las tecnologías futuras no solo proporcionarán datos. La inteligencia artificial (AI), así como la realidad virtual (RV), blockchain ya están cambiando el transporte, la educación… Las personas se volverán a conectar al flujo y reflujo de materiales y energía en la ciudad con una comprensión mucho más profunda de cómo sus acciones personales influyen en el rendimiento de su territorios.
El ciudadano inteligente del mañana podrá:
- Actualizar su teléfono inteligente a un implante, o tal vez un ponible.
- Las aplicaciones serán más rápidas, con instalaciones más completas, realidad completamente aumentada o incluso VR.
- Medición inteligente de detección de redes totalmente integrada IoT y todo lo que desean conectar a través de NFC, WiFi.
- Salud y medicina a pedido, virtualizada.
Pero los 80 millones de dólares este año invertidos en Smart cities, no podrán ser gestionados si no se crean modelos de aprendizaje colaborativo como tejido de la economía.
Por ello como principal organización de las Naciones Unidas para la educación, la UNESCO guía los esfuerzos para ayudar hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 en la Declaración de Qinqdao.
La educación, base para mejorar la calidad de vida y el desarrollo sostenible
La educación es la base para mejorar nuestra vida y el desarrollo sostenible. Además de mejorar la calidad de vida de las personas, el acceso a la educación inclusiva y equitativa puede ayudar abastecer a la población local con las herramientas necesarias para desarrollar soluciones innovadoras a los problemas más grandes del mundo.
Tras todo lo anteriormente dicho, se ve necesario un rediseño, un modelo o tejido colaborativo de «apertura» en el contenido, la tecnología y los procesos a través de la sensibilización, la formulación de políticas y la creación de capacidades. Estas soluciones incluyen el acceso abierto a la información científica, recursos educativos abiertos, gratuito y de código abierto , una plataforma abierta de ciudad como EDUCADORA.
Un plan de ciudad inteligente tiene el potencial para mejorar las infraestructuras de la ciudad al minimizar los costos, fomentar la innovación y una mejor gestión de los activos urbanos, y en general mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
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