Los expertos admiten que la moda de las rutinas de belleza sigue los ejemplos de mujeres influencers y señalan necesaria más formación e información por parte de las familias y que los padres supervisen los productos que sus hijas consumen
Cada vez resulta más habitual encontrarse a niñas y adolescentes que ocupan parte de su tiempo grabando sus rutinas de limpieza y cuidado de la piel para mostrarlo en las redes sociales. Productos y más productos que enseñan las menores con el aparente conocimiento de lo que hacen y recomiendan como si de las más reconocidas influencers se tratase. No obstante: ¿Tienen el beneplácito de sus padres para comprarlos y usarlos? ¿Son, tanto los padres como las menores, conocedores de lo que supone para la piel y la salud mental?
En la red social TikTok, también en Instagram, podemos visualizar a menores, generalmente entre los 11 y 17 años, compartiendo sus rutinas de belleza facial con productos que hasta ahora asociábamos solo a mujeres. Un estudio de InSites Consulting de 2022 señala que 1 de cada 4 consumidoras de tips de belleza adquirió algún producto tras visionar un vídeo de esa índole en TikTok.
En Estados Unidos se habló de un peligroso movimiento que afectaba a las niñas y que las relacionaba con una tienda de cosméticos y maquillaje en particular. «Sephora kids» o «Niñas Sephora» se las llamaba.
Rutinas de belleza, un mundo de adultos
“Muchas de mis compañeras de clase se maquillan ya con 12-13 años. Hablamos de cómo se limpia la piel cada una e imitamos a actrices o cantantes que nos gustan y que lo hacen en sus redes sociales”, cuenta Mireia, de 13 años.
Asegura ponerse mascarillas, correctores y tratarse la cara con geles limpiadores de su madre. “Mi madre está preocupada y me pide que no lo haga porque no lo necesito, pero a veces me sale algún grano o espinilla y quiero ocultarlo y uso algún producto que veo en las redes sociales”, confiesa.
Sabela, su madre, revela que ha preguntado en farmacéuticas y desaconsejan el uso de ese tipo de productos en menores. Además, apunta que ha decidido llevar a su hija al dermatólogo para que hable con ella y la asesore sobre lo que ella quiere. “No me gusta que lo haga, pero al igual que sus amigas, ven vídeos y publicidad en las redes sociales y es como una moda que quieren seguir sin conocer ni querer saber mucho más”, afirma.
Entrar en Sephora en el centro de la ciudad de Ourense ya invita a observar el vaivén constante de mujeres y jóvenes pidiendo asesoramiento sobre maquillaje y buscando algunos productos específicos para el cutis. Me atiende amablemente la responsable de tienda, Natalia.
Desconocimiento entre los padres
Conoce el tema y asegura haberlo comentando con sus compañeras de trabajo: “Es habitual atender a preadolescentes y adolescentes con sus madres, muchas de ellas, con ideas concretas sobre productos y tratamientos que conocen y han visto en redes sociales, pero para los que no están formadas”. Destaca que, en un porcentaje mínimo, los padres “ponen el freno” ante las peticiones de sus hijas, más cuando las perciben con unas ideas tan claras sobre lo que buscan. “Los padres se pierden en ese mundo virtual en el que se sumergen sus hijas y todo lo que ven”, comenta.
Llama la atención que acudan a la tienda niñas de 8-9-10 años con sus madres tras ver esos vídeos en las redes sociales, saturadas de información y cuestiones que difícilmente pueden gestionar. Ante casos de este tipo Natalia manifiesta que procuran explicar lo que contiene cada producto y el daño que pueden ocasionar ciertos componentes en pieles tan sensibles e inmaduras. “No hay ningún producto ideal para pieles en esas edades, lo recomendable es limpieza e hidratación con productos sin retinol (activo cosmético) ni ácidos”, refiere.
De igual modo, Patricia, segunda encargada de la tienda Arenal en Ourense expone que tienen el conocimiento de que niñas y adolescentes de alrededor de 14-15 años van al establecimiento inspiradas, la mayoría, en los vídeos que consumen en las redes sociales. Expresa que intentan aconsejarlas y decirles si están equivocando en algo respecto a lo que ven “ya que no siempre funciona”. “No es recomendable utilizar retinol con 14 años, es para pieles adultas”. Por el contrario, constata que ver a niñas con sus padres representa que busquen un producto puntual, no tanto solicitar consejos profesionales frente a lo que descubren en las redes sociales.
El inagotable mercado de la belleza
Del informe de Statista de 2022 de nuestro país sobre Cosmética y perfumería conocemos que las ventas alcanzaron los 9.250 millones de euros, elevándose un 11,3% respecto del año anterior. La cosmética y perfumería abarca el 30% del mercado cosmético nacional.
La industria de la belleza llegó a los 504 mil millones de dólares en ingresos en 2022, atendiendo al Estudio Global de Belleza y Cosmética. Además:
- El mercado de cosméticos se incrementó un 15% de 2021 a 2022.
- La generación Y o millennials (población nacida entre 198-1996) representan el 36% de los consumidores mundiales que adquieren esos productos.
La materia del cuidado de la piel no para de crecer. Se estima que alcance a generar 177 mil millones de dólares en el año 2025.
La marca Lush, empresa minorista de cosméticos con sede en Reino Unido optó por abandonar las redes sociales Meta y TikTok y trabaja para despertar conciencias en lo que afecta a la protección de la salud mental. Como ejemplo, podemos leer en su muro: “El 70% de los niños que utilizan las redes sociales informaron que les hace sentir estresados, ansiosos y deprimidos”.
En febrero, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España solicitaban al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 y al Ministerio de Sanidad: “Regular cuanto antes la publicidad de cosméticos en redes sociales, especialmente cuando los influencers se dirigen a menores de edad, como ya está previsto hacer con los productos sanitarios”.
Peligros para la piel
Yendo más allá, expertos en dermatología y psicología advierten que el uso descontrolado de estos productos para la piel, es decir, la ‘cosmeticorexia’, pone en peligro la salud dermatológica a causa de sus componentes.
Respecto al tema tratado, María Jimena Martínez, dermatóloga infantil señala haber notado en los dos últimos años un aumento en el número de consultas de niñas a partir de 8-9 años. “Antes concurrían aisladamente algunas adolescentes, hoy recibo 1 o 2 niñas por día con esta inquietud”, subraya.
Suele tratarse de niñas que quieren utilizar productos de sus madres o que les solicitan a sus padres que les compren algunos, sin embargo, las familias prefieren consultar al servicio de dermatología para asesorarse sobre cuáles son más adecuados. “Las niñas, por norma general, visualizan los productos en TikTok sin saber específicamente si son apropiados para sus pieles”, continúa.
Sobre los daños que estas prácticas generan, la doctora destaca que el cuidado de la piel siempre es bueno cuando se utilizan los productos adecuados según edad y tipo de piel. “A esas edades no son necesarios los tratamientos antiage con ácidos y retinoides, excepto casos particulares de acné o rosácea que requieran tratamientos específicos”, recalca.
La dermatóloga refiere que en sus consultas refuerza la importancia de cuidar el cuerpo -no solo la piel del rostro- de manera integral con una alimentación saludable, la realización de ejercicio físico para evitar el sedentarismo y el uso de hidratantes y protección solar.
También recuerda que las redes sociales resultan un señuelo para la venta de esos productos por lo que hay que estar alerta y bien informado.
A la caza de un público joven
Decidir iniciarse en rutinas de belleza con productos que no son los apropiados para pieles tan delicadas y jóvenes puede hacer que persistan, se agraven o se produzcan otras problemáticas.
Gonzalo Oñoro Otero, pediatra, suma como médico que la mayoría de las cremas o cosméticos que se pueden comprar tanto en farmacia como por Internet, aunque estén testados dermatológicamente, no están pensados para pieles de niñas o adolescentes. “Su piel no es madura como la de una persona adulta y puede darse dermatitis por irritación en aquellas adolescentes que usan cosméticos. Hay que tener mucho cuidado con los productos que usan”, puntualiza.
Tanto la publicidad como las redes sociales asedian a este sector de la población para causar el consumo. “Con edades de 9-10 años, si las niñas ven tutoriales de YouTube donde sus semejantes lo hacen, incluso a veces con sus madres observando o al lado haciéndolo igual, ¿por qué van a hallar motivos para no hacerlo?”, explica Susana Mayorgas del centro SUNE Atenció Psicològica.
La profesional recalca que pueden sentirse identificadas: “Entienden que la niña del vídeo es feliz y pueden querer sentirse así. Además, sienten la presión social y se comparan con sus amigas”.
Como señala hace falta supervisión real de las personas adultas de referencia de esa niña o adolescente, porque, como perfila, seguimos sin conversar sobre que aquello que ven no es exacto.
¿Obsesionadas con la perfección?
Para Mayorgas puede hablarse de obsesión por la belleza en niñas, adolescentes y personas adultas, dejándose llevar por todo lo que muestra Internet en las redes sociales o las películas buscando “una belleza perfecta, inexistente, buscando aumentar la autoestima a través del aspecto físico”. Y es que: “Existe una cantidad desorbitada de información relacionada con la belleza, la apariencia física y los estándares de belleza de la sociedad actual”, especifica.
Esta psicóloga indica que la mayoría de las menores carecen de habilidades y herramientas para diferenciar y cuestionarse esos mensajes y esa exposición constante a imágenes/vídeos que promueven esa idea de belleza. “Eso influye directamente en la autoestima, la imagen corporal y el bienestar emocional de las niñas”, argumenta.
La especialista en infancia y juventud entiende que es importante que las menores reciban la educación y la orientación adecuadas para ayudarlas a gestionar todo ese material de manera saludable y crítica.
Por consiguiente, las familias deben estar al tanto del comportamiento de sus hijas, evitar que se comparen con otras y hablar sobre lo que suponen las falsas o retocadas publicaciones en las redes sociales. Del mismo modo, resulta crucial trabajar la aceptación personal.
Cuidarse para estar y sentirse mejor es positivo, aunque deja de serlo cuando te hace sumirte en una realidad paralela a la que debes vivir.
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