El amor que se siente por los hijos no se puede describir con palabras. Es un sentimiento inmenso que solo se conoce cuando se es padre o madre. Nunca se puede amar demasiado a los hijos… De hecho, el apego seguro es lo que ayudará a los niños a prosperar. Son muchos los padres que se preguntan si tener una relación con demasiado apego podría ser nocivo para sus hijos.
Existe un temor general y un mito persistente de que si nos enfocamos en construir relaciones con nuestros hijos, podemos obstaculizar su crecimiento como seres independientes y autosuficientes. Existe una relación paradójica entre el apego y la separación, que a menudo se malinterpreta. La respuesta corta es esta: el apego no frena el crecimiento, lo alimenta.
Qué hacer para fomentar el apego seguro
Cuando se considera el panorama general, el objetivo final de criar a un hijo es ayudarlo a convertirse en su propia persona, independiente y separada de la protección de sus padres. Deberíamos querer que tengan su propia mente, establezcan sus propios objetivos, formen sus propias razones, tomen sus propias decisiones, piensen por sí mismos, conozcan sus límites y creen sus propias intenciones. Lo que realmente debemos preguntar es: ¿qué debemos hacer para asegurarnos de que nuestros hijos crezcan así?
Los niños menores de tres años se aferran habitualmente a sus padres. Pueden perseguirlos, llorar cuando no están cerca y estar tristes cuando tienen que compartir la atención de sus padres con los demás. Los niños pequeños tienen hambre de apego porque carecen de autosuficiencia y dependen mucho para el cuidado.
Para cuando alcanzan los 5 a 7 años de edad, deberían poder jugar más libremente por su cuenta, asumir la responsabilidad de cosas simples como vestirse e incluso comenzar a hacer tareas como limpiar sus juguetes. Ya tienen la capacidad y con un apego seguro lo harán en plena confianza con sus capacidades.
Darle amor y espacio para crecer a partes iguales
Los niños no pueden estar demasiado apegados, solo pueden no estar profundamente apegados. El apego está destinado a hacer que nuestros hijos dependan de nosotros para que podamos guiarlos. Es nuestra invitación a una relación que los libera para dejar de buscar amor y comenzar a centrarse en crecer.
Cuando los niños pueden dar por sentado que se satisfarán sus necesidades de apego, se les permite jugar, descubrir, imaginar, moverse libremente y prestar atención. Es paradójico, pero cuando satisfacemos sus necesidades de dependencia, son empujados hacia la independencia. A medida que el niño madura, debería ser más capaz de tomar el volante en su propia vida y podremos retirarnos a un papel más consultivo.
Siempre que los niños puedan dar por sentado que se satisfarán sus necesidades de apego, ya no estarán preocupados por perseguirnos. En otras palabras, cuando puede contar con su cuidador, ya no necesita aferrarse a él. Los niños que se aferran a nosotros cuando ya no son preescolares pueden hacerlo por inseguridad. Es la seguridad en la relación de apego lo que libera a los niños y les permite soltarlos; el apego no es enemigo de la madurez, pero las relaciones inseguras sí lo serán.
Otras formas en que los niños pueden buscar el apego
El requisito previo para el crecimiento es descansar en el cuidado de un adulto. En otras palabras, un niño no debería tener que buscar por amor. Hay muchas maneras en que los niños pueden buscarlo para satisfacer sus necesidades relacionales, como por ejemplo en las siguientes situaciones:
- Un niño busca encajar, pertenecer, ser lo suficientemente bueno y estar a la altura.
- Cuando un niño es autocrítico o trata de ser favorable con los demás para que le gusten.
- Si un niño busca para llamar la atención, como ser el payaso de la clase, y busca comportarse de alguna forma concreta para importar, ser amado, reconocido o ser considerado especial de alguna manera.
- A veces, el niño intentar mostrar que es inteligente o evita problemas para ser “más” querido o amado.
- También puede presumir, jactarse y ser demasiado competitivo para ganar superioridad puede revelar la inseguridad inherente de un niñ
Para que un niño descanse bajo el cuidado de alguien, significa que debe poder dar por sentado la relación de esta persona. Cuando los niños sienten que importan tal como son, no tienen que modificarse para buscar el amor.
¿Cómo pueden los adultos fomentar el apego seguro?
Tenemos que tomar la iniciativa para mantener a nuestros hijos cerca, mostrarles afecto según corresponda, prestarles atención y brindarles una invitación para una relación incondicional. Cuando les hacemos saber que su comportamiento no está bien, también podemos asegurarnos de que entiendan que la relación todavía está intacta.
Lo más importante que debemos hacer es asegurarnos de que su hambre de relación siempre sea superada por su fe en nosotros para proveerlos. Deben confiar en nuestra capacidad como proveedores y no sentir que tienen que perseguirnos para garantizar que se satisfagan sus necesidades.
El objetivo es ser solidarios pero firmes al tiempo que invitamos a nuestros hijos a depender de nosotros para que dejen de hacerlo por ellos mismos. Hay algunas cosas que podemos hacer que marcan una diferencia significativa de esta manera. Haz que sea seguro para ellos depender de nosotros al no usar lo que les importa en contra de ellos (por ejemplo, sanciones y retirar privilegios) o formas de disciplina basada en la separación, como los tiempos muertos.
Necesitamos ganarnos su confianza siendo consistentes en nuestro cuidado, así como generosos con nuestra atención y signos de calidez, deleite y disfrute. Toma la iniciativa, eres capaz de guiar sus emociones cuando están en plena rabieta. Sé el que los consuele, guíe, proteja y aferre a ellos.
No cumplas con sus demandas, sino con sus necesidades. Organiza escenarios en los que tengan que depender de ti, incluidas las salidas o si les enseñas una habilidad. Al final del día, la lección más importante es: no es necesario empujar a los niños para que se separen o crezcan. Lo que más necesitan los niños son relaciones profundas y liberarse de su hambre de conexión.
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