Cuando tengo que rellenar la casilla de profesión en cualquier documentación, me asalta la duda de que poner, ¡si lo que hago las 24 horas del día realmente es ser madre!…sin horarios ni vacaciones, organizando la logística familiar, médicos, deberes, actividades, avituallamiento, catering, gestión de recursos, resolución de conflictos, solucionando en función de las circunstancias, y además, no hay competencia (por que madre no hay más que una) y con un salario en especies realmente sustancioso, besos, cartas, dibujos, frases que te suben la moral e incluso collares de macarrones y broches de papel de plata…. Que mejor trabajo se puede encontrar.
Después viene lo que toca, cada una lo suyo hay madres economistas, madres abogados, médicos, policías, investigadoras, bedeles, limpiadoras, madres que atienden su casa, dependientas, incluso madres políticas.
Ayer leo en el suplemento de Mercados, de El Mundo, que según un estudio del Peterson Institute for International Economics, las empresas que cuentan con al menos un 30% de mujeres en los puestos directivos, obtienen un 15% más de beneficios. Si nos pasamos todo el día gestionando y tomando decisiones, trabajamos la empatía, somos coaching familiar, animadoras, realizamos estimaciones acertadas la mayoría de los casos, y nos anticipamos a los acontecimientos.
“Nos bombardean diariamente con la idea de que las mujeres ocupan en un porcentaje muy pequeño puestos directivos, cómo si esto fuese la mayor y única aspiración que hoy día pueda tener una mujer. ¡Si lideramos equipos!.”
Cierto es que hay que trabajar, o por lo menos poder elegir hacerlo, cierto es que cuando uno trabaja duro le gusta que se lo reconozcan y la recompensa laboral de hacerlo es subir un puesto en el escalafón, con la consiguiente mejora salarial.
Esto es justicia y lógica. Pero pretender retrasar la maternidad por estar supeditada a un puesto de trabajo es un error. Después vienen la congelación de óvulos (menuda manipulación empresarial), las fecundaciones in vitro, que si eres la abuela del niño, porque el reloj biológico pasa factura. Ninguna mujer debería renunciar a ser madre por trabajar y perderse a los amores de su vida.
El tema es que toda esta campaña de mujeres directivas nos distrae a la hora de valorar uno de los principales papeles que no puede desempañar ningún hombre por mucho que se lo propongan: la maternidad. Esto es un regalo de la naturaleza, es un privilegio participar en la creación de una nueva vida.
El mes de mayo comienza celebrando el día de la madre, celebrando por tanto la vida, la de cada uno de nosotros, y sobre todo, el amor desinteresado puesto en acompañarla, formarla y defenderla.
Ni la competitividad ni los mensajes sociales o laborales deberían ganar la batalla a la maternidad, al amor, que hace que muchas mujeres saquen fuerzas de donde no tienen para luchar por sus hijos.
¡Feliz día de las madres a todas las mamis del mundo!