"Si puedes mantener intacta tu firmeza cuando todos vacilan a tu alrededor. Si cuando todos dudan, confías en tu valor y al mismo tiempo sabes exaltar tu flaqueza. Si sabes esperar y a tu afán poner brida o blanco de mentiras esgrimir la verdad o siendo odiado, al odio no le das cabida y ni ensalzas tu juicio no ostentas tu bondad. Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey. Si piensas y el pensar no mengua tus ardores. Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley y los tratas lo mismo como dos impostores. Si puedes soportar que tu frase sincera sea trampa de necios en boca de malvados. O mirar hecha trizas tu adorada quimera y tornar a forjarla con útiles mellados. Si todas tus ganancias poniendo en un montón, las arriesgas osado en un golpe de azar y las pierdes, y luego con bravo corazón, sin hablar de tus pérdidas, vuelves a comenzar. Si puedes mantener en la ruda pelea, alerta el pensamiento y el músculo tirante para emplearlo cuando en ti todo flaquea, menos la voluntad que te dice adelante. Si entre la turba das a la virtud abrigo. Si no pueden herirte ni amigo ni enemigo. Si marchando con reyes del orgullo has triunfado. Si eres bueno con todos pero no demasiado. Y si puedes llenar el preciso minuto en sesenta segundos de un esfuerzo supremo tuya es la tierra y todo lo que en ella habita y lo que es más serás hombre hijo mío..."
Niños mayores que duermen con sus padres
Dormir con los hijos por deseo propio de las dos partes o por necesidad derivado de miedos de los niños,...
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