Bisila Bokoko es muchas cosas, española-africana-neoyorquina, consultora, emprendedora, influencer, filantrópica, speaker, madre de familia… y ha ocupado grandes puestos de responsabilidad, además de ser una conferenciante espectacular. Pero ante todo es una mujer cercana y sencilla, con un estilo natural, que transmite una gran energía y optimismo, es de esas personas que cuando estás con ellas, parece que las conoces de toda la vida.
La mezcla de África y España, sin duda, ha dado un gran resultado. Fui a escucharla en el X Aniversario de REM en Marbella y, el ritmo era espectacular, además de ser divertida, levantó y puso a bailar a todo el auditorio.
A pesar de estar cansada y recién llegada de viaje, charlamos de lo divino y de lo humano. Bisila tiene puesta su confianza en Dios, y sobre todo nos reímos. Nos reímos mucho y disfrutamos de su visión optimista del mundo, de su confianza en el trabajo bien hecho y de que con esfuerzo y perseverancia puedes lograr tus sueños.
WE.- ¿Te ves en algún sitio en especial? Puede decirse que tu existencia se desarrolla entre tres continentes
Bisila .- Yo nací en España y descubrí África realmente a través de mis padres. Tuve la suerte de que mis abuelos se mudaran a España y es cuando entro en contacto con la tradición africana, observando a mis abuelos comportándose, teniendo conversaciones. Ellos eran unos grandes contadores de historias, y querían transmitirnos nuestra cultura.
Hasta los 35 no piso África por primera vez y es entonces cuando me encuentro con mis raíces. De todos los países de Europa, África no está tan lejos de España.
Creo que tenemos muchas más cosas que nos acercan que las que nos alejan. África tiene más cosas que compartir con la Europa del Sur que con la Europa del Norte y me ha parecido fascinante cuando puedo combinar lo que tenemos en común. Entrar en África supuso adentrarme en mis raíces, conocer a mi familia, mis ancestros y poner todo lo que mis abuelos me habían contado en valor, tuve por fin esa oportunidad. Siempre había estado en un país donde yo era la única negra y ahora me veía reflejada en mucha gente. En España era la excepción, y es cierto que en EE.UU me he sentido cerca de personas ya que había más gente de color, pero al llegar a “África, donde todos eran negros”, de repente era anónima.
Estaba tan acostumbrada a ser la excepción que era extraño, aunque mi sensación fue muy buena, fui muy bien acogida.
WE.- En España se da un premio Harambee a la mujer africana todos los años, yo descubrí esa cercanía con un continente misterioso charlando con la profesora Kankindi
B.- La conozco mucho, cuando vino a Madrid a recoger el premio la presenté yo.
WE.- Realmente al haber vivido aquí tanto tiempo, tu parte española es muy importante
B.- Pues sí, esto hace que sea muy difícil contestar cuando me preguntan de donde soy. Empiezo a contar la historia, soy española, de padres africanos y también americana después de haberme formado profesionalmente en EE.UU, donde he formado a mi familia y crío a mis hijos allí, por eso es también una parte muy importante de mi vida. Tengo que integrar todo lo que soy y todo forma parte de mi vida.
WE.- ¿Pero ahora donde estás?
B.- Aunque estoy viviendo en Nueva York, sigo viviendo en los tres lugares al mismo tiempo, vivo en el mundo, vivo en Nueva York, vengo a España todos los meses y África lo visito 3 o 4 veces al año.
WE.- Con tanto movimiento vives lo que eres. Podría decirse que eres un híbrido de culturas entre las que no hay contradicciones, está totalmente integrado todo
B.- Pero no ha sido siempre así, cuando eres pequeño tu quieres ser como todo el mundo. En la niñez y en la adolescencia sí hubo muchas crisis de identidad que tuve que aprender a superar.
Me decían que era negra y yo no lo entendía, contestaba ¡Que no! porque tu no te ves diferente. Quieres verte como todos. Yo he tenido esas crisis de identidad, ha sido un camino el ir integrando todas las partes. No ha sido un camino fácil ni natural. Ha sido un camino de dar tropiezos, de no entender muchas cosas y de empezar a aceptar todo, las diferentes culturas de las que soy parte.
WE.- Realmente pasa con todos los diferentes, con el gordito de la clase, con la que es demasiado alta, con la que lleva gafas e incluso con la guapa. En los niños es la inconsciencia de no saber las consecuencias de lo que se dice
B.- Es curioso como al principio, las cosas que menos te gustan de ti, aquellas que no quieres aceptar, son al final las que más acaban gustándote, todo poco a poco, cambia y las vas aceptando… ¡Como mi moreno permanente todo el todo el año!
WE.- Desde luego tienes una suerte… Puedes vestir de blanco en invierno. Una vez superado esto te crece. Pero te has diferenciado y has seguido diferenciándote, no te has quedado quieta, disimulando…
B.- He sido bastante disruptiva. Nunca me ha gustado que me pongan etiquetas. He ido siempre buscando quién quiero ser sin que nadie determine lo que debo ser. Elijo yo.
Esto me ha ayudado porque he visto que hay que romper reglas (entre risas nos dice que las reglas están para romperlas), la gente tiene ciertos estereotipos siempre y espera que tienes que ser de determinada manera en base a determinadas cosas o situaciones.
Mi padre siempre me cuenta que sus profesores le decían que se fuera a plantar bananas a la finca de su padre. Sin embargo, llegó a ser el primer abogado negro que se graduó en la Universidad de Valencia. Pero nunca tuvo ese soporte porque mucha gente entendía que lo mejor para él era plantar bananas.
Hemos tenido que cambiar esas reglas, saltar esos obstáculos. La gente piensa que tienes que ser de una determinada manera, pero tú siempre puedes decidir
WE.- ¿Cuándo decides irte a EE.UU? ¿Fue por casualidad o porque tenías claro que querías conocer otro mundo?
B.- Siempre he tenido la inquietud de conocer otro mundo y cuando estudiaba la carrera me encantaba todo el tema del Comercio Exterior, un mundo que descubrí cuando hacía un máster de dirección de empresas. Me encanta el mundo, presentar los productos etc. El profesor explicó en una de las clases que había un organismo que se dedicaba a promocionar en el exterior los productos españoles. Entonces investigué e intenté conseguir una beca del ICEX y me fui a Madrid para examinarme. Yo también había optado a las becas de IVEX en Valencia, aunque me habían dicho que era muy difícil entrar porque estaban reservadas para los niños mimados de la comunidad Valenciana que tenían buenas relaciones. Pero la solicité y me la dieron. Eran 8 becas de las cuales 5 eran para el exterior y 3 para Valencia, y a mí me tocó la segunda. Yo la acepté porque me pagaban bien para haber recién acabado la carrera, pero di toda la paliza que pude para que me trasladaran.
Como había ganado dinero conseguí irme a Nueva York unos días de vacaciones, y me fui a ver las oficinas y ese mundo me encantó.
A la vuelta a la oficina, volví a intentarlo pero me dijeron que me olvidara. Por entonces yo tenía 23 años, y un día vino una nueva Directora General, a pesar de ser una oficina muy femenina, las compañeras no hablaban bien de ella y yo no podía entender como no podían estar contentas, por primera vez había una mujer Directora General. Pero como era la becaria, y por tanto invisible, nadie me entendía. Al entrar en el ascensor al final del día me la encuentro, y no se me ocurre otra cosa que preguntarle qué tal había ido su primer día allí. Debí ser la única que le había preguntado eso y le sorprendió. Aproveché para presentarme y muy lanzada le pregunté que tenía que estudiar para poder llegar a un puesto como el suyo y le dije que me encantaría ir a Nueva York. Al día siguiente la Directora General preguntó por mí y organizó una reunión con mi jefa. Como ella no me conocía y no me había seleccionado, me pidió hacer todo el proceso otra vez para conocerme. Después de todo el proceso, en la entrevista final me propuso ir a Toronto, pero yo tenía muy claro que quería ir a Nueva York, y así se lo dije. Un sábado, después de irme de marcha, soñé que me enviaban a Nueva York, ese lunes, cuando entré en el despacho me dijeron que ¡Me enviaban a la Gran Manzana por seis meses! Pero que no me acostumbrara.
Me fui a Nueva York y tengo que decir que la experiencia fue muy difícil, porque yo iba con unas expectativas y la realidad siempre es otra, pero la verdad es que se cumplió el sueño.
Fueron años muy duros porque yo nunca había estado sola, es cierto que la ciudad es muy agresiva, pero lo peor es la soledad. Llegas a tu apartamento en invierno, con nieve, y estás sola. Echaba de menos a mis padres, despertaba a mis hermanos con llamadas intempestivas.
Tuve tres trabajos porque mi sueldo de becaria era bajo, cuidaba a los hijos de un escultor español, trabajaba en ‘Pinchos’, que era un restaurante español sirviendo mesas aunque no tenía ni idea y, aunque lo pasé fatal, todo me curtió como persona.
Sabía que era un “one shoot”, una sola oportunidad y si no hacía el trabajo bien, me echaban
Cuando se estaba acercando la fecha de finalizar mi contrato me preguntaron si me quedaría, y no me lo pensé. Conseguí el puesto de Marketing Manager y fui subiendo poco a poco hasta que llegué a ser la Directora de esa oficina.
WE.- Te entregaste a tope en el trabajo, está claro que nunca te han regalado nada, lo conseguiste gracias a tu empeño y perseverancia, parece que te ponían un reto y allí ibas directa
B.- Sí, durante esa época, además de trabajar todo el día, hice también un Máster en Relaciones Internacionales, me casé, di a luz a mi hija y a los dos días estaba en clase. Tenía el trabajo de oficina, la niña, el máster…
A ello se sumaba que era un momento en que el mundo estaba cambiando porque sucede el 11M. Viví un momento en el que la geopolítica cambiaba, no se entendía ese terrorismo y lo estudiábamos al mismo tiempo que mis profesores. Mi tesis fue “Los Estados Unidos de África”, que luego fue la Unión Africana, y al mismo tiempo estaba trabajando y ayudando a los empresarios en la Cámara de Comercio. Trabajaba a todas horas sin parar y eso me ayudó para tener una disciplina de trabajo inmensa.
WE.- El ambiente femenino de la oficina en Valencia, en EE.UU también, y de esto ya hace unos años. A pesar de que la mujer ya estaba en muchos sitios, según mi apreciación, las jóvenes están recibiendo un mensaje más negativo del que nosotras teníamos, tienen un mensaje de que tienes que luchar porque al ser mujer no lo vas a tener fácil y se te niega de entrada y esto no es así
B.- Mi experiencia es que la gente vive con los miedos, yo he oído eso muchas veces… que por ser mujer tienes que trabajar más, pero creo que el mundo está mucho más equilibrado. Yo no he tenido esa sensación, y creo que cuando vales, vales, que tienes que trabajar siempre y cuando surge la oportunidad, aprovecharla. Tienes que pedirla, luchar por ella y no pensar que no puedes.
Creo que nosotras nos castramos a veces a nosotras mismas y también se está castrando a esta generación dándoles unos miedos que no son actuales. Que lo diga mi abuela vale, pero a mi hija no le digo esto nunca. Ella juega en las mismas ligas que los chicos, no tiene ese tipo de límites. Pensar que lo tengo más difícil es una creencia limitadora
Lo que realmente es más difícil es cumplir tus sueños, y en esto todos tenemos que dar los mismos pasos.
WE.- Eres madre de familia también, y por tanto, un ejemplo de que las mujeres que están en puestos directivos pueden conciliar ¿Cómo lo has hecho?
B.- También ha habido hombres machistas como en la última entrevista para acceder a la Dirección de la Cámara de Comercio de España y Estados Unidos. Después de un montón de pruebas y pasos, la última pregunta estuvo relacionada con mi maternidad seis semanas antes, a lo que yo le contesté que “Si pensaba que yo estaría allí sentada si creyera que no podría hacer este trabajo, porque si fuera así, no estaría haciéndoles perder el tiempo”. Lo estaba pasando fatal, frita a preguntas, y les dije que tenía la intención de hacer un trabajo excelente, les propuse que me probaran y si en un año no daba la talla, me invitaran a marcharme. Hay muchas personas para las que la maternidad es un hándicap y piensan que por ser madre no vas a dar lo mismo.
Para mí el orden es: Family first y Business… second. Creo que es fundamental que haya un balance entre familia y trabajo, te vas poniendo los objetivos y organizando en base a ellos.
Lo que he aprendido en la vida es que durante los primeros años laborales me machaqué mucho, era perfeccionista y quería llegar a todo y ser la mejor madre, pero aprendí a que a todo no se podía llegar con la misma intensidad: hay que priorizar, y si no podía llevar las galletas al cole de mis hijos hechas en casa, no pasaba nada, las compraba.
Muchas mujeres que tenemos que conciliar vivimos en la culpa, pero hay que huir de esa culpa porque en el fondo estamos haciendo lo que hemos decidido, disfrutar del trabajo y la maternidad… Así que no hay que quejarse de nada, pero tampoco ponerse metas inalcanzables.
WE.- Luego llegó el “momento empresaria” ¿Cómo surge?
B.- Yo no era emprendedora por naturaleza, vengo de una familia inmigrante en la cual la seguridad es muy importante. Tener un sueldo fijo y ser previsible, saber lo que voy a ganar, donde van a ser mis vacaciones… Pero vivir como empresario es vivir en una montaña rusa constante, hay muchos días en pánico y no puedes definir tu vida como antes porque si un cliente te deja de pagar todo cambia.
No fue una decisión tomada libremente, al invitarme a irme del trabajo, decidí que era el momento. Cuando lo pierdes todo te da igual, no tenía nada más que perder y di el salto, aunque con muchísimo vértigo.
Así empecé a levantarme por las mañanas, decidiendo a dónde voy, a diseñar mi vida de la manera que yo quería, fue maravilloso. No ha sido un camino de rosas, pero sí un camino de libertad y de descubrir cosas en mí que ni sabía que existían. Cuando estás reducido a una función, tu trabajo está limitado por la descripción de tus funciones, pero ahora podía hacerlo a mi manera. Esa creatividad que puedo ir metiendo en mi trabajo día a día me encanta.
WE.- La crisis económica trajo que muchas mujeres fueran invitadas a irse después de ser madres y muchas otras lo han tomado como opción para poder conciliar
B.- Creo que el mundo va también en esa dirección. El mundo laboral como lo hemos conocido hasta ahora se transforma, llega otro mundo, la tecnología va a cambiar muchas cosas, la robótica va a cambiar muchas cosas, y las estructuras económicas también van a cambiar, el dinero tal y como lo conocemos no va a ser igual, los trabajos tampoco y creo que es importante que la gente empiece a asimilar esta transformación. El fluido de información que recibimos es tan importante que no llegamos a utilizarlo.
Como sociedad tenemos un problema muy importante ya que la educación que estamos dando a estos jóvenes no es la educación que necesitan para el mundo que viene, esto está haciendo que la gente tenga más miedo
WE.- Esto es cierto y no se imparte formación que les acerque a este nuevo sistema, tú te defines como lectora empedernida, tienes además varios proyectos de bibliotecas en África, sin embargo en el mundo actual se quiere una información fácil e inmediata, la lectura se está perdiendo
B.- Como seres humanos muchas veces acabamos volviendo a la raíz, tu relación con un libro es mucho más que la información que te da. El libro es tu mejor amigo en ese momento, cuando estoy leyendo a un autor, el libro es él, los personajes, que empiezan a formar parte de mi vida, el tacto al tocar un libro, la capacidad creativa que te da, de imaginar, se pierde sin la lectura, y se va a quedar bloqueada. Por eso es tan importante que jóvenes y mayores que sigan leyendo.
Está demostrado, el que lee es porque sus padres han leído y esto es algo que hay que potenciar desde pequeños. Por ello, para mí es muy importante para estos niños, de zonas rurales de África, que nunca han visto un libro, ni un bolígrafo. Cuando les abres esta oportunidad, les encanta leer y descubren otro mundo.
Mi bisabuela fue la primera persona que me enseñó a leer, era profesora y había montado un colegio. Fue una señora Africana que por los años 50 vino a Valencia y se compró un piso. Esto ocurrió cuando yo tenía 3 años, vino a ver a mi padre y me enseñó a leer. Me acuerdo mucho de ella porque aunque yo era muy pequeña, y aunque me pegara con una regla, fue el arquitecto de mi etapa lectora. Era una sargento, y también una mujer especial, de otro mundo, porque montó un colegio que se llamaba Mujer levántate (WAISO IPOLA en nuestra lengua) en el año 68 en África. Tengo ese gran referente, y lo he recordado a raíz de mi vuelta a África, donde descubrí historias que me han ayudado a buscar puntos de referencia y enlazar con quien soy yo hoy.
Bisila nos contó la anécdota de ir con Pikolinos con balones y no había para todos pero ningún niño protestaba, allí todo lo repartían, o cuando fue invitada para hablar en un evento y los organizadores llegaron ¡Cinco horas tarde! y lo niños no se movieron, ni comieron, ni tomaron agua…Aguantándolo con estoica elegancia, sin moverse. Realmente, otro mundo para nosotros.
WE.- Cuando estuve en África me sorprendió la elegancia de muchas mujeres, en la forma de llevar la ropa y en la forma de moverse
B.- No hay nada más fashion que atarte un trapo y llevarlo bien puesto. Se lo ponen y van andando como una gacela y no necesita ni Dior, ni nada: su elegancia es natural.
Recuerdo mucho a mi abuela cuando se levantaba, se ataba su pareo, se ponía su sombrero y estaba perfecta. Yo creo que hay una dignidad que no he visto en otros países, en otros países es otro tipo de pobreza, en África son pobres pero dignos, he visto niños en puestos vendiendo que estaban dormidos, oían un coche y se despertaba con una sonrisa, sin un diente, pero sonriendo y sin protestar si compraban o no.
Puede ser que esa dignidad venga de que antes de la colonización existían reinos, la dignidad tiene un sentido histórico y cultural de pertenencia a algo más grande, de orgullo de una tierra, conocemos nuestra historia y saben que África un día fue un gran continente.
WE.- En África la mujer está siempre moviéndose, parece que es la única que se mueve
B.- No siempre ha sido así. Era una sociedad muy matriarcal pero el hombre conocía muy bien su rol en la sociedad, después del tipo de cambios actuales ellos están confusos, no lo han entendido y están perdidos. Cuando empieza la vida de las oficinas ha sido la mujer la que tira para adelante, vende, tiene el niño a la espalda, administra, lleva la bolsa en la cabeza, lo hace todo. Durante la colonización, el hombre también tenía un rol que cambió, y luego ha habido una serie de cambios que no ha sabido gestionar. Hay un problema de roles que está ya cambiando en las nuevas generaciones y se está equilibrando. Allí no hubo revolución industrial, y también hubo un tiempo de confusión, que ellos no tuvieron y van por ello van con retraso.
Por otro lado, esto no es solo exclusivo de la mujer africana, sino que para la mujer cuando tiene dinero, lo primero es la familia, por ello los fondos van a las mujeres porque son más responsables. Además todavía es una sociedad polígama, cuando tienen dinero hay que repartirlo y si el hombre tiene dinero quiere más mujeres y esto es más difícil en la sociedad actual, pon un piso a una, otro a otra… ¡Imagina!
WE.- Eres filántropa y me gustaría que nos contaras tu proyecto
B.- La tecnología ha llegado para quedarse pero hay que combinarlo bien. Mi lucha es porque haya libros y voy a intentar que lleguen a las zonas más recónditas como son áreas muy rurales donde es muy difícil tener acceso a los libros. Pero creo que las dos cosas deben combinarse.
Amo la tecnología, creo que es un mundo muy potente que da muchas oportunidades para ser competitivos en el mundo del siglo XXI, pero ¡Con un libro nunca estás solo!
WE.- Qué mensaje darías a las mujeres de España
B.- Pues creo que nunca ha habido un momento en la historia mejor para ser mujer que este, hay que aprovecharlo porque la historia no ha sido siempre tan amable con nosotras y la clave está en trabajar todos juntos porque nos beneficio a todos. Y cualquier mujer que esté arriba tiene que poner la escalera para que otra suba.
WE.- Se habla mucho de la mujer en puestos directivos, la aportación de la mujer es entrar pero no con una visión masculina de la dirección, tiene que aportar la diferencia…
B.- Efectivamente, la mujer que entra así se equivoca y algunas lo hicieron porque pensaban que para ser respetadas tenían que masculinizarse y con el tiempo se han arrepentido porque habían ido castrando sus emociones. Al querer emular un patrón lo han llevado al extremo y les ha pasado factura emocional al final. Siempre lo he dicho, la mujer no debe masculinizarse para hacer negocios porque aportamos una serie de valores. Tenemos el estigma de que se metan con nosotras porque somos emocionales, pero todos somos seres emocionales. A un niño se le enseña a no mostrar las emociones, pero no es que no las tenga, es que no le han enseñado a gestionarlas. Además, el nuevo modelo de business tiene que buscar nuevas fórmulas de trabajo, en relación a las jerarquías inamovibles, etc. La mujer tiene un olfato muy grande para ciertos temas y por ello somos complementarios.
WE.- Siempre te veo tan elegante… Imagino que te gusta la moda, ¿verdad?
B.- La persona que me había precedido en el puesto de Dirección General era elegante pero muy New York, yo, sin embargo llegué a la oficina y rompí esquemas, en verano me vestía con mis trajes africanos, me encantan las faldas, el color, la moda y me encanta sentirme bien. Yo hablo mucho del empoderamiento a través de la moda, porque una de las cuestiones que tenemos que decidir cada día es qué me pongo. Si no vas agusto con lo que llevas se nota y no puedes actuar igual. Si te sientes bien con lo que te pones y lo que llevas, te sientes empoderado y a mí me gusta sentirme cómoda dentro de lo que me gusta. Además, la moda es muy subjetiva, es un estado de ser, es como un juego y represento mi obra de teatro.
Me despido de Bisila Bokoko con el convencimiento de saber que todas tenemos las mismas preocupaciones y con la gran lección de que si sueñas, luchas y trabajas, tus sueños podrás alcanzarlos o no, pero el camino te enseñará a ser mejor y aprenderás.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: