Muchas veces se dice que el aborto supone la destrucción de la mujer. En mi opinión, la IVE (Intervención Violenta del Embarazo) es la gota que rebosa el vaso. Es decir, la gota que la acaba por hundir en lo más profundo y oscuro de su existencia.
Por eso a mí me gusta mucho hablar, especialmente cuando me invitan a centros escolares o universitarios, del modelo sano de relación mujer y hombre, porque me parece que es la mejor forma de prevenir los abortos, mucho más que hablar de las consecuencias nefastas de la propia intervención violenta del embarazo.
Y mira que las consecuencias del aborto son de terror a todos los niveles y son tremendas -eso sí ¡cuando te las cuentan!- como para echar para atrás. Sin embargo, hay miles de mujeres que son conscientes de que en su vientre está la vida de su descendiente, saben que acabarán destrozadas y que, posiblemente, no se lo perdonarán jamás. Y aún con todo, van a esas clínicas de violencia reproductiva que subvenciona el Estado porque no ven otra salida. Puede que la amenaza que venga de su situación personal, familiar, social y laboral sean inabordables para la mujer embarazada. Por eso, con todo el dolor en su corazón, no verán otra salida. Y se someterán al sacrificio.
De ahí que lo mejor sea prevenir el embarazo imprevisto. Y ¿cómo se previene? Haciendo que cualquier embarazo, por muy inesperado que sea, sea súper bienvenido. ¿Y esto cómo se hace? Viviendo la sexualidad únicamente en un contexto de amor, pasión y compromiso. Es más, viviéndola como la respuesta y consecuencia de ese sentimiento e impulso compartido. Cuando la mujer y el hombre se respetan, se admiran y, finalmente, se adoran (como consecuencia de una relación constante de dar y recibir lo mejor de cada uno), se complementan y acaban teniendo una intimidad total que los convierte prácticamente en una sola entidad.
Esto hace que cuando viene un embarazo, sea un asunto de pareja: no de la mujer donde el hombre mira y, con suerte, apoya. Y como hay amor y adoración, supone una gran ilusión, porque ambos saben que es el fruto de esa mágica unión que les regala una reproducción, el dejar el máximo legado trascendental en la vida: una nueva vida humana a la que amar, criar y disfrutar.
Las crisis de vivienda, trabajo o carrera son transitorias y no dejan marca en la infancia. La falta de amor y la violencia sí.
Si ese embarazo viene en una situación de crisis o precariedad, tanto la madre como el padre reforzarán esa unión para buscar soluciones y crear la estructura suficiente para poder darle la bienvenida al hijo o hija que esperan, en la mejor de las condiciones. Siendo la más importante: el amor. Las crisis de vivienda, trabajo o carrera son transitorias y no dejan marca en la infancia. La falta de amor y la violencia sí.
Por eso que, actualmente, una joven adolescente, muy especialmente tras la aprobación de la última Ley del aborto de la Señora Montero (dícese, la mujer que más daño ha hecho al feminismo en los últimos años) queda en la más absoluta vulnerabilidad, pudiendo ir a abortar a solas y escondidas de su familia, salvo que tenga una clara conciencia transmitida por un adulto de referencia de cómo vivir una sexualidad, y su inherente maternidad, de forma sana, constructiva y feminista.
La educación sexual que reciben los jóvenes y niños hoy día, incluso en la escuela -especialmente en la pública- da más miedo que otra cosa.
Y teniendo en cuenta que la educación sexual que puedan recibir hoy día, incluso en la escuela -especialmente en la pública- da más miedo que otra cosa, mi recomendación personal es que madres y padres ¡os pongáis al lío!
Más aún si tu hijo o hija tiene ya móvil, y el acceso a la pornografía a un solo clic, va a necesitar mucho saber de sexualidad sana. Y ésta tiene que ilusionar, si no ¡no engancharán! Y no hay nada mejor que predicar con el ejemplo. Y con eso no digo que los padres inviten a presenciar sus relaciones sexuales, ¡ni mucho menos! Bastará con que presencien una relación afectiva, cómplice e íntima entre sus padres para saber que no hay nada mejor que una relación de amor. Y esto hará que rechacen cualquier otra propuesta alejada de ese referente ¡tan ilusionante!
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