«Nos acercamos a Salobreña, donde Assumpta estaba terminando de rodar La Casa de Bernarda Alba. Nos habían dicho que tenía mucho que decir y no podían tener más razón. Además de una sonrisa que enamora (no nos extraña que en el lenguaje de sordomudos la hayan bautizado con el nombre: “Sonrisa”), nos encontramos una actriz responsable y que no entiende la vida sin dar a los demás. Si todos fuéramos así, sin duda el mundo sería mucho mejor.»
Ella es una de nuestras actrices que más han trabajado fuera de España, por no decir la que más. Pero lo que distinguiría por encima de muchas cosas ha sido conocer sus inquietudes. Además de ser una gran actriz, con 20 premios internacionales y más de 140 interpretaciones en 20 países y en seis lenguas, destina gran parte de su tiempo a diversas actividades, desde la Escuela de Cine Assumpta Serna, donde se imparte el primer master universitario en interpretación, hasta la creación de una Fundación, junto a su marido o el trabajo para la integración de personas con discapacidades, pasando por ser madrina de la asociación Ella y El Abanico, y muchas más.
Has hecho muchas cosas, empezado muchos proyectos, y conseguido muchos premios; además, eres una persona muy polifacética… cuéntanos, donde estabas estos últimos años.
AS: Estaba trabajando en la escuela, en la Fundación, estuve tres años en Praga, rodando la serie de televisión Los Borgia y una comedia muy divertida en EEUU, que espero que se estrene en España. Parece que si no estás en Antena 3 o Telecinco, no existes.
A partir de los 40 me pregunté como quería seguir, y me di un año sabático durante el cual me dediqué a entender qué es lo que había hecho y que cosas quería hacer. Empecé a escribir un libro que se llama El trabajo del actor de cine, que era una especie de reivindicación del porqué de mi profesión. Este libro se convirtió en una guía de interpretación para muchos actores y dio lugar a que me llamaran algunas escuelas para hacer seminarios, incluso fuera de España. Entonces vi que era necesario adecuar lo que sabía en un principio, con lo que había aprendido, que era muy distinto. Pensé así en hacer una especialidad en interpretación cinematográfica, intentando que fuera lo más oficial posible y, a partir del 2006-07, conseguimos hacer un Máster con la universidad Rey Juan Carlos, siendo el único Máster universitario en este ámbito.
Todo esto ha sido un éxito para mí, porque no es una copia, esa algo nuevo. Quería realmente una especialidad para la cual los actores no estaban formados y quería que existiera. ¿Por qué? Pues porque te encuentras muy sólo como actor cuando piensas que las cosas se pueden hacer de una determinada manera y no hay una gente que piense lo mismo que tu.
Con el estudio que he hecho en estos años a nivel internacional, he buscado la esencia de la interpretación. Además, intentamos que la gente lo vea como un trabajo en equipo, más horizontal, menos vertical, donde se tenga en cuenta al actor dentro del proceso de la película. De esta forma, tocamos varias áreas, como la promoción y el conocimiento de redes sociales o de su marca personal, porque todo ha cambiado en cuanto a la distribución y promoción de las películas.
Acabas de decir que el libro tenía la finalidad de explicar el porqué de tu profesión…¿cuál es ese por qué?
AS: Yo creo que es un servicio a los demás. Para mí, mi carrera aspira a comunicar lo que la sociedad hace mejor y lo que hace peor. Es un reflejo de actitudes y así las personas se ven reflejadas y les sirve para cambiar. El cine sirve para entretener, pero también sirve para reflexionar sobre lo que tu haces y cómo lo haces.
Además, tiene un papel importante en la sociedad, como es integrar a personas y hacerlas visibles en este mundo. Y esto afecta a varios colectivos como, por ejemplo, a las personas discapacitadas cuya integración me preocupa, y a las que el cine puede hacer visibles o, por ejemplo, otro tema tan actual como es la mujer en si, ya que la mujer tiene muchas facetas, y el cine puede ayudar a que se conozcan, aunque es difícil encontrar personajes de mujer que sean tan especiales.
Si nos centramos en tus últimos personajes, estos son especiales, tienen mucha fuerza..
AS: Desde Matador, ya en el 85, yo creo que, como me veían alta, no sabían donde meterme en aquel entonces, y me etiquetaron como actriz con personalidad y con imagen internacional, jugando siempre en estas dos líneas. Viajar es bonito porque conoces muchos sitios y gente, además estoy de acuerdo con estas dos etiquetas que me pusieron, me gustan. Pero lo que me gusta de mi profesión es que me hace reflexionar sobre mi misma, sobre lo que me gustaría contar. Por ejemplo, no me gustan las películas que crean miedo a las personas, me gustan las películas de vidas ejemplares, que enseñan el porqué de la vida, el por qué tiene sentido luchar, por qué estas aquí…
El próximo día 20 de octubre se estrena Red de Libertad: es la historia de una monja francesa que salvó a 2.000 personas de los campos de concentración nazis…y tiene muy buena pinta.
AS: Efectivamente, además es de las películas, y lo digo porque ha sido así, que todo el equipo estaba formado por buenas personas. No sé si inspiraba el personaje principal…además el director y el productor siempre han querido satisfacernos.
El ambiente era de querer hacer las cosas bien, de querer el beneficio de todos y este ambiente se va a notar en la película, porque todos los actores hemos estado dándolo todo.
¿Te has encontrado a gusto haciendo este personaje?
AS: Sí, claro. Era una mujer muy ejemplar, que sufría mucho en soledad.
Se preocupaba mucho de los demás…y tú, también .
AS: Sí, quizás sea el no haber tenido hijos, o la educación que me dieron mis padres, que siempre ha sido generosa con las personas y con la vida, ellos han dado siempre mucho a los demás. Es que no he visto otro ejemplo y no concibo cuando alguien está metido solamente en él mismo. Y como actor, en un momento determinado estás en el yo, yo…y yo. Así que esa reestructuración de los 40, me hizo hacer un balance y ver muy claro que tenía que escuchar un poco más. He estado en una época muy buena y fructífera, de reinvención de muchas cosas, de aprender, y eso lo puedes llevar a los personajes, como el caso de Helena Studler.
Estos días estas rodando una adaptación moderna de un clásico de Lorca, el cambio de la personalidad de la protagonista es muy grande. Bernarda Alba no tiene nada que ver con Sor Helena Studler, y tampoco parece ir con tu personalidad.
AS: Sí. No es una buena persona. Es una mujer con un carácter amargado, la vida no le ha dado lo que ella quería. Pero este tipo de personajes ya lo he hecho en el cine. Cuando representas un papel con estos extremos, tú te puedes identificar también en tus blancos y en tus negros, buscar esa otra parte, y de esta forma, descubres cosas que te hacen crecer. Este lado oscuro parece quizás un espejo de lo que no se debe hacer, la no trasparencia, guardar todo para sí, que nadie se entere de nada y que Lorca describía tan bien en sus obras.
También nos hace reflexionar sobre el abuso de poder. Ahora que la mujer está reivindicando ese poder y estar en esos puestos, ahora que ya estamos por todos lados (sólo hay que contar las mujeres que hay aquí ahora), necesitamos reflexionar un poco cómo es la sociedad que queremos, qué hacemos en el poder, qué cambio queremos realizar, y pensar en lo que hemos conseguido y cómo lo hemos hecho. Es esencial ir juntos, no me gusta que la mujer vaya sola por su cuenta. Con este tema hay que tener mucho cuidado ya que no es problema de hombre y mujer, sino de personas.
Si quieres seguir conociendo a una de nuestras mejores actrices, podrás leer la entrevista completa próximamente en papel…
Fotografía: María Romero
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