La expansión colonial británica supuso para nuestra protagonista Constance Frederica Gordon Cumming –’Eka‘ para los amigos–, la ocasión de oro para surcar océanos y atravesar continentes con sus paisajes, personas y lugares insólitos desde China a la India, llegando al extremo del Pacífico, pasando por Japón, Australia, las Islas Fiji, y parte de América.
Constance Gordon Cumming nació en 1837 en Altyre (Escocia), en una familia rica, aristocrática y con una genealogía familiar que se remonta más de 1000 años. El clan Cumming es uno de los de mayor consideración en la Historia nacional de Escocia. Genealogía detallada por ella misma en sus Memorias.
El clan Cumming aún perdura, ellos destacan en su historia familiar a dos aventureros: «Constance Gordon Cumming became a notable author, painter and travel writer. Roualeyn Gordon Cumming gained fame as an African explorer» – ‹Constance Gordon Cumming fue una autora de renombre, pintora y escritora de viajes. Roualeyn Gordon Cumming se hizo famoso como explorador en África›.
Miss Cumming
«Miss Cumming» nunca se casó, algunas reseñas la señalan con un cierto aire despectivo como «la típica turista victoriana». La mujer sin responsabilidades familiares, proveniente de familia rica y que por tanto podía dedicarse a viajar y a vivir bien. Otra famosa «rica turista victoriana» –según algunos autores–, fue Isabella Bird. En la mayoría de los relatos sobre Constance Gordon Cumming se afirma que ambas, Isabella y Constance, fueron amigas, pero realmente no hemos hallado nada al respecto. Quizá coincidieron en China.
‘Eka’ fue una prolífica pintora de acuarelas autodidacta. A lo largo de su vida pintó más de 1.000 de las que haya constancia. En la actualidad algunas de sus pinturas se pueden encontrar fácilmente en páginas de subastas online. Además fue escritora con un total de 21 libros, incluidos dos volúmenes completos sobre sus viajes. Afortunadamente escribió sus Memorias, publicadas en 1904, la mejor forma de conocerla casi de viva voz.
Supo sacar rédito de sus viajes como cronista y reportera al publicar numerosas crónicas y artículos para revistas y diarios de la época. Asegura que nunca llevó un diario de su vida «excepto durante mis viajes» (Memorias – Cap I). El último capítulo de su autobiografía relata cómo en 1869 escribió su primer artículo, casi de forma inocente, y que nunca imaginaría que sus artículos despertaran tanto interés en el público.
Retazos de una larga vida
Constance Gordon Cumming vivió su infancia y juventud en plena naturaleza salvaje escocesa. Dominaba los nombres de plantas, árboles, ríos, montañas ¡Todo! y lo describe con mucho encanto a la vez que destaca que su familia entre hermanos, primos, primos segundos, sobrinos, etc. no tenía fin. Como detalle revelador se muestra muy expresiva en su rechazo y odio por el tabaco, particularmente al olor.
Para ella «su hermano Roualeyn era la criatura más hermosa que había existido nunca sobre la tierra, más alto y guapo que su propio padre»
Debido a sus viajes y tantos años fuera de su país, narra que para tratar de corresponder al interés de tantos amigos y admiradores que le pedían por carta que escribiera sus memorias y aventuras, ella, se encontraba mayor y admite que no se acordaba de detalles, pero que afortunadamente le quedaban aún trece hermanos vivos y que podría ir tirando del hilo.
Cuenta una anécdota que refleja muy bien dos cosas, se reía mucho de sí misma y fue una persona muy agradecida. Así resume su infancia «Such has been my own experience of life, always surrounded by good influences» (Esa fue mi experiencia de vida, siempre rodeada de buenas influencias), aludiendo a su familia, educación recibida como un entorno de mucha felicidad y libertad.
Afortunadamente nuestra protagonista escribió sus memorias, y la mejor forma de conocer a una personalidad -que no personaje- es ella misma como fuente directa.
De esta forma descubrimos a una anciana nacida en el siglo XIX, época victoriana, y quien tras recorrer medio mundo, muestra una amplitud de miras total. Discretamente se muestra algo advenediza a las prisas con las que observaba que se vivía comienzos del siglo XX pasado. Sin embargo, no lo critica, lo expone. Se nos presenta como una mujer sabia, sin pedantería, que expresa su opinión sin criticar lo que ve a su alrededor, pero a la vez, defendiendo su forma de ver la vida.
El ambiente natural en su casa fue de un gran nivel cultural, así como de grandes relaciones sociales
Así comienza la introducción a sus memorias: «En las prisas de este siglo veinte, las generaciones actuales se encuentran a sí mismas plenamente ocupadas en sus contemporáneos, por eso apenas pueden toman parte, siquiera interés, incluso en sus más inmediatos predecesores, mucho menos en sus progenitores de generaciones pasadas. Pero a nosotros, los nacidos antes de que la insaciable prisa se hiciera tan viva y real, todavía gustamos de reunir tradiciones de años pasados y con elegancia ver a nuestros antepasados tal como los conocimos tiempo atrás».
Personalidad
Una mujer de vastísima cultura, amplitud de mente, y desde luego nada superficial. De una personalidad marcadamente religiosa y a la vez con una vivencia de su religión muy natural. Su vida y lo que le rodeaba lo veía desde la totalidad de una fe limpia, intuía la mano de Dios como algo normal en todo.
El ambiente natural en su casa fue de un gran nivel cultural, así como de grandes relaciones sociales.
Su narrativa era concisa y a la vez amena y amable, una vez te introduces en sus Memorias, la imaginación desborda. Debía de ser una mujer muy tenaz, perfeccionista y bastante apasionada, en el sentido de entusiasmarse con todo lo que descubría valioso, para ella y para los demás.
Varios detalles: En uno de sus viajes naufragó el barco en el que viajaba. Ella se quedó con el Capitán hasta ser rescatados en el último momento y de forma milagrosa. Pero la razón por la que ella se empeñó en permanecer en el barco sin escuchar los gritos para que saltara, no era otro que rescatar uno a uno sus cuadros y materiales. Nadie logró convencerla de que dejara su trabajo atrás. Y así permanecieron horas.
Otra señal de una personalidad sanamente insatisfecha y nada superficial, se descubre al ver que iba hasta el fondo en todo lo que se proponía era su forma de escribir, por ejemplo, si escribía sobre algún hecho religioso, no se conformaba con narrarlo y punto, sino que además realizaba un ejercicio comparativo entre las distintas religiones, desde la budista, mahometana y cristiana. (Pág. 269 Memorias «Use of the Rosary»).
Más llamativo aún es que logró escribir una especie de «Historia del paraguas» al darse cuenta en todos los lugares por los que pasaba, los distintos usos y formas que se le daba al paraguas o sombrilla. Estos ejemplos nos hablan de una mujer curiosa, que indagaba, observadora y que se cuestionaba las cosas. En cierto modo agotadora, pues de todo buscaba los orígenes. Quizá esta forma de ser confirmara lo que ella misma escribía en su ancianidad: ser una amante y firme defensora de las tradiciones, fueran escocesas o chinas.
Su forma de escribir era ágil y variada, introduce en su narrativa «flash backs» como si conociera el arte del cine, (evocaciones, anécdotas o reseñas de algo), perfectamente insertados y vuelve a llevar al lector con una síntesis extraordinaria al punto donde se había quedado.
Otro ejemplo de ese carácter curioso, tenaz, entusiasmante y generoso, lo desvela su libro: «El inventor del Sistema numérico chino. Un método para que niños ciegos y sordos lean con fluidez«. Conoció en China al reverendo W.H Murray y se maravilló con las acciones del misionero, sobre todo quedó impresionada por el método numérico que había inventado para facilitar el aprendizaje del chino a niños sordos y ciegos. Como si de la mejor periodista del mundo se tratara, recabó toda la información, materiales, etc. y escribió el libro. No quedando allí la cosa, fundó un colegio para niños en necesidad y lo mantuvo hasta el final de su vida.
Hasta aquí retazos la vida de una mujer más que interesante que nos enseña muchísimas cosas del mundo y de ella misma: Constance Gordon Cumming, Eka para los amigos.
(Continuará)
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: