Por falta de diagnósticos profesionales y falta de información sobre la TDAH, se puede llegar a una confusión sobre si existe desmotivación y desgana o hay un problema crónico que debe tratarse.
Hoy, 27 de octubre, es el Día Nacional del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), un trastorno crónico, de origen neurobiológico con un mapa genético determinado.
Maite Urkizu Molinuevo es, desde 2018, presidenta de la FEAADAH (Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad) compuesta por 59 asociaciones y licenciada en Psicopedagogía. Como expresa, la labor desde la Federación es la de formación a las asociaciones, informar a las familias y luchar por los derechos de esas personas frente a instituciones como el Ministerio de Sanidad o el de Educación.
“Hemos de hablar de disfunción ejecutiva tanto en niños, adolescente o adultos. Quien tiene un TDAH no es capaz de organizar, priorizar y de activarse frente a la acción. No saben mantener la atención y concentración y regular el esfuerzo o las emociones. No tienen autocontrol, ni logran supervisar”, especifica la experta en conducta de niños y adolescentes.
Las causas para que aparezca este trastorno -aparte de la genética- son multifactoriales. Hay tres síntomas: hiperactividad, impulsividad y déficit de atención. Urkizu describe que se da dificultad para iniciarse en hacer tareas, para focalizar la atención en ellas y luego mantenerla durante todo el tiempo de la activación, tanto en el tema académico como en actividades cotidianas. “Que el niño lleve la ropa sucia al cubo se puede convertir en una verdadera odisea por el camino. Se puede encontrar con agentes distractores e incluso, al llegar al cubo, dejarla tirada en el suelo”, explica.
Datos a tener en cuenta sobre los síntomas del TDAH
Hiperactividad: Necesidad constante de movimiento. El niño no consigue permanecer sentado en una silla el tiempo estimado para su edad cronológica. En una fila mientras espera, va y viene o cuando da un paseo va para adelante y para atrás, salta y se sube a sitios.
Puede hablarse de tres puntos dentro de la impulsividad y alguno de ellos siempre aparece, como recuerda esta especialista:
- Impulsividad emocional: Llevar emociones al límite. Asimismo, cualquier situación puede llevar a un bloqueo emocional, incluso al hablar de felicidad, tiene presencia el conflicto (empujar a la gente o que se olviden cosas).
- Impulsividad física: No parar. Coger, por ejemplo, un vaso y tirar otras cosas que estaban cerca de él porque se ha hecho sin cuidado.
- Impulsividad cognitiva: Besar deprisa, no escuchar las preguntas y responder rápido o por no leer bien, contestar otra cosa distinta a lo que se pregunta, no exponer convenientemente ni organizadamente, contar ideas a medias porque no piensan antes…
Urkizu subraya a familias y profesores de un niño o joven con TDAH que:
- Se mueve por motivación o por necesidad única y exclusivamente: Si le motiva la tarea, lo hace. De igual forma, si su necesidad es muy grande, su cerebro se activa.
- Decide según su presente inmediato: Si tiene que decidir entre ducharse y ver vídeos en YouTube y en ese momento prefiere ver el móvil, no se va a parar a pensar en las consecuencias o reprimendas posteriores. El niño no puede hacer un análisis de todo ni tomas de decisión, como recordar si el día anterior vivió la misma situación. Posteriormente, una vez entra en la ducha, si también le motiva ese momento, la hace eterna y le cuesta terminar.
Que las personas con TDAH dispongan de los recursos precisos
La FEAADAH y las asociaciones que la componen luchan para que todas las personas con TDAH lleguen a disponer de los mismos recursos educativos, sociales y sanitarios. En concreto, este año con el hashtag #TDAHVAMOSALLÁ, denuncian la falta de intervención temprana y continua desde Sanidad y Educación que discrimina a los jóvenes con TDAH en su incorporación al ámbito laboral.
Como señalan en el Manifiesto, por parte de los siguientes estamentos, ocurre:
- El sistema educativo: falta de comprensión, incluso negación del trastorno, minimización de la importancia de la sintomatología, falta y negación de ayudas…
- El sistema sanitario: negación del diagnóstico, de la necesidad de tratamiento en la edad adulta, rechazo y menosprecio hacia las personas con TDAH y su entorno…
- La sociedad: el señalamiento del hijo o hija, el aislamiento de sus iguales por sus dificultades…
A la hora de decidir sus primeros estudios o el primer trabajo, la sociedad y la administración tienen un papel fundamental en lo referente a: protección, igualdad de oportunidades y garantizar un desarrollo personal adaptado a sus características.
Para ello, destacan como imprescindible: la normalización social y la interiorización de que el TDAH es para toda la vida.
Pasos para llegar a un diagnóstico de TDAH fiable
Tal y como recuerda Elena Martín del Burgo Merino, psicóloga general sanitaria, el TDAH como trastorno del neurodesarrollo, aparece desde los primeros años de vida en el niño. Y suma que: “El desarrollo evolutivo en niños se produce con comportamientos más infantiles y una escasa capacidad de control de su cuerpo y atención”.
La, también, psicóloga del Centro Somos Psicólogos y ANSHDA (Asociación de niños con síndrome de hiperactividad y déficit de atención), afirma que, para llevar a cabo un diagnóstico, los síntomas han de ser lo suficientemente graves y generar dificultades en la actividad social y académica del niño antes de los 7 años. “Es en el colegio donde suelen dar la voz de alarma. Este se pone en contacto con los padres y comienza el camino para confirmar si se trata o no de este trastorno”, subraya.
Según la profesional, en primera instancia, se acude al pediatra, quien suele derivar al neurólogo y psicólogo infantil donde se le realizan las pruebas basadas en test psicométricos, entrevista a los padres, observación del niño e información aportada por el centro educativo. Con todo -continúa relatando- puede procederse al diagnóstico o descartar la posibilidad.
En relación con el sobrediagnóstico del que tanto se habla, Martín Del Burgo clarifica que tiene que ver con que afecta a un 5% de la población infantil, entonces por lo que es probable conocer a alguien con el trastorno. “No existe una prueba concreta a nivel biológico que lo determine, sólo vemos unos síntomas que además no son exclusivos del TDAH”, identifica esta psicóloga.
‘Hiperactivo’, concepto usado prematuramente
Al hablar de sobrediagnóstico, la profesional afirma que se utiliza muy a la ligera el concepto ‘hiperactivo’ y se adjudica al: exceso de movimiento, las dificultades para controlar emociones, la falta de mantener la atención…, esto es, características de la infancia de un niño que tiene hiperactividad.
Encima, la experta no quiere eludir mencionar que en la actualidad afecta mucho al desarrollo normal del niño la hiperestimulación que viven desde su infancia, como con aparatos electrónicos, las prisas de cada día o el no respeto a sus ritmos de aprendizaje.
La psicóloga entiende que resulta óptimo una buena evaluación a nivel clínico con test, observación y entrevistas a las personas con un posible TDAH para que no se registren dudas para alcanzar el diagnóstico certero, asegurando que la sintomatología que se evidencia resulta o no de las manifestaciones normales a la edad del niño.
“Si unos padres tienen dudas respecto al comportamiento de su hijo, lo mejor es que hablen con el colegio y con profesionales clínicos y que se les proporcionen las pautas e información adecuada”, aconseja Martín del Burgo. E invita a no adelantarse a poner etiquetas al menor sin el diagnóstico pertinente ya que puede dañarse su actitud y autoestima.
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