Si nombramos a Agatha Mary Clarissa Miller, muy pocos sabrían a quién nos estamos refiriendo pese a que Agatha Christie no necesite presentación.
Leyendo el Dailymail la semana pasada descubrí una nueva faceta mi escritora preferida de novelas policiacas. Según su nieto Mathew Prichard, entre novela y novela acompañaba a su segundo marido, el arqueólogo Max Mallowan en sus excavaciones en Iraq o Siria todos los inviernos durante la década de los años 50, volviendo a Inglaterra en Mayo o Junio. Pero como mujer activa e inquieta, no se dedicó simplemente a acompañar y observar, sino que dejó fiel reflejo de los momentos históricos a los que estaba asistiendo a través de las fotografías y películas que ella misma hacía de los descubrimientos. Según apunta su nieto, “para ella era tan importante como escribir” y “le ayudaba con la fotografía y el trato con los trabajadores locales”.
Agatha nació en 1890 y desde pequeña tuvo una vida muy diferente a otros niños de su edad, incluso para esa época, su padre, americano, era el encargado de su educación en casa y su madre, gran narradora de historias, no quería que aprendiera a leer hasta los ocho años. El aburrimiento de estar sola en casa hizo que aprendiera a leer por sí misma a la edad de 5 años.
Inventaba amigos imaginarios, metía a sus animales en sus juegos, iba a clases de danza e incluso empezó a escribir poemas siendo muy niña. Su familia atravesó situaciones de gran estrechez económica, lo que propició varios cambios de residencia, y lo que nadie sabe es que habría sido una pianista profesional de no ser por excesiva timidez. No podía tocar delante de los que no conocía.
Murió su padre cuando ella tenía 11 años, lo que complicó la situación económica familiar aún más. Esta situación, junto a la enfermedad de su madre, llevo a madre e hija a vivir en El Cairo unos meses cuando tenía 20 años. En esos momentos Agatha estaba más interesada por las fiestas de sus compatriotas que por las ruinas arqueológicas. Después de rechazar varias propuestas matrimoniales, encontró al que sería su primer marido, el aviador de las Fuerzas Británicas Archie Christie, recién casados tuvieron que vivir una vida bastante complicada durante la I Guerra Mundial, él en Francia como piloto y ella trabajando como voluntaria para la cruz roja en su ciudad natal (Torquay). Fue quizás esta experiencia como voluntaria la que inspiró el personaje de Hércules Poirot.
Una vez que la guerra terminó, el matrimonio viajó por todo el imperio para promocionar la exposición de 1929. Un accidente de coche provocó amnesia en Agatha durante unos días, de los cuales nunca habló, pese a que su búsqueda se convirtió en un acontecimiento nacional. El matrimonio se fue separando desde entonces, aunque la ruptura definitiva vino cuando el piloto, gran jugador de golf se enamoró de una jugadora de golf, deporte que Agatha no practicaba, pese a ser la primera mujer británica que hizo surf en Sudáfrica.
El deseo de viajar en el Orient Express se vio finalmente cumplido en 1928, partió desde Bagdad para viajar al sitio arqueológico de Ur, donde volvió a viajar al año siguiente y allí conoció a su futuro segundo marido, el arqueólogo Max Maollwan, varios años más joven que ella.
Juntos vieron la excavación de la Ciudad iraquí de Nimrud. Fueron numerosos los hallazgos de Mallowan entre los había una serie de esculturas de marfil, incluyendo una cabeza de mujer apodada la Mona lisa de Nimrud, cuya extracción resultó bastante dificultosa ya que estaba en un muro de barro.
Además de las estructuras fotografiadas, se hallaron tumbas de reinas, joyas, oro, artilugios usados en aquellas época e incluso tablas de piedra con inscripciones.
«Cuando aparecía alguna figura de marfil destrozada, Agatha disfrutaba recomponiéndola como su fuera un puzzle o uno de los misterios de sus libros», tal y como cuenta la arqueóloga Georgina Herrmann, quién trabajó en aquella época con Mallowan. Otro de los descubrimientos fue el hallazgo de más de 100 cuerpos todavía encadenados y confinados, presuntamente restos de prisioneros de cuando fue saqueada la ciudad en el 610 BC.
No sabemos que diría la escritora si viera lo que ha pasado con todas estas ruinas, grabadas y fotografiadas en sus descubrimientos, y que habían sobrevivido durante 3.000 años. La destrucción por ISIS de la ciudad de Nimrud, que no sólo asesina sino que está empeñado en borrar la historia.
El interés de la escritora en la cultura del Medio este se refleja en sus libros tales como muerte en el Nilo y Asesinato en Mesopotamia. Pero también tiene un libro menos conocido “ Ven y dime como es tu vida” sobre una serie de excavaciones en Siria en la década de los 40 que viene a ser un testamento de su amor por la aventura, los viajes y las civilizaciones antiguas. Sin duda los viajes y su experiencia influyeron en su inspiración.
¿Qué puedo decir a mis 75 años? Le doy gracias a Dios por la buena vida y por el amor que he recibido A.C. An Autography.
No sabemos que diría en estos momentos la escritora de 66 novelas de detectives y 14 colecciones de historias cortas si viera lo que ha pasado con todas estas ruinas, grabadas y fotografiadas en sus descubrimientos, y que habían sobrevivido durante 3.000 años. La destrucción por ISIS de la ciudad de Nimrud, que no sólo asesina sino que está empeñado en borrar la historia.
“Inshallah, volveré allí y las cosas que amo no habrán perecido en esta tierra” escribió en 1944 como conclusión y sin duda, no como premonición.
Si sus descubrimientos sacaron a la luz los restos del quizás primer gran imperio de la historia, devolviéndoles a la vida exterior, las aberrantes actividades de Isis pretenden borrarlo.