– ¿A ti también se te olvidan las cosas que aprendes?
– Sólo las que no son importantes.
– ¿Y cómo puedo saber si un aprendizaje es valioso o no?
– Porque aquello que aprendas te ayudará a avanzar.
– ¿Qué es lo más importante que debo aprender?
– Que la vida es un regalo que debes aprender a explorar.
Cuando nos convertimos en papás y mamás nos entra la necesidad imperiosa de llenar a nuestros hijos de saber. Centramos nuestro esfuerzo y presupuesto en conseguir nuestros pequeños aprendan todos los idiomas posibles, toquen un instrumento musical, sean habilidosos deportistas o realicen cientos de operaciones por minuto. Los saturamos de contenidos, procedimientos o habilidades que deben dominar a la perfección, además de cumplir con su curso escolar.
Por suerte la experiencia te va enseñando que en la educación lo importante no es la cantidad de inglés que puedan llegar aprender, la media aritmética que obtienen al final del curso escolar o si logran jugar o no de titular.
Yo no quiero hijos atiborrados de conocimientos, mi única pretensión es conseguir contagiarles el placer de VIVIR. Mi maternidad se basa en pretender que se conviertan en personas empáticas, libres, críticas, capaces de vivir en una sociedad cambiante, llena de desafíos, que tengan ganas de aprender. Niños capaces de gestionar sus emociones, que crean en el valor del esfuerzo, que acepten el error como el mejor aliado para avanzar.
Una educación que forme para la vida, que priorice el sentir al hacer, las ganas de probar, el ser capaz de disfrutar del camino.
¿Qué legado deberíamos dejarle?
- Enseñar que la FELICIDAD puede esconderse en cualquier esquina, hay que entrenarles a buscarla con ansia. Que sean más que tengan, que vivan sencillo, sin guardar nada para mañana. La vida no entiende de programaciones ni planes, simplemente sucede.
- A no dejar pasar la vida esperando que ocurra aquello que les va hacer sonreír. Enseñémosles a ID a por ello, a tomar las riendas, a dar el primer paso.
Demostrémosles que los sueños deben ser el motor que les remueve por dentro, a ser imprudentes, osados, a pintar sus propios caminos, a buscar la excelencia. A no olvidar que el TIEMPO es nuestra mejor mercancía. - Que aprendan que, si deben esperar algo, que sea únicamente de ellos MISMOS. Ejercitémosles a confiar en sus habilidades, a explotar su potencial, a descubrir el talento que todo niño posee. A enamorarse de los defectos, a reírse de los contratiempos, a juzgarse con cariño, a establecer sus propios límites. A escucharse a menudo, a hablarse con respecto.
- Entrenémosles a VIVIR sin MAPAS, sin guión. Consigamos que se enamoren de la incertidumbre, de la casualidad, del cambio. A no pedir permiso por luchar, por conseguir aquello que les hace vibrar, por defender lo que les hace diferentes. Velemos porque nunca se cansen de trabajar, de mejorar, de buscar la mejor versión. Expliquémosles la necesidad de reprogramarse a diario, de reinventarse la veces que sea necesario.
- Consigamos que crean en el INSTINTO, que se conviertan en lo que piensan, a sentir en estéreo, a emocionarse a diario. Animémosles a rodearse de valientes, a arriesgarse sin lamentaciones, a cruzar por la cuerda floja, a vencer aquello que les asusta, a no escuchar a sus pensamientos cuando se quieran rendir.
- Expliquémosles la importancia que tiene DESTACAR únicamente por ser buenas personas, dar sin esperar recibir, empaparse de valores. Enseñémosles a centrar la atención en saber quién necesita de su calor, a rodearse de personas que ayuden a sumar. A perdonar, a ser humildes, a tejer complicidad, a que sus actos hechicen.
- Motivémoslos a TOMAR decisiones, la inactividad y la pereza no son un buen compañero de viaje. Ayudémosles a identificar aquello que les apasiona, a gestionar los miedos, a hacer algo nuevo cada día. A empoderar su vida, a conducirla con originalidad y autonomía, a estar dispuestos a desaprender. A asumir las consecuencias de sus acciones, a buscar soluciones, a hacer que el riesgo valga la pena.
- Enseñémosles a AMAR sin olvidar sus raíces, a llorar sin temor, a ser sin antifaces ni excusas. A vivir con conciencia en el presente, a componer su propia banda sonora. A ver en cada día una nueva oportunidad, a soñar grande, con pasión y curiosidad.
- Demostrémosles que la queja no les sacará de los problemas, enseñémosles a llevarse bien con la VIDA, que las cosas pequeñas son las que realmente importa. A reírse mucho, a ver la vida con la máscara del HUMOR. A quitarle hierro a las vicisitudes , a ver lo positivo del intento.
- No nos cansemos de REPETIRLES que aprendemos de la mano, que les acompañamos sin condición. Que apoyamos sus decisiones, que entendemos sus temores, que perdonamos sus errores, que valoramos cada pequeño progreso.
Podéis seguirla en @sonpa70 y en su BLOG http//:sonialopeziglesias.blogspot.com.es
Sonia es colaboradora de El Club de las Malas Madres
FUENTE: EL CLUB DE LAS MALAS MADRES. www.clubdemalasmadres.com